Noah Mamet es conocido por haber sido embajador de los Estados Unidos en la Argentina, cargo que ocupó entre 2015 y 2017. Pero su relación con el país continúa ahora a través del negocio del vino: Mamet desarrolló una bodega boutique en el Valle de Uco, en la provincia de Mendoza, donde ya produce 6.000 botellas por año, un número que prevé duplicar en 2023.
Los vinos producidos por Mamet se venden con la marca Gran Diplomat en hoteles y restaurantes de lujo en Buenos Aires y recientemente comenzaron exportarse al Sur de California, lugar de nacimiento del ex embajador. El próximo desafío será llegar a Miami, donde los vinos, en sus versiones Malbec, Pinot Noir y Rosé, ya están en etapa de prueba en hoteles y restaurantes.
— ¿Cómo fue creciendo su negocio de vinos en estos cuatro años?
— Mi objetivo es continuar invirtiendo y creciendo, este año duplicamos la producción de 3.000 a 6.000 botellas. Ahora estamos vendiendo en el Sur de California, en restaurantes, hoteles, resorts y wine stores. La idea no es producir en gran cantidad y estar en todos lados, sino ser un producto más boutique. La buena noticia es que les encanta el producto. Estamos trabajando con un distribuidor. En Estados Unidos no es fácil comercializar vinos, hay muchas licencias. Con Alejandro Bulgheroni (el empresario petrolero que preside Pan American Energy Group y se expandió al negocio vitivinícola) estamos explorando la posibilidad de abrir un wine lounge en el Sur de California. Ojalá suceda a principios del año que viene.
— ¿Vive entre Buenos Aires y los Estados Unidos?
— Disfruto volver a la Argentina y estar en Buenos Aires para la Copa del Mundo es maravilloso. La mayor parte del tiempo vivo en California, viajo mucho y vuelvo al país tres o cuatro veces por año, a Buenos Aires y Mendoza. Hace días vimos el último partido de la Selección Argentina con mi amigo José Zucardi en una vinería muy elegante que se transformó en un bar deportivo. Todos enloquecieron por el partido.
— No debe ser fácil instalar una marca de vinos argentinos en California
— A los americanos les gusta el Malbec y los vinos de la Argentina. Producimos un rosé, que es muy popular especialmente en California donde la gente quiere explorar ese tipo de vinos de diferentes partes del mundo. El año próximo vamos a empezar con Cabernet Franc. Quiero seguir invirtiendo en la Argentina. Este año se vendieron muy bien nuestros vinos en Don Julio y el Hotel Hyatt, entre otros, y también están haciendo pruebas en otros hoteles, como Faena y Four Seasons. La idea es llegar el año próximo a Miami.
— ¿Cuáles son las diferencias entre invertir en la Argentina y en otros países?
— Creo que hay que tener una visión a largo plazo en la Argentina. Si ves a largo plazo, soy optimista pero el corto plazo es complicado. El tipo de cambio es un desafío que creo que se van a ir resolviendo; para los exportadores es muy duro cuando dependés de cierto tipo de cambio, pero creo que se pueden encontrar maneras de sobrevivir y crecer. Si tenés un gran producto que se puede exportar ayuda a superar algunos de los desafíos. También la logística es un desafío: el vino sale de Mendoza a Buenos Aires o Chile y luego va a algún lugar en el Norte de California donde es almacenado y luego transportado al Sur de California. Hay mucho desafío en la logística, pero lo estamos resolviendo.
— ¿Cuál cree que es hoy la imagen del vino argentino en el mundo?
— Es muy buena. Hay líderes como Bulgheroni, Catena Zapata, Zucardi, Susana Balbo y la gente está muy interesada en los vinos argentinos. Eso va a continuar creciendo. Desde Valle de Uco la exportación va a continuar creciendo mucho en los próximos 5 años
— ¿Y qué potencial exportador tiene la Argentina?
— Depende del tipo del producto. Por el tipo de cambio, el desafío para productores depende si te pagan en dólares o pesos; es una gran diferencia. Depende de la industria, pero quiero ver más exportaciones argentinas. Trato de mantenerme alejado de la política y produzco mi vino, pero pienso que el futuro mejorará para las exportaciones. Este año hubo una oportunidad para la agricultura en general por la guerra en Ucrania. La Argentina podría exportar más pero el clima no ayudó y la sequía ha sido muy dura. El embajador Marc Stanley disfruta su trabajo y trabaja muy duro para apoyar a la Argentina e incrementar el comercio bilateral. El negocio del vino va a crecer y veo la expansión en Mendoza, se está convirtiendo en algo mucho más grande de lo que yo veía hace algunos años, cuando vivía acá.
— ¿Sigue trabajando como consultor para compañías e inversores?
— Sí, ayudando a las compañías que quieran expandirse en los Estados Unidos y ayudando a empresas estadounidenses con proyectos en América Latina. Estoy en el consejo directivo del Latin American Program del Wilson Center, que preside el dueño de Arcos Dorados, Woods Staton. Esa es otra cosa que me mantiene involucrado con Latinoamérica.
— ¿Dónde hay hoy más oportunidades?
— Seguro en tecnología, telecomunicaciones y agronegocios. También estoy en el consejo de administración de DirecTV Latinoamérica y vemos crecimiento en la región.
— ¿Cómo nació la idea de tener su propia bodega?
— Siendo de California estuve muchas veces en Napa y Sonoma. Y hace 20 años conocí Toscana, en Italia, que es mi lugar favorito en el mundo. Cuando vine a la Argentina como embajador, uno de mis primeros viajes fue a Mendoza y descubrí Valle de Uco, con las grandes montañas de los Andes y donde la cultura del vino es muy especial. Entonces me dije que en el futuro iba a tener una pequeña producción para regalar a amigos y familia, pero luego me empezaron a preguntar donde comprar mis vinos y pensé en tenerlos en 10 o 20 lugares en Buenos Aires. Ese fue el primer paso; el segundo es California: nos va bien y estamos felices. También me gusta promocionar y hablar de la Argentina.
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