La Copa del Mundo que la Selección argentina de fútbol ganó en Qatar 2022 sigue dando que hablar. Esta vez, en Project Syndicate, uno de los portales de política y economía globales más prestigiosos, en el que suelen escribir premios Nobel, políticos, economistas, intelectuales y artistas de todo el mundo, Mario Blejer, expresidente del BCRA, exfuncionario del FMI y exdirector del Centro de Estudios sobre Banca Central del Banco de Inglaterra, se refirió a las “lecciones” que la victoria del equipo nacional le deja a un país que –dice– “hace medio siglo sufre de una crónica inestabilidad económica”.
Para romper ese ciclo interminable, subraya Blejer, “los argentinos deben aprender de la dedicación, tenacidad y respeto de las reglas del juego” que mostraron Scaloni, Messi & Cía.
Un país bifronte
Según Blejer, el desempeño económico argentino contrasta notablemente con su “excelencia” en otros rubros. De un lado, “el país es considerado una oportunidad económica perdida, que lleva décadas de crisis en crisis, derrochando activos valiosos que podrían haberlo vuelto muy próspero”. Del otro, “tiene una larga historia de nutrir y mantener talentos de primer nivel”.
El éxito de la Selección y de Lionel Messi, insiste, dista de ser una anomalía, pues fue precedido por 5 apariciones argentinas en finales mundiales y un título histórico, en 1986, liderado por Diego Maradona. Pero el talento argentino, subraya el extitular del BCRA, trasciende los deportes; ha producido gigantes de la literatura como Jorge Luis Borges, músicos de excelencia como Daniel Baremboim y pioneros de la medicina como René Favaloro.
Claramente, prosigue el economista, la Argentina tiene un gran capital humano y “en teoría” debería ser una economía próspera, pero sufre recurrentes crisis macroeconómicas. La mejor explicación, alega, es su incapacidad para ganar y sostener competitividad sin tener que implementar periódicamente grandes devaluaciones. Estas pueden llevar a ganancias de corto plazo, pero el único modo de ser realmente competitivo es mejorar productividad y rentabilidad, lo que a su vez requiere inversión, avance tecnológico, un sistema legal que funcione y certidumbre sobre las reglas del juego, dice Blejer. Pero el país no proveyó a los inversores un ambiente así ni protegió los derechos de propiedad.
Más bien lo contrario, enfatiza Blejer: “en los últimos 50 años el gobierno intervino crecientemente en la economía revirtiendo privatizaciones e imponiendo nuevos impuestos y controles cambiarios que abrumaron la inversión extranjera y otros canales de desarrollo”. Como ejemplo, cita que rígidas leyes laborales y el avance los sindicatos sobre las empresas dañó el crecimiento del sector privado y que esos impedimentos ayudan a explicar por qué la economía argentina es menos competitiva que su potencial, pese a la emergencia de empresas como Mercado Libre y de la floreciente industria sojera.
Talento for export
Pero, prosigue Blejer, son casos aislados; muchos argentinos terminan emigrando a países donde sus habilidades son más apreciadas y la Selección de fútbol es un claro ejemplo. Casi todos juegan afuera, pero son felices de ser llamados y ponerse la albiceleste. Sin embargo, escribe, “mientras el gobierno a regañadientes ha aceptado el status de los jugadores como héroes nacionales y como modelos, muchos en la izquierda populista consideran a sus compatriotas expatriados como traidores”.
El país es considerado una oportunidad económica perdida y lleva décadas de crisis en crisis, Del otro, tiene una larga historia de nutrir y mantener talentos de primer nivel
Para alentar la inversión, estimular el crecimiento y alcanzar el verdadero potencial, los políticos argentinos deberían introducir reformas de mercado, dice Blejer, quien trae a colación los resultados de la Argentina en el más reciente Ranking de Competitividad Mundial que elabora el IMD, un prestigioso centro de Management e Investigación con sede en Suiza: en la versión 2022, la economía argentina figura en el lugar 62 sobre 63 países, superando solo a Venezuela y detrás de Mongolia y Sudáfrica. En las ediciones 2020 y 2021 la economía argentina ocupó el penúltimo lugar, también delante de Venezuela, y en la de 2019 el antepenúltimo, delante de Mongolia y Venezuela.
Lo que hace falta para ganar
También en eso el fútbol ofrece lecciones valiosas, dice Blejer, resaltando la falta de interferencia política en la selección de los miembros del equipo nacional, ya que si bien la polarizada política argentina se refleja también en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), “dueña” de la selección, los jugadores fueron elegidos por un manager profesional no politizado, como Scaloni. Esta falta de interferencia, alega el economista, fue crucial y fue posible porque los argentinos se sienten partícipes del éxito de la Selección.
Además, agrega, hay que recordar que no siempre la selección argentina fue exitosa. Le llevó 36 años encontrar el liderazgo y manejo necesarios para ganar una Copa del Mundo. Evitar la interferencia política fue crucial, pero igualmente importantes fueron el profesionalismo de los jugadores, el respeto por Scaloni y Messi, por ellos mismos y por las reglas del juego.
A la selección argentina le llevó 36 años encontrar el liderazgo y manejo necesarios para ganar una Copa Mundial. Evitar la interferencia política fue crucial, pero igualmente importantes fueron el profesionalismo de los jugadores, el respeto por Scaloni y Messi, por ellos mismos y por las reglas del juego
Para romper su círculo de crisis macroeconómicas y recuperar competitividad la Argentina podría inspirarse en la Selección, dice Blejer. El orgullo y sentimiento de pertenencia, la tenacidad y perseverancia que demostraron los jugadores luego de haber perdido el primer partido del Mundial contra Arabia Saudita, afirma, son cruciales para que la Argentina construya una economía próspera y haga el mejor uso de su talento.
Argentina, concluye, debe aprender de sus errores, pero también puede aprender de sus éxitos.
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