Dos preguntas se hacen los que quieren invertir: ¿Por qué no sube el dólar? ¿Por qué los bonos de la deuda externa son la mejor inversión? Una economía con una inflación de 100% anual provoca situaciones y resultados con variadas respuestas. Nadie puede explicar lo que va en contra de las leyes económicas, al menos temporalmente.
La primera respuesta al atraso del dólar la da el informe diario del analista financiero Andrés Reschini. “La calma se debe en mayor medida a las tasas. Hoy tenemos la de Política Monetaria en poco más de 107% efectiva anual y la que paga el Tesoro llegó a 117% en la última licitación. Están en terreno positivo frente a la inflación. Con las innumerables restricciones cambiarias y estas tasas, lograron una relativa calma por ahora, pero todavía no aparece un plan de estabilización serio y que dé un sendero confiable a largo plazo”.
Para Salvador Vitelli, experto en agronegocios, “es obscena la intervención del Banco Central sobre el bono GD30C (cable) a 48 horas (el que se utiliza para operar los dólares contado con liquidación). Sobre el final de la rueda redujeron el precio en pesos para impedir una suba importante. En el GD30D (dólares) en el último minuto apareció una orden compradora a 0,5% por encima del último precio operado. Fue una intervención para marcar un precio del dólar MEP algo más sostenido, pero que fue bastante inferior al que cotizó durante toda la rueda. Así maquillaron la cotización”.
El MEP es uno de los dólares más pedidos por los productores de soja y estuvo toda la rueda en alza. Cedió sobre el final y terminó con una baja de $2,14 (-0,7%) en $322,87. El contado con liquidación logró subir $1,37 (+0,4%) a $332,95. El “blue” bajó $1 a $325. Los negocios fueron los habituales y sumaron USD 201 millones.
En la plaza mayorista, el dólar ajustó 65 centavos a $ 174,28 porque sumó la devaluación del peso por el feriado del martes.
Los exportadores de soja liquidaron USD 154 millones, pero el Banco Central retuvo solo USD 52 millones, el resto lo revendió a importadores y empresas que tienen vencimientos con el exterior.
“El BCRA retuvo 34% de lo que le liquidaron. De esta manera, el promedio ponderado de retenciones, desde que comenzó la segunda fase del dólar soja, bajó a 53% que es un promedio muy inferior al de la primera etapa cuando alcanzó a 65%. Estamos yendo a un ritmo de liquidación que está 67% abajo respecto del esquema anterior. Si lo proyecto, el resultado es que a fin de diciembre no se llegará a la meta de suba de USD 3.000 millones de las reservas que estimaban y comprometieron con el FMI. Pero se aproxima una enorme emisión de pesos por el maíz, ya que pronto vence una fuerte cantidad de toneladas de la posición diciembre a las que hay que fijarle precio”, señaló Vitelli.
Las reservas padecieron los pagos al FMI y bajaron USD 746 millones a 39.052 millones. Cabe aclarar que los pagos sumaron 914 millones, pero a las reservas retornaran USD 688 millones que corresponden a la cancelación de REPO, que es una operación de compra y venta de títulos. Estos dólares volverán a las reservas en forma de una nueva operación.
En tanto, los bonos de la deuda siguieron en alza. Los Globales 2035 aumentaron 2,1% y los 2038, 3,67%. El resultado fue una caída del riesgo país de 44 unidades (-2,1%) a 2.080 puntos básicos que perforó el piso de 2.100 que tenían en la primera parte de junio pasado.
La Bolsa se sumó a la euforia de los bonos con negocios récord de $7.089 millones que superaron ampliamente las operaciones en ADRs -certificados de tenencia de acciones y ETFs que cotizan en las Bolsas de Nueva York- que alcanzaron a $6.805 millones. Es una circunstancia extraordinaria que los negocios en acciones superen a los ADRs.
En estas circunstancias, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 4,36% en pesos y 3,9% en dólares. Lo más destacado pasó por los bancos donde Francés aumentó 13,9%, seguido de Galicia con 9,25% y Macro con 8,95%.
Entre los ADRs lo más destacado estuvo en las empresas de energía. Transportadora Gas del Sur subió 7,4% y Edenor, 5,6%.
La paz debe sortear una prueba de fuego a partir de la semana que viene cuando las empresas dejen de demandar pesos y los inversores deban elegir entre cubrirse con dólares o seguir apostando a las tasas de interés.
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