El mercado cambiario cierra el año a dos velocidades. Mientras se disparan las cotizaciones alternativas del dólar, el Banco Central desacelera el ritmo de devaluación del dólar oficial que alcanzó en las primeras semanas del mes el nivel máximo de suba. Así, a pesar de que el titular del Banco Central, Miguel Pesce, sacó el pie del acelerador en las últimas jornadas, el avance del tipo de cambio oficial le ganará en diciembre a la inflación, por segundo mes consecutivo. El hecho es inédito para la concepción económica del kirchnerismo, que ubica a la suba del dólar como la principal variable que determina el nivel de inflación sin considerar los factores que a su vez personan el precio del billete.
Los últimos 11 meses fueron, en este sentido, una demostración práctica de lo incompleto de esa mirada: aún sin una devaluación brusca, la inflación promedio del año se ubica en 5,8% mensual, el registro más alto en décadas. Paradójicamente, el primer mes desde que asumió el gobierno de Alberto Fernández en el que la suba del dólar le ganó a la suba del IPC, la inflación se ubicó marcadamente a la baja, con una reducción mayor a un punto porcentual respecto de octubre. Para diciembre, la expectativa oficial es que el índice de inflación vuelva a consolidarse en torno a 5%, estimación que varias consultoras privadas empiezan a considerar viable de la mano de una relativa mayor estabilidad en el precio de los alimentos.
De confirmarse esas mediciones, no sólo el dólar avanza por encima del resto de los precios de la economía sino que las tasas de interés quedan cómodamente en terreno real positivo. Otro “nunca visto” en el manual de economía kirchnerista.
Tan poco habitual resulta de que, a pesar de que en diciembre la suba del dólar oficial se ubicaría por encima de la inflación por segundo mes al hilo, para la consultora Equilibra “no es una tendencia que se mantendría”. De acuerdo a una retrospectiva de los últimos 20 años, aportada en su último informe, en promedio el tipo de cambio real multilateral suele apreciarse un 3,7% en años electorales y 6,1% en años de elecciones presidenciales.
“El Banco Central desaceleró el ritmo del crawling-peg del tipo de cambio oficial desde 7% a principios de diciembre hasta 5,5% en las últimas ruedas, mientras que las cotizaciones alternativas pegaron un salto de entre 2,5% y 7,5% esta semana y la brecha rozó 100%”, sostuvo Equilibra, que identificó los tres factores que motivaron la desaceleración de la macrodevaluación diaria por parte del Banco Central como los motivos que impulsaron las subas del dólar libre en sus diferentes variantes.
Entre los primeros, se encuentra la baja de la inflación, las tasas de interés reales positivas (las Leliq pagan una tasa de 6,3% mensual y también el fuerte ingreso de divisas producto de la segunda ronda del “dólar soja” , por el que se liquidaron USD 3.035 millones y el BCRA pudo comprar por USD 2.188 millones.
Entre los segundos, es decir, los motivos que recalentaron el precio de la divisa en el mercado financiero e informal, la clave parece estar en la expectativa de un “verano caliente” en el mercado financiero y cambiario por la escasez de divisas en un contexto fiscal y monetario que se vislumbra por demás complejo.
“El desafío fiscal y monetario del primer bimestre de 2023 es significativo: el Tesoro afronta vencimientos de títulos en moneda extranjera por USD 1.115 millones y en pesos por $ 2,5 billones, mientras que la reversión de la estacionalidad de la demanda de dinero hará que el BCRA tenga que esterilizar más de $ 1 billón para que el excedente de pesos no presione a los mercados financieros”, advirtió Equilibra. Para Massa, entonces, el próximo invierno queda muy lejos, primero tendrá que pasar el verano.
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