Como todos los meses, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social publicó su Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), estudio que mide las expectativas del sector empresario sobre diferentes aspectos del mercado laboral. En esta oportunidad las empresas consultadas describieron un escenario con algunos aspectos positivos, pero con varias señales de alerta.
En detalle, el 93,9% de las firmas encuestadas (el relevamiento se hizo en octubre) aseguró que mantendrá su planta de personal en los próximos meses y el 4,6% indicó que aumentará la dotación. En tanto, el 1,5% planea reducir su planta de personal.
En principio se podría pensar que las condiciones parecen estar dadas, al menos en la teoría, para que el empleo privado mantenga su tendencia alcista. Como informó Infobae, en septiembre se incorporaron cerca de 25 mil personas al mercado formal privado y ya se acumulan 21 meses consecutivos de crecimiento en el país. Sin embargo, la proporción de empresas que busca ampliar su planta de personal es preocupantemente baja en comparación con períodos de mayor estabilidad económica.
Mercado expectante
Si bien la EIL muestra una ventaja a favor de las empresas que buscan ampliar su datación de personal, el economista Raúl Mercau advirtió que este escenario se podría traducir en un “mantenimiento de los puestos de trabajo” y no en un crecimiento del mercado laboral.
“La economía ha venido creciendo a buen ritmo, pero es probable que los estudios estadísticos de octubre, noviembre y diciembre muestren una desaceleración de la mejora o incluso un empeoramiento. Sin duda incidirá la aceleración del proceso inflacionario, que puede resentir el consumo, y el problema de abastecimiento de algunos insumos, debido a la falta de dólares”, apuntó.
“Es un escenario de esperar y ver. Por eso no hay valores más elevados, ni en las intenciones de contratación ni en la disminución de empleo”, agregó Mercau.
También se mostró cauteloso Jorge Day, economista del Ieral (Fundación Mediterránea). “Observando el historial, ha aumentado la intención de contratar más trabajadores, pero no al nivel observado entre 2012 y 2017, que fueron años de gran crecimiento. Por otra parte, han disminuido las expectativas de reducir personal”, apuntó.
Day coincidió en que la mejora que se observa en las estadísticas es producto del aumento del nivel de actividad durante la primera parte del año. “Eso explica que bajaran las intenciones de reducir personal, pero dada la incertidumbre, no son muy altas las expectativas por aumentar la dotación de trabajadores”, advirtió.
Qué esperar para 2023
Para los expertos, nada hace pensar que el escenario podría volverse más favorable el año que viene. Por el contrario, anticipan que la profundización de los problemas macroeconómicos podría llegar a revertir la situación actual.
“Para que una economía crezca se requiere inversiones, las cuales necesitan de menor incertidumbre y mayor financiamiento. Tampoco debiera haber brecha cambiaria ni restricciones para enviar ganancias al exterior”, analizó Day.
Para el economista, es claro que no están dadas las condiciones para que Argentina tenga un alto nivel de inversiones en 2023, por ende, no espera gran crecimiento, ni en la actividad económica general, ni en el mercado laboral.
“Los pronósticos para 2023 apuntan a una economía estancada, lo cual no genera incentivos para una creación significativa de empleo”, cerró el economista del Ieral.
También Mercau opinó que para el 2023 es probable que se dé una situación de menor crecimiento. “Dudo que prevalezcan las condiciones actuales en el mercado laboral. Posiblemente siga el ajuste fiscal, la inflación continúe siendo alta y haya más controles de precios, por lo que habrá pocos incentivos por el lado de la oferta”, lamentó.
El economista tampoco encontró razones para pensar en un aumento de la provisión de dólares. “Es un escenario que en el mejor de los casos va a estar un poco peor que ahora”, subrayó.
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