Dólar y macro en 2023: por qué el invierno marcará una vez más el año económico argentino

La menor y más tardía liquidación de divisas agroindustriales y las compras de gas pesarán decisivamente sobre el saldo comercial y el tipo de cambio. El calendario a tener presente

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El frente de la sede
El frente de la sede del Ministerio de Economía (EFE/David Fernández)

Así como los saltos del tipo de cambio de pesos por dólar en los mercados no regulados y la inflación marcaron el pulso de la economía en 2022, los analistas destacan que ambas variables volverán a ser decisivas este año. En el caso del valor de la divisa, además, se anticipa una cuestión de tiempos.

Del lado de la oferta de dólares, la etapa más complicada será el primer semestre pues, a diferencia de campañas normales, este año la liquidación del sector agroexportador será menor y rezagada respecto de los ciclos normales; mejoraría recién hacia septiembre, para cuando los factores político-electorales llevarán meses de vigencia.

Del lado de la demanda, el Gobierno espera achicar la cuenta de importaciones energéticas -en particular, de gas-, para lo cual es clave la inauguración del primer tramo del “Gasoducto Presidente Néstor Kirchner”, prevista para el 20 de junio, Día de la Bandera y víspera del inicio del invierno, que permitiría aumentar la provisión de gas de la formación Vaca Muerta y reducir las compras de gas a Bolivia -por gasoducto- y de Gas Natural Licuado (GNL) vía buques “metaneros”.

El Gobierno espera achicar la cuenta de importaciones energéticas -en particular, de gas-, para lo cual es clave la inauguración del primer tramo del “Gasoducto Presidente Néstor Kirchner”

Pero el frío no sabe de calendarios o inauguraciones. La demanda residencial de gas para calefacción aumenta desde fines de abril, por lo cual -en el mejor de los casos- durante unas 6 a 8 semanas deberá cubrirse con más importación.

Algunos números

Un ejercicio sobre la demanda y oferta de dólares de Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, precisa, de hecho, que el balance cambiario 2023 arrojaría un saldo negativo de USD 7.760 millones, básicamente por los efectos de la sequía sobre la actual campaña agrícola y de la aplicación en 2022 del “dólar soja”, que adelantó exportación de producto y liquidación de divisas.

De hecho, si bien las exportaciones agroindustriales de este año serían unos USD 4.000 millones inferiores a las de 2022, en el caso de la liquidación de divisas la diferencia, en menos, sería de USD 11.000 millones. Julio Calzada y Tomás Rodríguez Zurro, de la Bolsa de Comercio de Rosario, explicaron en un estudio que en 2022 la liquidación de divisas del agro superó en unos USD 3.000 millones la exportación efectiva pues las versiones 1 y 2 del dólar soja hicieron que parte de los dólares generados por lo que se exportará en los primeros meses del 2023 ingresara antes. Por eso el año cerró con récord histórico de liquidación de agrodivisas en el “Mercado Único y Libre de Cambios” (MULC), USD 6.000 millones más que el récord previo de 2021.

El estudio de la Bolsa
El estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que el volumen de exportación de cereales y oleaginosas será 27% inferior al de 2022

Para 2023, en cambio, “se prevé que la liquidación de divisas del agro baje en una magnitud mayor a la caída en las exportaciones efectivas, precisamente por lo mencionado”, dicen los analistas. La agroexportación pasaría de USD 41.500 a 37.500 millones, pero la liquidación de divisas de USD 44.000 a 33.000 millones, unos USD 11.000 millones menos.

La liquidación mensual de agrodivisas sería hasta julio inferior a la de 2022

La menor producción agrícola estimada, por efecto de la sequía, menguada por el “uso propio” para semilla y consumo en chacra dejaría un volumen de exportación de cereales y oleaginosas 27% inferior al de la campaña pasada, como puede verse en el cuadro de arriba. Los buenos precios internacionales vendrían en auxilio, pero no alcanzarán para evitar la caída del monto en dólares.

Mes a mes

Además, la distribución mensual de liquidación de agrodivisas sería atípica, como también lo fue la de 2022, con picos en septiembre y diciembre. “Para 2023 puede apreciarse que los primeros meses del año quedarían por debajo de lo obtenido en igual mes de los últimos años, debido a los efectos de los PIE I y PIE II (dólar soja 1 y 2). Pero con el comienzo de la nueva campaña gruesa se recuperaría, retornando a niveles similares a los de los últimos dos años”, escribieron Calzada y Rodríguez Zurro. Así, como muestra el gráfico adjunto, la liquidación mensual de agrodivisas (línea roja) sería hasta julio inferior a la de 2022 (y volvería quedar por debajo entre agosto y octubre, y otra vez en diciembre) y recién hacia septiembre empardaría la del mismo mes de 2021.

La liquidación de agrodivisas no
La liquidación de agrodivisas no solo sería inferior, sino que tendría un importante rezago mensual respecto de campañas normales

Según Aurum, “no hay sector que pueda suplir esa falta de oferta”. Pero sí es posible que en el período postelectoral (hacia fin de año) se produzca un ajuste de precios relativos importante, lo que demoraría la liquidación de divisas de este (el sector agroindustrial) y otros sectores”. En resumen, concluye, la situación de divisas del Banco Central se presenta “muy desafiante”.

En base a una serie de supuestos estándar sobre los precios y el impacto de la inauguración del gasoducto, Repetto estima que el saldo de la cuenta corriente con el resto del mundo pasaría así de un superávit de casi USD 4.000 millones en 2022 a un déficit de USD 5.000 millones en 2023. Y agrega: “Creemos que el FMI, que ha sido extremadamente complaciente para evaluar el cumplimiento del programa en 2022, continuará en esa tesitura merced a una decisión geopolítica que busca preservar el orden político local”.

Tampoco descarta el economista que se consigan fondos adicionales de organismos y/o bancos centrales o supranacionales para mitigar los efectos de un shock (“posible” y de “alto impacto”) que generaría mayor zozobra sobre el estado precario de la macroeconomía”.

Aunque cese la sequía y
Aunque cese la sequía y no haya más "dólar soja", ambas condicionarán los resultados de 2023 en exportaciones y liquidación de divisas

Asimismo, el informe no excluye la posibilidad de nuevas versiones de dólar diferencial. El problema, advierte, es que los productos de exportación que permitirían conseguir ingresos de divisas significativos (como “dólar maíz” o “dólar carne”) impactan la “mesa de los argentinos”. Nuevas versiones del dólar soja serían esperables, pero no cambiarían el ritmo de liquidación anual “porque los stocks ya han sido en su mayor parte consumidos con las versiones 1 y 2″.

Cabe acotar además que el “dólar tecno” anunciado el 3 de octubre último por el ministro de Economía, Sergio Massa y el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk, fue reglamentado, mediante las resoluciones 268 y 292, del 14 y el 19 de diciembre pasado. La última norma crea la “Certificación de empresas argentinas de la Economía del Conocimiento”.

Desde el entorno de Sujarchuk contaron a Infobae que recién hacia marzo se podrá tener “un primer pantallazo” del impacto del programa. Cuando se lanzó el “dólar tecno”, el propio gobierno estimó que por esa vía las exportaciones podrían aumentar de unos USD 7.600 millones en 2022 a USD 10.000 millones en 2023, mejora muy por debajo de lo que mermaría la liquidación de divisas del agro.

Massa, Sujarchuk (a su derecha)
Massa, Sujarchuk (a su derecha) y miembros del equipo económico, cuando se anunció el "dólar tecno" (NA)

En ausencia de ingresos adicionales de organismos, bancos centrales u otras fuentes de financiamiento, considerando que el flujo neto del FMI en 2023 es negativo y con pagos de deuda corporativas que seguirían siendo deficitarios, el stock de reservas de divisas en el Banco Central caería casi USD 8.000 millones (las sumas y restas arrojan la cifra negativa de USD 7.760 millones), unos USD 5.000 millones por el déficit de la cuenta corriente cambiaria y casi USD 3.000 millones por la cuenta financiera”, estima el informe de Aurum. Tal escenario abriría el paso a “soluciones ad hoc, que el FMI resiste por “distorsionadoras” y porque se opone a la aplicación de tipos de cambio múltiples, aunque ya “perdonó” (vía waivers) la aplicación del dólar soja.

Recalculando

En cuanto a las importaciones energéticas, el déficit del sector sería inferior al de 2022, pero seguiría pesando negativamente en el saldo de divisas. Si bien el gobierno ratificó la inauguración del GPNK para junio, a fines de 2022 estimaba que sería necesario importar unos 30 buques de GNL a la terminal de regasificación en Escobar y prescindir del buque regasificador, en el puerto de Bahía Blanca. Sin embargo, el secretario de Hidrocarburos, Federico Bernal, admitió recientemente a Infobae que la declinación de la producción de Bolivia “está siendo analizada y seguida muy de cerca” y que se estudia retener la operación de regasificación en Bahía Blanca “como reaseguro durante los meses de temperaturas más bajas”.

Un informe de la consultora
Un informe de la consultora Economía y Energía estimó los costos de la provisión de gas, incluida la oferta local, la importación desde Bolivia y el arribo de buques con GNL

Si bien no hay estimaciones sobre cuál sería la cuenta de las compras de gas, en su último informe mensual la consultora Economía y Energía, que dirige Nicolás Arceo, estima que el costo promedio de abastecimiento de gas en el “Punto de Ingreso al Sistema de Transporte” (PIST) sería de USD 5,2 el millón de BTU, combinando un precio promedio de 2,9 de la provisión local, a través del “Plan Gas”, de USD 4,5 del gas de Bolivia y de USD 42,1 del GNL (ver gráfico, arriba). Para este último precio, el informe consideró el promedio entre los precios futuros de los marcadores TTF (Title Transfer Facility, terminal de GNL holandesa) y JKM (Japan/Korea Market, el mercado de GNL más importante de Asia), al mes de octubre, vísperas del próximo invierno boreal.

A favor y en contra

La situación internacional, mientras tanto, emite señales a favor y en contra:

A favor juega el moderado invierno europeo, que hizo que los precios del gas y de la energía en general caigan a los niveles más bajos desde el inicio de la guerra en Ucrania, aunque se estima que pasado el actual invierno los países europeos seguirán comprando GNL para reponer las existencias, en vistas del invierno siguiente. El cambio en la anatomía y tiempos del mercado internacional del gas conspirará así, de modo persistente, sobre la práctica que tenía la Argentina de comprar “en contraestación”, a precios bajos, mientras no logre el autoabastecimiento invernal.

En contra, al menos durante 2023, jugará la política monetaria de la Reserva Federal de EEUU: la reciente publicación de las minutas del Comité Federal de Mercado Abierto confirmó que la entidad aún ve riesgos de “inflación persistente” y seguirá poniéndole presión a los demás bancos centrales y monedas del mundo. En diciembre la Fed había atemperado su impulso, al aumentar en 50 puntos la tasa básica (luego de 3 subas consecutivas de 75 puntos). Las minutas sugieren que la tasa (hoy en el rango de 4,25 a 4,50%) continuará aumentando.

Neel Kashkari, presidente de la
Neel Kashkari, presidente de la Fed de Minneapolis, uno de los bancos del sistema de la Reserva Federal, escribió en un medio especializado que a su juicio el nivel de tasa en que la Fed debería “pausar” sus aumentos sería del 5,4%, un punto por encima de la tasa actual

Peor aún, Neel Kashkari, presidente de la Fed de Minneapolis, uno de los bancos del sistema de la Reserva Federal, escribió en un medio especializado que a su juicio el nivel de tasa en que la Fed debería “pausar” sus aumentos sería del 5,4%, un punto por encima de la tasa actual. La “pausa”, escribió Kashkari, sería hasta que la Fed esté absolutamente segura de que le quebró el espinazo a la inflación y esta se encamina nuevamente a la meta del 2% anual.

“Tasas alcistas en EEUU junto a las dificultades que tendrá Argentina para pagar la deuda en dólares hacen inviable la tenencia a largo plazo de bonos soberanos en moneda dura. Es clave ir rápido al equilibrio fiscal primario, de lo contrario habrá dificultades para salir al mercado de capitales y hacer frente a los vencimientos que operan a partir de 2025″, dijo Ignacio Morales, analista de Negocios Financieros de Wise Capital, a Infobae.

La palabra prohibida

Según el informe de Repetto, el jefe de Research de Aurum, “para evitar el déficit de divisas en 2023 la medida de fondo adecuada sería un ajuste cambiario que el gobierno se resiste ejecutar”. Habrá que ver, agrega, si el clima y su efecto sobre la cosecha le permiten tensar tanto la cuerda para pasar al próximo mandato el peso de hacerse cargo de los ajustes de precios relativos postergados por más de dos años”.

En los últimos 3 años frente a una tasa de inflación general del 291%, el tipo de cambio oficial aumentó 168% y el “blue” 351% (Abeceb)

Esa distorsión de precios relativos, que un reciente informe de la consultora Abeceb llamó “economía bipolar”, se refleja en las enormes diferencias de variación de precios acumuladas en los primeros 3 años del gobierno de Alberto Fernández. Contra una inflación general del 291%, el tipo de cambio oficial aumentó en ese período 168% y el “blue” 351%, con casos extremos como las tarifas públicas, que solo subieron 65% y el azúcar, con un pico de 490 por ciento. Las variables más retrasadas seguirán pujando por reacomodarse.

Un informe de Abeceb sobre
Un informe de Abeceb sobre la "economía bipolar" graficó la enorme dispersión de precios acumulada en los primeros 3 años del gobierno de Alberto Fernández

Así las cosas, a diferencia de junio de 1959, cuando Álvaro Alsogaray, el ministro de Economía que las fuerzas armadas le habían impuesto al gobierno de Arturo Frondizi, llamó a apretar los dientes y “pasar el invierno”, ahora el desafío es llegar al invierno (y también pasarlo) soportando la escasez de dólares.

En cuestión de efemérides, sin embargo, más ominoso es el hecho de que Massa asumió Economía y anunció sus primeras medidas como ministro un 3 de agosto, el mismo día en que, en 1988, se había lanzado el “Plan Primavera” que culminó en las llamas hiperinflacionarias de 1989.

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