El hombre clave en la negociación del acuerdo del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la Argentina en 2018, David Lipton, dejó su cargo como asesor especial de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Se trataba de uno de los colaboradores más cercanos a Yellen en varios temas globales y, en particular, mantuvo la supervisión sobre la relación con el gobierno de Alberto Fernández.
La agencia Reuters afirmó que “David Lipton, uno de los asesores más cercanos de la Secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, que ha contribuido a dar forma a la política económica internacional, dejará su cargo”, según informó el Departamento del Tesoro.
“El ex funcionario del Fondo Monetario Internacional ha sido asesor de asuntos internacionales de Yellen durante los dos últimos años, después de que saliera de su jubilación.
“Será insustituible para el departamento, pero me siento increíblemente afortunada de haber contado con su asesoramiento”, dijo Yellen en un comunicado.
“Durante ese tiempo, David ha ayudado a dar forma a nuestra agenda internacional a través de un amplio conjunto de desafíos - desde la recuperación de la pandemia a nuestra respuesta a la guerra de Rusia contra Ucrania.”
Lipton, de 69 años, también ayudó a asegurar un acuerdo histórico sobre un impuesto mínimo global y a avanzar en el límite de precios del G7 sobre el petróleo ruso, dijo el departamento del Tesoro.
Lipton conoce a la Argentina desde los 80, cuando formó parte de las misiones del FMI al país en la compleja “década perdida” mientras el país permanecía en un estado de semi-cesación de pagos durante la dictadura militar y el gobierno de Raúl Alfonsín. Siempre le resultaban curiosos y simpáticos los grafitis que había en las paredes porteñas en protesta de la presencia de estas misiones, como aquel que indicaba “Fuera cerdócratas del FMI”.
La devaluación de Brasil que Menem no conocía
Luego se transformó en subsecretario del Tesoro durante la administración de Bill Clinton por 5 años, donde cumplió un rol clave en la crisis de los países asiáticos, mientras observaba con un ojo crítico el desarrollo de la convertibilidad en la Argentina, sobre todo a partir de la devaluación brasileña de 1999.
El 13 de enero de 1999, a las 7 de la mañana, se reunió con el presidente Carlos Menem junto con el titular del FMI, Michel Camdessus; su par del BID, Enrique Iglesias; el secretario del Tesoro, Robert Rubin; el ministro Roque Fernández, el delegado argentino ante el Fondo, Guillermo Zocalli, y el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Carlos Silvani.
Tras un breve intercambio de palabras amigables, Rubin rompió la armonía del desayuno con una pregunta:
—Señor presidente, quisiera saber si usted muy sinceramente piensa que Brasil puede llegar a devaluar el real.
Menem ni siquiera se esforzó en consultar con su mirada a Roque y le respondió:
—Eso no puede ocurrir de ningún modo.
Golpeado por la sucesión de las crisis de México, Asia y Rusia, el funcionario norteamericano se atrevió a retrucar a su invitado:
—Bueno, hechos inesperados pueden ocurrir de un momento a otro.
Dos horas más tarde, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso anunciaba una devaluación cercana al 9%, luego de cinco años de estabilidad cambiaria.
Tras pasar por el Citigroup y Moore Capital, Lipton fue Asistente Especial del Presidente y Director Principal de Asuntos Económicos Internacionales del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos y del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en la Casa Blanca.
Su regreso al FMI y la negociación con la Argentina
El economista con un doctorado en Harvard que formó equipo con Jeffrey Sachs, volvió al Fondo en 2011, pero como el número 2 del organismo que en ese entonces lideraba Christine Lagarde, con quien desarrolló una muy buena y complementaria relación: la abogada francesa se focalizó en la agenda diplomática y política y el economista norteamericano en las cuestiones técnicas y el manejo del staff del organismo
En este contexto tuvo que lidiar con la compleja relación que había con el gobierno de Cristina Kirchner por la manipulación de las estadísticas públicas, que provocaron una sanción inédita en el FMI en 2013 con una moción de censura que obligó al equipo económico de Axel Kicillof a negociar ciertos cambios que no se concretaron hasta el final de ese mandato, ya que la normalización del Indec llegó con el gobierno de Mauricio Macri.
A mediados de marzo del 2018 Lagarde aterrizó en Buenos Aires con su segundo, David Lipton, y el auditor regional, Alejandro Werner, para participar de la reunión de ministros del G20, presidido ese año por la Argentina.
La sensación de satisfacción de Macri por liderar el G20 contrastaba con la preocupación de sus ministros por los crecientes problemas de la economía. Mientras Lagarde transmitió en público un mensaje muy positivo, su equipo no compartía su optimismo, aunque tampoco creía que la suerte del gobierno de Macri estaba echada y no consideraba necesario otro acuerdo con el país que había firmado su último convenio en 2003 con Néstor Kirchner. Sin embargo, tuvo que negociar uno cuando al país se le volvió a cerrar el acceso al mercado voluntario de capitales el segundo trimestre del 2018.
El acuerdo del 2018
En un mensaje televisado, Macri anunció el 8 de mayo que la Argentina volvería a solicitar ayuda financiera “preventiva” al FMI tras 15 años, para “hacer frente a esta nueva situación internacional de “suba de tasas y del petróleo, y la devaluación de monedas”, tras la fuerte escalada del dólar en las últimas jornadas, que había tocado un pico de 23 pesos.
Al día siguiente, una delegación encabezada por el ministro Nicolás Dujovne y algunos funcionarios de Economía y del Central –pero sin su presidente, Federico Sturzenegger- aterrizó en Washington y, sin descansar, fue derecho al edificio Fondo, donde el staff le dejó en claro que no había ninguna chance de que la Argentina recurriera a una línea preventiva.
En el primer encuentro, Lipton estaba contrariado por la filtración del Gobierno de la posibilidad de acceder a una suma determinada y de carácter preventivo y, en la segunda, Dujovne insistió con sus argumentos ante Lagarde al afirmar que el problema de la Argentina era fiscal y transitorio, por lo que era necesario evitar el default y el cepo. Sin embargo, se firmó una línea tradicional, a través de un préstamo stand by, consistente con la historia negativa en términos de pago de su deuda.
Lipton tuvo fuertes enfrentamientos con el presidente del BCRA Luis Caputo en torno de la política de intervención del mercado cambiario, ya que el Fondo quería que fuera bastante restrictiva. Sin embargo, en Washington destacan que el número 2 del Fondo mantuvo una actitud muy positiva para que el acuerdo con el país se mantuviera on track, al menos hasta las elecciones primarias de agosto del 2019 en la que Alberto Fernández derrotó a Macri.
En octubre del 2019, el ministro Hernán Lacunza viajó a la asamblea anual del FMI en Washington porque el organismo decidió frenar los desembolsos hasta que el potencial reemplazante de Macri dejara en claro qué quería hacer con el programa firmado un año antes. Lacunza se encontró primero Lipton –quien fue ratificado en su cargo por el gobierno de Donald Trump- y luego pidió ver a Kristalina Georgieva, recién nominada como reemplazante de Lagarde.
Adiós al FMI, regreso al Tesoro
La economista búlgara, en su primera reunión como jefa del Fondo, se cruzó hasta el edificio del Banco Mundial, ubicado frente al del FMI y le repitió al ministro el mismo mensaje que Werner y Lipton: necesitaba certezas de la oposición sobre qué querían hacer con el programa firmado en 2018 y, mientras tanto, no habría más desembolsos.
Cuando Georgieva se hizo cargo del Fondo Lipton fue desplazado porque la ex vicepresidenta de la Comisión Europea y del Banco Mundial quería asumir el control absoluto del organismo y se sentía opacada por la figura del economista, quien se retiró, al igual que otros funcionarios que firmaron el acuerdo del 2018 con la Argentina.
Sin embargo, cuando Yellen asumió como secretaria del Tesoro con el gobierno de Joe Biden, rescató a Lipton como su asesor especial y nuevamente la Argentina se coló entre los temas a seguir por este economista respetado por su extensa carrera en el sector público y privado de EEUU.
De hecho, se reunió con el ministro Martín Guzmán para dialogar sobre la compleja negociación del nuevo acuerdo con el Fondo, que recién se concretó en marzo de este año, pese a que en Washington le habían dado señales al Gobierno de que había espacio para firmarlo antes si la Argentina presentaba un programa económico serio.
Cuando Guzmán renunció y pasó el breve interinato de Silvina Batakis, el nuevo ministro Sergio Massa comenzó a utilizar su influencia en la capital norteamericana para normalizar la relación con EEUU y logró reunirse con Yellen, con una foto que fue relevante tanto para lograr más desembolsos de los bancos multilaterales como para concretar esta semana el valioso acuerdo de intercambio automático de información tributaria con el IRS.
El paso al costado de Lipton del Tesoro para algunos significa su jubilación, mientras que, quienes lo conocen de cerca, creen que este hombre nacido en 1953 en Boston nunca se retirará del todo.
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