El ministro de Economía, Sergio Massa, enfrenta este martes una prueba difícil. Ante una de sus periódicas licitaciones de deuda en pesos con las que busca conseguir financiamiento privado para cubrir parte del déficit se encuentra frente a un mercado que es reticente a prestarle dinero. Y con vencimientos por más de $400.000 millones para cubrir, la necesidad de lograr el mejor resultado posible es clave para evitar desequilibrios mayores en el ya de por sí complejo mercado de pesos.
En la licitación de hoy, el secretario de Finanzas Eduardo Setti necesita refinanciar $411.513 millones en vencimientos de deuda en pesos emitida en el pasado que vence en las próximas horas. Ese es el monto mínimo de deuda nueva que debe colocar si quiere pagar los vencimientos con liquidez provista por privados. Si consigue menos que eso, deberá recurrir a las cuentas del Tesoro para devolver todo ese dinero a los tenedores de las letras y bonos que llegan a término. Probablemente, de hecho, esas cuentas no alcancen y deba pedir al Banco Central que emita dinero sin respaldo para poder cubrir esos pagos.
Pero ese mínimo ni siquiera es suficiente. Además, Economía necesita que el mercado les preste mucho más que esa cifra si es que quiere cumplir el programa financiero acordado con el Fondo Monetario Internacional y que incluye un mix de financiamiento monetario –emisión del Banco Central– y de financiamiento de mercado –deuda colocada a privados. Una estimación de Portfolio Personal Inversiones (PPI) calcula que necesita conseguir entre $220.000 millones y $240.000 millones más de lo que vence para cumplir ese objetivo. Si no los consigue, otra vez, la diferencia se tendrá que cubrir con más emisión del Banco Central.
Entonces, un vencimiento grande y difícil de cubrir, más la necesidad de superar con creces lo que vence hacen de la operación sea delicada. Problemas en el mercado de deuda en pesos se traducen rápido en exceso de pesos en el mercado financiero que buscan algún destino. Y ese destino suele ser, casi siempre, la demanda de dólares financieros que puede impulsar hacia arriba a las cotizaciones financieras como el contado con liquidación y el dólar MEP.
Eso mismo le pasó al ahora ex ministro de Economía, Martín Guzmán, en junio pasado. En ese momento, la venta masiva de bonos en pesos por parte de privados y la ausencia de prestamistas a la hora de colocar nueva deuda forzó al Banco Central a salir a comprar los bonos que nadie quería y emitir en poco tiempo $1,3 billones de pesos. Esa marea de pesos se tradujo rápido en un salto de la brecha cambiaria, en un fogonazo inflacionario y, semanas más tarde, en la renuncia del primer ministro de Economía de Alberto Fernández.
Y un proceso similar aunque más lento empezó a darse a medida que los vencimientos de nuevas letras y bonos empiezan a caer cerca de las elecciones presidenciales 2023 y el cambio de Gobierno, ya que nadie quiere quedarse con papeles de deuda que sufran algún cambio de reglas en el nuevo período de Gobierno.
Para intentar administrar ese riesgo, Setti saldrá hoy a la cancha a ofrecer 8 papeles distintos, entre bonos y letras.
En primer lugar, se ofrece una Letra de Liquidez del Tesoro (Lelite) a 14 días, sólo para fondos comunes de inversión, con tasa del 69% nominal anual. También reabre una Letra ajustada por CER (Lecer) ya emitida y que vence el 21 de abril 2023, que tendrá el desafío de avalar tasas de más del 5% sobre CER. También reabre las Letras a Descuento (Ledes) con vencimiento el 31 de marzo de 2023 y 28 de abril de 2023, para las que se esperan tasas por encima del 110% nominal anual. Por otro lado, también se amplía el bono Bocan 2027, dirigido a bancos, que los usan como alternativa a mantener encajes que rinden cero. Por último, se ofrecen tres alternativas dollar-linked distintas, dos reaperturas de títulos ya existentes que vencen en abril y julio próximos y un tercero con plazo a abril, exclusivo para importadores registrados ante la AFIP y Aduana.
Este último es la sorpresa del menú. “Claramente, esta es la sorpresa de último momento y, probablemente, haya surgido de alguna negociación con el sector”, especuló PPI.
Trabajo previo
Aún antes de la licitación en sí, Finanzas y el Banco Central estuvieron trabajando para achicar el tamaño de un desafío que a priori luce demasiado grande. Operadores del mercado relatan que en las últimas ruedas se vio a la entidad conducida por Miguel Pesce comprar bonos y letras que vencen en estas horas. La hipótesis de los operadores es que le compra a entidades públicas –Anses y otros– con el objetivo de generarles la liquidez suficiente como para comprar nuevas en la licitación de hoy.
“Hubo una operación de $25.000 millones ayer de TV23 al precio al que compraba el Banco Central en el secundario; sumando las compras recientes de la Lecer a enero ($75.000 millones) podría suponerse que en las últimas ruedas el Central le dio salida a entidades públicas por un monto de alrededor de $100.000 millones, imaginamos que con el objetivo de ayudar en la subasta de hoy”, consignó la consultora 1816 en un informe.
“No es más que una hipótesis, pero que cierra”, agregó el reporte privado.
Al comprar bonos y letras a entidades públicas el Banco Central permite que haya demanda en la licitación de hoy sin participar de la misma, algo que tiene impedido por las metas del FMI.
No fue el único movimiento. La semana pasada, según revelaron datos monetarios oficiales hechos públicos ayer, el Banco Central emitió $200.229 millones para comprar divisas al Tesoro. Se deduce que lo que compró Pesce son Derechos Especiales de Giro que el Tesoro recibe del FMI y otros multilaterales. Es un truco para financiar déficit: lo habitual es que, por un lado, el Tesoro le venda al Central esas divisas y, luego, las use las divisas para pagar vencimientos de deuda. Usa dos veces los mismos dólares, una maniobra con muchos antecedentes.
Así, en el dial en el que define el mix de financiamiento monetario –emisión de pesos– y financiamiento de mercado –colocación de deuda– la aguja ya se estuvo moviendo en dirección a más emisión monetaria desde antes de la licitación de hoy.
Como esperanza positiva, mientras tanto, aparece una variable más. El dólar soja que inyectó millones de pesos en manos de la cadena sojera puede aportar su granito de arena.
“Ayudado por la mayor liquidez del plan soja 2.0, la liquidez de encajes de los bancos (reapertura del TB27) y por una participación mayor de organismos públicos, gobernaciones e intendencias, es probable que el Tesoro se acerque a cubrir los pagos totales”, especuló PPI.
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