El fuerte incremento del dólar tendría una razón poco habitual en este cierre de 2022, según la lectura que hacen en el Gobierno. Se trata del acuerdo de intercambio de información tributaria que se firmó con Estados Unidos, que está generando fuerte presión alcista en los circuitos informales. Esta razón sería la principal para hacer saltar fuerte al dólar libre, que en apenas una semana pasó de $ 325 a $ 355, una suba de más de 9%. En el mes la suba ya supera el 12%.
En el ministerio de Economía interpretan que el salto de las últimas jornadas no obedece a expectativas negativas ni a factores macroeconómicos. Lo que habría detrás es en realidad la decisión de muchos inversores de cerrar sus cuentas no declaradas en Estados Unidos, antes que efectivamente se ponga en marcha el convenio firmado con el Tesoro norteamericano.
Esos ahorristas se traen las divisas a la Argentina y luego precisan comprar billetes para dejar en cajas de seguridad o en otro lugar seguro. A tal punto aumentó la demanda que algunos días incluso fue difícil conseguir el efectivo.
La demanda por traer fondos a la Argentina hizo volar el costo del “cable”, es decir lo que cuesta ingresar divisas a la Argentina a través del mercado informal. Ese costo se fue a casi 5%, lo que refleja una fuerte demanda por traer dólares, pero sin pasar por circuitos oficiales. Lo paradójico es que no se trata de traer fondos para volcar a la producción o para invertir, sino simplemente para mantener fuera del control estatal y no pagar impuestos, como Ganancias y sobre todo Bienes Personales.
Pero además de una mayor demanda de billetes, al mismo tiempo en el circuito informal empiezan a notar menos oferta, sobre todo por los cambios que se implementaron a favor de los turistas extranjeros. Ahora, quienes pagan con tarjeta de crédito del exterior ya no perciben el tipo de cambio oficial, sino el dólar financiero, es decir se les reconoce un dólar cercano a $300.
Esto provocó que cayera la oferta de dólares billete en el mercado informal de manera bastante marcada en los últimos días. La contracara es que el dólar MEP quedó casi 5% abajo del dólar libre, algo que no había sucedido en todo el año.
La medida adoptada hace cerca de un mes por el ministro de Economía, Sergio Massa, tardó en implementarse por problemas de coordinación entre el Banco Central y las principales emisoras de tarjeta de crédito. Pero esto se terminó de subsanar la semana pasada y ahora los turistas ya pueden usar los plásticos en vez de efectivo para conseguir una mejor cotización. Este factor redujo la oferta en el mercado informal, justo en un momento de incremento de la demanda, tanto por motivos estacionales (vacaciones) como relacionados a estrategias tributarias (acuerdo de información con Estados Unidos).
Nada indica, sin embargo, que el tipo de cambio corra riesgo de espiralizarse. Todavía falta mucho para las elecciones presidenciales y el proceso tradicional de dolarización empieza sobre finales del primer semestre. Por otra parte, la posibilidad de un cambio de signo político podría jugar a favor y no en contra de una mayor estabilidad cambiaria y también de los activos financieros locales.
De hecho, no deja de resultar sorprendente que el ajuste del tipo de cambio se haya producido en medio de una fuerte suba en la cotización de las acciones y también en la paridad de los bonos. Por lo general, los procesos de fuertes aumentos del tipo de cambio indican mayor incertidumbre, que va de la mano de caídas en los precios de los activos locales, lo que claramente no sucedió en esta oportunidad.
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