Emisión cero: las estrategias del Tesoro para cumplir la promesa de no pedir auxilio al BCRA

Tras el buen resultado de la mega licitación de deuda en pesos, se confirmó que no habrá nueva asistencia directa del Banco Central para financiar el déficit. Sin embargo, el mercado detecta mecanismos indirectos con efecto similar

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Foto de archivo - Fachada del edificio del banco central de Argentina (BCRA) en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. Dic 7, 2021. REUTERS/Agustin Marcarian
Foto de archivo - Fachada del edificio del banco central de Argentina (BCRA) en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. Dic 7, 2021. REUTERS/Agustin Marcarian

El resultado de la mega licitación de títulos públicos realizada el miércoles, en la que se obtuvieron más de $785.000 millones despejaron, a pesar de las altas tasas convalidadas, los peores fantasmas respecto a las dificultades de refinanciación de la deuda que enfrentaba el Gobierno. Alejaron también la expectativa del mercado respecto a la necesidad de asistencia al Tesoro por parte del Banco Central, en la forma de adelantos transitorios (AT). El ministro de Economía, Sergio Massa, ratificó ayer que cerrará el programa financiero del año sin recurrir a nuevos adelantos transitorios de la autoridad monetaria, lo que analistas y consultores privados daban por descontado sería imposible evitar.

Aunque ahora reconocen que no habría más AT por este año, incluso cuando todavía existe un margen disponible en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario, los suspicaces de siempre en el mundo de las finanzas advierten sobre algunos factores, expansivos en términos monetarios, que podrían haber contribuido al resultado de la licitación y que, en la práctica, implican “emisión indirecta”.

Concretamente, identificaron tres mecanismos que podrían haber aportado liquidez para renovar vencimientos y obtener financiamiento adicional. En primer lugar, la participación de organismos públicos, particularmente bancos, que antes de comprar los nuevos títulos en oferta con vencimiento entre marzo y julio del próximo año, descargaron en el Banco Central parte de sus tenencias en cartera. La compra de títulos en pesos por parte del BCRA tiene como contrapartida altos niveles de emisión, que en el mercado se calculan en unos $470.000 millones desde octubre. Este mecanismo tiene un efecto expansivo y esa liquidez debe ser reabsorbida por la propia autoridad monetaria vía las célebres Leliqs.

Sin embargo, en esta oportunidad se habría producido, según la mirada de expertos en el manejo de las finanzas públicas, un movimiento novedoso. Aún cuando la demanda de los bancos se concentra en aquellos títulos habilitados para integrar encajes (la porción de los depósitos de los ahorristas que por regulación prudencial las entidades financieras deben inmovilizar), los bancos que aportaron fondos frescos al Tesoro, lo habrían hecho con los pesos de las Leliq. Es decir, desarmaron posiciones en el instrumento que el Central utiliza para esterilizar el exceso de pesos para orientarlo a financiar al Tesoro. “Es relativo eso de que no necesita emitir. Lo vamos a reconfirmar el martes con las planillas oficiales pero hubo bancos que bajaron stock de Leliqs para participar de la licitación y eso tiene un efecto expansivo monetario del que nos vamos a enterar el martes”, explicó el jefe de Resarch de Aurum Valores, Pablo Repetto.

En tercer lugar, Economía recurrió a una operatoria que ya había implementado en mayo el ex ministro Martín Guzmán, vinculada a los DEGs, la moneda del FMI, que el organismo giró al país en el marco de la ampliación de capital instrumentada el año pasado para asistir a los países miembro en la lucha contra las consecuencias de la pandemia. A cambio de un giro de $200.000, el Banco Central le compró el martes al Tesoro los DEGs remanentes de aquella asignación. La maniobra también genera emisión con efecto expansivo, aun cuando en ese caso existe respaldo en moneda dura.

Lo mismo ocurre con la aplicación del dólar soja. La medida por la que los exportadores del grano liquidarán hasta fin de año la cosecha retenida a un tipo de cambio de $230 obliga al Central a una fuerte emisión, en función del volumen ingresado. En los doce días hábiles de diciembre, el BCRA volcó una emisión neta superior a los $270.000 millones que, otra vez, cuenta con respaldo en moneda dura. Al mismo tiempo, el dólar soja aporta a vía retenciones una ayuda adicional al financiamiento del déficit fiscal hacia fin de años. Si se cumple la proyección oficial de USD 3.000 millones de liquidación, independientemente de cuánto sea capaz de retener el Central para fortalecer reservas, el Tesoro contará con una contribución de unos $160.000 millones para cerrar las cuentas.

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