Deuda en pesos: Massa armó un colchón para enfrentar vencimientos de $ 8,2 billones en seis meses de 2023

En el primer semestre vencen $8,2 billones, con alta concentración en marzo y abril. Al desafío de renovar más alla de julio se suma la exigencia del FMI de ampliar el financiamiento en el mercado

El ministro de Economía, Sergio Massa, obtuvo ayer $326.000 millones en el mercado doméstico.

Tal como esperaba el mercado en la previa a la última licitación de deuda del año, el ministro de Economía, Sergio Massa, logró fondos adicionales para empezar a construir el colchón de pesos imprescindible para afrontar las necesidades financieras del próximo año. Con un bajo nivel de vencimientos, ayer el ministro consiguió $326.000 millones, que se suman a los $370.000 millones extra que había logrado en la operación anterior. La contrapartida de esa recaudación en el mercado doméstico es la presión cada vez mayor y cada vez más temprana durante el próximo año para renovar los compromisos de la deuda en moneda local.

Es que la consigna que manda entre los inversores es el cortísimo plazo para financiar al Tesoro, menor a los 180 días, lo que hace que la “pared de vencimientos” que se acumuló para julio de 2023 empiece a equipararse con las obligaciones pendientes para los meses anteriores.

Tras la operación de ayer, el Gobierno cierra el año con un calendario de vencimientos por delante que asciende, solo en los primeros seis meses del año a $8,2 billones, a lo que se suman casi $2 billones más en julio. Las dos “torres” de compromisos, tal como lo describen en la secretaría de Finanzas, más altas se concentran en marzo y abril. La estrategia de Finanzas será ofrecer nuevos canjes, tal como los que se implementaron, en agosto -que fue exitoso- y en noviembre, cuyos resultados encendió todas las alarmas al exponer la reticencia del sector privado a prestarle al Gobierno.

En el bimestre marzo-abril, Economía deberá refinanciar $3,7 billones pero no sólo eso: de acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario publicadas tras la última aprobación de las metas la semana pasada, no sólo se deberá cumplir con la renovación sino que se debería obtener financiamiento adicional por el equivalente a 3% del PBI. El objetivo luce por demás ambicioso, particularmente en un año electoral que ya genera incertidumbre respecto del manejo futuro de esa deuda -de ahí los plazos tan cortos, previos incluso a las PASO- y con un mercado que, a juzgar de los analistas financieros, exhibe signos de saturación.

Desde el Banco Central, el titular de la entidad, Miguel Pesce asiste al Tesoro "liberando" liquidez.

“El perfil de vencimientos que tiene por delante el Tesoro con el sector privado y el nivel de roll over que requiere el FMI para cumplir con las metas fiscales y monetarias será muy estresante para un mercado de deuda en pesos que ya exhibe saturación” opinaron desde la consultora de finanzas Aurum Valores, donde señalaron que los compromisos con el sector privado “proyectando inflación y CER, los vencimientos de 2023 equivalen al 4,5% del PIB esperado para 2023″, por lo que consideró “voluntarista” el cálculo de los técnicos del Fondo respecto de las posibilidades de ampliar ese financiamiento.

La cuestión es fuente de incertidumbre y eventual inestabilidad financiera. Si bien es cierto que lo abultado del resultado de las licitaciones permitió a Massa evitar la asistencia monetaria del Banco Central vía adelantos transitorios, lo cierto es que de todos modos el BCRA mantiene un rol central en el financiamiento al Tesoro, con fenómeno expansivo. Ocurre que para lograr captar fondos adicionales a lo que venció, entre el Central y Economía coordinaron un nuevo movimiento: la autoridad monetaria “liberó” liquidez por $260.000 millones alojada hasta ese momento en Leliqs y pases bancarios. Con un premio en la tasa de interés, los bancos migraron de la deuda del BCRA a la deuda del Tesoro.

A esa emisión indirecta, se suman las intervenciones durante diciembre en el mercado secundario de bonos, por otros $250.000 desde principios de mes, a lo que se agregan los $200.000 emitidos para la compra de DEGs remanentes. En total, proyecta Aurum, la emisión directa e indirecta totaliza en el último mes del año $710.000 millones.

La cifra da cuenta de lo que complejo que puede resultar para el Gobierno no sólo obtener financiamiento genuino en la plaza local sino meramente refinanciar las obligaciones a partir del segundo semestre. Sin ir más lejos, para Wise Capital, “el 2023 termina entre abril y junio” a la hora de las inversiones en pesos. “Creemos que en todo 2023 habrá cumplimiento, sin embargo lo más sano es colocar a corto plazo e ir decidiendo sobre la conveniencia o no de renovar”, apuntó Ignacio Morales, analista de Negocios Financieros de la firma de inversiones.

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