Si en tiempos de mayor estabilidad a la actual ya resulta complejo anticipar las principales variables económicas, este año eso resulta una misión casi imposible. Campaña electoral mediante y un contexto de recesión global, la economía será en 2023 más impredecible que nunca y puede deparar una sorpresa tras otra. Aunque no necesariamente todas ellas negativas, si bien los desafíos se acumulan mes a mes, igual que los vencimientos de deuda.
En ese sentido, los primeros días de enero arrancaron con un oxígeno inesperado hasta hace tan solo unos meses en los mercados para los activos argentinos.
Las acciones estarán mucho más atravesadas por el contexto económico de desaceleración y freno de la actividad
Subidos a la ola de buen clima financiero a nivel internacional, los bonos de la deuda en dólares no paran de subir mientras que, por motivos diferentes, también las acciones atraviesan un gran momento, con una ganancia de casi 11% para el índice S&P Merval en dólares. Hasta dónde y en base a qué se sostendrán esas subas es materia de análisis constante para analistas y traders.
El panorama para la deuda es diferente de aquel que se avizora para el mercado de acciones. Mientras que operadores, analistas y bancos de inversión locales y de Wall Street prevén que se mantendrán las subas de los bonos soberanos, salvo algún episodio crítico, que nadie tampoco descarta, las acciones estarán mucho más atravesadas por el contexto económico de desaceleración y freno de la actividad, que impactará fuerte los algunos sectores más vinculados a la economía interna como la construcción o los servicios.
La fiesta, en cambio, tiene altas chances de seguir con alto volumen para los bonos en dólares, al menos durante el primer semestre del año.
Según un análisis de la consultora financiera Aurum Valores, se pueden esperar todavía subas de hasta 78% en los próximos meses para títulos de más corto plazo y de 38% y 39% para los que vencen después de 2035. El supuesto detrás de esas proyecciones es una caída de los rendimientos a niveles similares a los de fines de 2021 y se trata del más optimista de los tres escenarios que delinearon para sus clientes, con los respectivos precios y probabilidades de ocurrencia de cada uno.
El escenario que la propia firma considera más probable, sin embargo, es de “Inercia”, en el que se proyecta una tasa de retorno equivalente a la actual. En ese contexto, entonces, los bonos deberían anotar subas de 9% a 17%, con paridades por debajo de 35% en su mayoría.
En el extremo opuesto, en el escenario “Negativo” los precios caen a valores similares a los de junio/julio del año pasado, en plena crisis de la deuda en pesos. “Consideramos que los escenarios Inercia y Positivo tienen más probabilidades subjetivas de ocurrencia, en caso de que las expectativas electorales acumulen mayores chances en los candidatos de centro sin que haya atomización ni en el oficialismo ni en la oposición y en la medida que el Gobierno ejecute los ajustes comprometidos con el FMI”, aseguró el informe de Aurum, que también advirtió por la sequía: “un factor de incertidumbre externo que puede conspirar contra escenarios positivos es el impacto que podría tener la sequía en la acumulación de divisas”.
Para el mercado de acciones, en tanto, Pablo Repetto, jefe de Research y Estrategia de la consultora, consideró que los papeles vinculados a la energía todavía tienen perspectivas de muy buen desempeño, a diferencia de los bancos. Sobre el conjunto de entidades financieras sobrevuela el fantasma de su alta exposición a la deuda pública, tanto del Tesoro como del Banco Central.
En la misma línea aconsejaron a los inversores de su cartera en Patente de Valores. “Considerando que el escenario económico futuro se presenta desafiante debido a las inconsistencias macroeconómicas acumuladas, creemos que las empresas con capacidad de exportación serían las que mejor podrían soportar un debilitamiento de la economía doméstica”, sostuvo en su última recomendación, en la que asoció papeles como Ternium y Aluar, además de las petroleras.
En el polo opuesto se encuentran aquellas compañías de sectores “cuya producción no puede colocarse en el mercado exterior y que podrían sufrir en mayor medida el impacto de las condiciones económicas” más severas. Por caso, menciona Patente, los datos provisorios de los despachos de cemento difundidos la semana pasada marcaron un récord anual pero también una fuerte caída mensual que indicaría una posible debilidad.
“Otros sectores domésticos, tales como bancos y empresas de servicios públicos, quedarían mayormente expuestas a un peor contexto económico local”, cerró.
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