El informe se conoce desde hace más de un mes -Infobae lo publicó 15 días antes de que empezara el Mundial- pero ayer hizo furor en los medios. Un economista inglés de la Universidad de Surrey, Marco Mello, afirmó que la economía del país que se corona campeón de la Copa del Mundo de Fútbol crece 0,25% adicional en los dos trimestres siguientes a la coronación por el efecto expansivo que genera el Mundial.
Si eso fuera así, el PBI de la Argentina estaría a las puertas de recibir un empuje adicional, eventualmente justo a tiempo para evitar el ingreso a una fase recesiva que ya se insinúa pero que se profundizaría, precisamente, en el primer semestre de 2023. Sin embargo, economistas argentinos y consultoras que miden expectativas empresarias dan por tierra con la chance de que se cumpla, en estas tierras y en el actual contexto económico, el pronóstico de Mello.
“Ese estudio se basa en una mayoría de países muy distintos, contiene muchas salvedades y, sobre todo, está hecho en años en que el mundo era muy diferente, incluyendo 2018″, afirmó por caso el director de la consultora Analytica, Ricardo Delgado.
La tesis del economista inglés, desarrollada en su paper titulado “Una patada al PIB: el efecto de la victoria en la Copa Mundial de la FIFA” (A kick for the GDP: the effect of winning the FIFA World Cup), se basa en el análisis de datos de la OCDE a partir de 1961 según los cuales “aplicando tanto un diseño de estudio de eventos como una estrategia sintética de diferencias en diferencias, el análisis muestra que ganar la Copa Mundial de la FIFA aumenta el crecimiento del PIB en al menos 0,25 puntos porcentuales en los dos trimestres siguientes”.
Aunque alentadora para el Gobierno, esa conclusión luce, a los ojos de los expertos locales, muy difícil de traspolar al escenario económico actual de la Argentina. Por el contrario, los especialistas señalaron que, a priori, fue más costoso para el país llegar a la final que lo que hubiera sido volver en primera ronda tras el partido con Polonia. Ese regreso prematuro e infeliz hubiera evitado el salto inédito para la época del año de salida de dólares en concepto de turismo, incluso a pesar de la implementación del dólar Qatar que ayer cotizó a $360. Los datos oficiales del drenaje se conocerán recién el mes próximo.
De todas maneras, no es ése el único argumento, ni el principal, que hace a los economistas argentinos descartar una mejora derramada del Mundial. “Ninguna empresa va a cambiar sus planes ni lanzar proyectos de inversión porque se haya ganado el Mundial. No se puede pensar que va a haber más construcciones, por ejemplo, o que va a haber más demanda de títulos del Tesoro“, sostuvo el socio de la consultora Equilibra, Martín Rapetti, quien consideró que ninguno de los desafíos que tiene la economía en lo inmediato puede capitalizar alguna mejora gracias al campeonato.
En términos similares lo explicó Delgado. “Para empezar, son trabajos econométricos que trabajan con series de tiempo, a nivel transversal entre países, en diferentes momentos, en un mundo que no es el de 2022, tiene sus complicaciones. Básicamente lo que dice el paper es que el crecimiento adicional se produce por el sector externo, por incremento de exportaciones gracias al atractivo que genera el país ganador de la Copa. Pero el problema acá es que el país que ganó la Copa del Mundo tiene cepo y restricciones cambiarias y un sector externo muy maniatado. Eso hace que sea muy poco atractivo a los fines de hundir capital para un proyecto exportador concreto, más allá del efecto Messi”.
En cambio, lo que sí puede ocurrir, acuerdan otros analistas, es un impacto marginal y acotado en el tiempo, producto de la mejora del humor social y una mayor predisposición al consumo, en los casos en que existe margen para el bolsillo. El titular de la consultora Scentia, Osvaldo Del Río, que mide cuantitativa y cualitativamente el consumo semana a semana, consideró que es improbable que se cumpla el crecimiento del PBI al que alude el estudio aunque destacó algún efecto durante el mes en el consumo. “Hubo más reuniones, más encuentros, ese nivel de consumo sí pudo haber recibido un impacto”, afirmó Del Río, quien anticipó que la medición preliminar del consumo en supermercados de noviembre arrojará un dato postivo, potencialmente influenciado por el fenómeno Mundial.
Lo que parece claro es que, mientras todo indica altamente improbable un crecimiento económico post Mundial, al menos sí se verifica por estas horas un cambio de humor social alejado de la protesta y los piquetes que contribuye a descomprimir la tensión económica, aun cuando todas sus variables sigan indicando que la economía sigue en terapia intensiva.
“Puede haber un efecto en el margen, los consumidores más predispuestos a gastar por el buen humor social y lo que sí es un efecto claro, es la descompresión de la protesta social. El clima es de alegría en un fin de año que venía muy complejo”, opinó Rapetti.
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