El nuevo sistema de autorización de pagos de importaciones demora el pago de licencias de software al exterior para muchas pymes, que corren el riesgo de sufrir un apagón tecnológico en sus empresas.
Las importaciones de software fue uno de los rubros del comercio exterior que el Gobierno buscó acotar con la modificación de algunos elementos del esquema de pagos de compras al exterior ya que, consideraron, la cuenta de demanda de divisas a precio oficial para el pago de servicios como seguros o licencias de software, había registrado un fuerte incremento en los últimos meses.
El mecanismo para restringir este tipo de importaciones provino de un reajuste de los criterios que utiliza la AFIP para establecer una “radiografía” económica y financiera de cada empresa (una fórmula que no es pública) que quiera acceder al SIRASE y conseguir la aprobación de una importación de servicios.
El inicio del SIRASE, desde hace poco menos de un mes y medio, representa ahora una dificultad marcada para algunas pymes para pagar sus importaciones de servicios. Consultados por Infobae, desde la Secretaría de Economía del Conocimiento aseguraron que “es mentira que hay atrasos”. “Nos reunimos con las tres cámaras empresarias y ninguna dijo tener importaciones pendientes. Armamos un plan de emergencias, urgencias y programables y salieron todas las autorizaciones”, aseguraron.
El tributarista Sebastián Domínguez explicó ante Infobae que una pyme que busca pagar servicios al exterior necesita, para pagar una declaración SIRASE “tener CEF”, es decir, contar con un resultado positivo en la evaluación de Capacidad Económica Financiera que hace AFIP. “El problema es que no se conoce cómo la construye la AFIP. La fórmula puede ser algo muy discrecional y arbitrario”, dijo Domínguez.
“Cuando a una empresa le aparece un CEF que no le da por su capacidad económica financiera para importar, puede presentar disconformidad, justificar por qué quiere ampliar el CEF. AFIP analiza y puede pedir otras cosas por requirimiento que atrasa más el trámite y no hay un plazo que tiene que cumplir. Puede tornarse arbitrario porque resuelven cuando quieren. Y pueden después resolver no ampliar el CEF, es algo muy discrecional”, cuestionó.
“Una empresa tiene millones de pesos de CEF pero después le ponen un peso. Como no se conoce la fórmula no se sabe por qué pasó eso. Cualquier declaración va a ser rechazada así. Se pierde todo el mes por esa demora, no puede pagar importaciones por algo que no se conoce cómo está armado. Al final uno interpreta que es utilizado el mecanismo para dificultar el pago de las importaciones”, amplió Domínguez.
Por último, mencionó que “esto genera que las empresas tengan problemas con sus proveedores del exterior que algunos, lo que son empresas grandes lo pueden comprenden y buscan alguna alternativa, pero es muy limitado. Pero si esto sigue así el volumen de importaciones que no se puede pagar es muy grande y por eso le corten la cuenta corriente”.
Las importaciones de servicios son un rubro que tuvo un salto pronunciado en su ritmo mensual importador en los últimos dos años y que llegó a tener picos cercanos a los USD 1.700 millones por mes en los primeros meses de este año, en medio del salto en la brecha cambiaria que desalentó exportaciones y provocó un efecto anticipador de importaciones, lo que derivó en un balance deficitario en el saldo comercial con el exterior en los últimos dos meses.
El sector servicios incluye ítems diferentes y con utilidades muy distintas, ya que la base de datos oficial -que está explicitada en el Banco Central en lugar de Indec- discrimina entre el turismo emisivo, el pago de fletes para el transporte de bienes desde el exterior, y otros como licencias o desarrollo de software, servicios de consultoría o el pago de seguros. De acuerdo al BCRA, todos estos rubros insumieron USD 6.000 millones en la primera mitad del año.
Sin incluir los seguros, que en los datos oficiales aparecen junto a los fletes, la clasificación oficial habla de “otros” para referirse a pagos de consultoría, software y otros servicios profesionales, pero representaron una porción muy menor de las importaciones de servicios: poco más de USD 320 millones.
“Hay proveedores del exterior que están permitiendo las demoras sin cortar el servicio y otros han manifestado que no continuarán prestándolo si no reciben los pagos. Esta situación puede afectar operativamente a las empresas, especialmente las pymes, por lo que debería regularizarse a la brevedad”, cerró Domínguez.
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