Brecha salarial: pese a las políticas de género, la diferencia entre lo que cobran los hombres y las mujeres es la más alta en 10 años

A pesar de la búsqueda de equidad en el mercado laboral, persiste una amplia diferencia de ingresos, que alcanzó 27% en 2022. Por qué se sostiene la tendencia y cómo impacta en el mercado laboral

La diferencia de ingresos entre hombres y mujeres llega al 27%

A contramano del espíritu de época que promueve la equidad de género en todos los ámbitos pero esencialmente laboral, la brecha salarial entre hombres y mujeres es cada vez mayor en la Argentina, según lo indican las estadísticas oficiales. De hecho, un informe de la Dirección General de Estudios y Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo reveló que en 2022 la diferencia llegó a su punto máximo en la última década.

En detalle, las estadísticas muestran que al primer trimestre de 2022 (aún no se publican datos más recientes), el ingreso medio de los ocupados hombres era de $70.811 brutos, mientras que el sueldo medio de las mujeres era de $51.674, lo que implica una diferencia de 27%.

Analizando la evolución histórica de la brecha, se encuentra que en los últimos diez años nunca hubo una diferencia tan alta como la registrada en 2022. De hecho, habría que remontarse al 2008 para encontrar una diferencia más grande.

La brecha es igualmente significativa entre los asalariados. Los datos oficiales del Ministerio de Trabajo indican que en 2022 había una diferencia de 26% entre el sueldo medio de los varones ($74.601) y el de las mujeres ($55.172). Al igual que en el caso anterior, habría que retroceder hasta 2008 para dar con una diferencia mayor.

Más tiempo buscando empleo

Más allá de las brechas salariales, hay otros puntos de análisis que reflejan la desigualdad entre hombres y mujeres. Sirve de ejemplo la tasa de “intensidad de desocupación”, que muestra cuánto tiempo pasan las personas buscando un puesto de trabajo.

Según los datos del Ministerio de Trabajo, el 33,5% de las mujeres que se encontraban desocupadas en el primer trimestre de este año llevaban más de un año buscando trabajo, mientras que el 10% llevaba entre seis y doce meses en esa condición.

En el caso de los varones, en cambio, solo un 22,8% de los desocupados lleva más de 12 meses buscando un empleo. La mayor parte de los desempleados del género masculino lleva menos de tres meses buscando un puesto de trabajo (61,5%).

Eso indica que los hombres tienden a encontrar trabajo en menor tiempo que las mujeres.

Participación en cargos de jerarquía

Hay otros dos aspectos abordados por el informe de Trabajo que confirman la desventaja de las mujeres en el mercado laboral. Uno de ellos es la “clasificación de la tarea” que realizan los trabajadores.

De acuerdo con los datos proporcionados por el Gobierno, el 31,2% de las mujeres realizan tareas que no requieren calificación, en tanto que la proporción de hombres que se desempeñan en esa clase de actividades baja a 17,2 por ciento.

Para los expertos, hombres y mujeres tienden a cobrar lo mismo en determinados puestos de trabajo, pero el sexo masculino tiene mayor presencia en cargos jerárquicos.

Además, solo un 2,9% de las mujeres ocupa cargos de jefatura. En el caso de los hombres, la cantidad de ocupados con clasificación de “jefe” asciende a 4,3 por ciento.

Es importante aclarar que ninguna de las diferencias mencionadas se explica por supuestos bajos niveles de formación de las mujeres. De hecho, los datos oficiales más recientes indican que del total de mujeres activas en el mercado laboral, el 31,6% tiene estudios universitarios completos, una estadística que baja al 18,5% en el caso de los varones.

De hecho, esa diferencia se traslada también a la población ocupada. El 33% de las mujeres que tienen trabajo cuentan con formación terciaria, contra un 18,9% de los hombres. Aún así, las brechas salariales se siguen siendo favorables al sexo masculino.

Otro punto preocupante es que el 29,7% de las mujeres que se desempeña en el mercado informal tiene estudios universitarios completos o incompletos. En el caso de los varones, solo el 18% de quienes trabajan en la informalidad han alcanzado ese nivel de estudios.

“Hoy se ve que son más las mujeres las que terminan la universidad, pero a la hora de la asignación de puestos jerárquicos y mayor remuneración, se elige más a los hombres” (Ariet)

Paula Pía Ariet, economista y directora de Gestión Consultores, confirmó que existe una gran diferencia en las posibilidades que se la asignan a las mujeres, lo que va generando esta brecha salarial.

“Hoy se ve que son más las mujeres las que terminan la universidad, pero a la hora de la asignación de puestos, en las condiciones jerárquicas, donde hay mayor potencialidad y mayor remuneración, se elige más a los hombres”, puntualizó.

Coincidió Jorge Day, economista del Ieral (Fundación Mediterránea), quien aseguró que la brecha salarial entre hombres y mujeres no se debe a un tema de capacidad en absoluto.

Los especialistas concuerdan en que las brechas de ingresos no se deben, en general, a que en un mismo puesto se le paga más a los hombres que a las mujeres, sino que se atribuye a que los cargos mejor pagos suelen estar reservados para el género masculino.

A eso se suma que hay cargos mal remunerados que son usualmente ocupados por mujeres. “Hay que tener en cuenta que muchas mujeres se dedican a la docencia, que es justo uno de los rubros en los que se pagan peores salarios, en relación al resto de las actividades”, ejemplificó Day.

El rol en la familia

Otro aspecto que para los expertos tiene una alta incidencia en la brecha salarial, es el papel que la mujer ejerce en su familia. “En muchos casos ellas toman la decisión de dedicarse a criar a sus hijos y después les cuesta mucho la reinserción laboral. Es como volver a empezar desde cero”, comentó Ariet.

“Además, muchas mujeres toman la decisión de trabajar, pero con menor carga horaria, lo que se traduce en menor salario”, agregó.

Para Day, en familias donde trabajan los dos (padre y madre), cuando hay problemas de algún tipo con los hijos suelen ser las mujeres las que se ocupan de resolverlo. “Los empresarios ven esta situación y por eso se inclinan por contratar hombres y pagarles más. Obviamente es un problema cultural que se debe resolver”, enfatizó.

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