El Banco Central siguió comprando dólares a los exportadores de soja, un negocio que tiene el beneficio de hacerse de más reservas a un costo elevado, no solo por el precio que paga por cada dólar sino por la emisión de billetes que habilita el mayor ingreso de divisas. Cuando hay cepos, los beneficios se consumen por los costos y solo queda elegir el mal menor.
En la rueda de ayer el Banco Central compró USD 230 millones a $230 por dólar pero le vendió a los exportadores 76,6 millones a $167. En otras palabras, los USD 122 millones de saldo a favor, costaron $269 y significan una emisión de casi $33.000 millones.
La fuerte compra de divisas, sumado a la revaluación del yuan porque China decidió flexibilizar las restricciones por el covid, hizo que las reservas del Banco Central crecieran USD 208 millones a USD 37.863 millones.
En cuanto a los dólares alternativos cerraron casi en los mismos precios del día anterior. El MEP bajó 57 centavos a $313,55 y el contado con liquidación aumentó 25 centavos a $322,74. El monto de negocios de USD 115 millones, la mitad de una rueda normal, mostró el desinterés por estos dólares. Los inversores están más ocupados en conseguir pesos, por las obligaciones de fin de mes. El “blue” sintió la falta de demanda y cayó $3 a $315.
“El mercado cambiario estuvo relativamente tranquilo. Las compras del Central de dólar soja impactó en los bonos en dólares que ya venían en alza acompañando a los mercados globales. El alza de los títulos de la deuda provocó a una leve baja de los dólares financieros y una fuerte caída del riesgo país. También ayudó la fuerte apreciación de 1,4% del yuan chino luego de las protestas sociales contra las políticas de covid 0 que hacen ver a los inversores que puede dejar de ser tan estricta. China impulsó a todos los mercados emergentes”, señaló el trader Esteban Monte.
La suba de los bonos de la deuda llegó a 3,5% como en el caso del Global 2035. El riesgo país bajó 47 unidades (-2%) a 2.332 puntos básicos.
El ETF’s de los países emergentes, el EEM, subió 2,8% a partir del retorno de fondos a la región que fueron atraídos por los mejores rendimientos de los bonos. La Argentina recibe una pequeña parte de lo que llega y es suficiente para elevar la paridad de sus bonos debilitados. Por caso, el AL30D que llegó a costar menos de USD 18 ahora cotiza a USD 23,36 y tiene una tasa de retorno de casi 45%.
Al mismo tiempo, la Bolsa, se benefició con el mejor humor del mercado. Se operaron $2.325 millones y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 2,37% en pesos y en dólares. Lo mejor pasó por Agrometal, que subió 10,20% a raíz del dólar soja 2 y por el aumento de su facturación.
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- tuvieron una buena rueda pese a que el mercado norteamericano cerró en baja. Lo mejor pasó por Transportadora Gas del Sur que avanzó 5,9% seguido de IRSA con 5,5%.
En tanto, se efectuó la segunda parte de la licitación de Bonos del Tesoro para los inscriptos en el programa Creadores de Mercado. La Letra de Descuento que vence en marzo se llevó todas las propuestas, $7.641 millones, por las que se pagó una tasa de 118,3%. Esta captación permite reducir el monto a emitir por el déficit del Tesoro a poco menos de $2.000 millones.
El problema que tiene la aversión a los bonos del Tesoro es que los pesos están atrapados en una red de riesgos. Los que dejan los bonos compran dólares, pero el que vende los dólares debe colocar sus pesos en alguna inversión. Si es a plazo fijo, están cambiando el riesgo de los títulos del Tesoro por las Leliq que son los títulos del Banco Central. Si van a un fondo de inversión, el destino de los pesos es similar. Tenerlos en las manos, quema por la inflación que los deprecia diariamente. Es la “Trampa 22″ como se define a la situación que implica que la solución al problema está negada por una circunstancia inherente al problema.
En realidad, hay una solución y es que el mercado acepte renovar los títulos del Tesoro a plazos más largos que pasen la responsabilidad de la deuda al próximo Gobierno, pero allí hay un riesgo desconocido que no quieren asumir.
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