La delegación de funcionarios del Ministerio de Economía que partió anoche hacia Washington para sostener hasta el viernes la última tanda de negociaciones técnicas con el Fondo Monetario Internacional lleva en sus carpetas los números para determinar en nivel de cumplimiento de las metas del tercer trimestre, las del costo de la guerra de Ucrania para el país, los sobrecargos de interés que paga la Argentina por el programa vigente y una defensa del nuevo dólar soja que comenzó este lunes.
El equipo argentino que permanecerá desde este martes en la capital norteamericana será encabezado por el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein y tendrá además participación de los secretarios de Hacienda Raúl Rigo, de Finanzas Eduardo Setti, el jefe de Gabinete del ministerio Leonardo Madcur y el director del Indec, que actúa como asesor en relaciones financieras internacionales Marco Lavagna. Finalmente no viajará por el Banco Central el vicepresidente Lisandro Cleri, un habitué de este tipo de encuentros técnicos.
En los cuatro días de reuniones con el staff del Fondo Monetario, que dejará de estar supervisado por el brasileño Ilan Goldfajn, electo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que será reemplazado por Nigel Chalk, los funcionarios argentinos irán con un triple propósito. El primero, que posiblemente aparezca como el más allanado, sea el del cierre de la evaluación del tercer trimestre.
En ese plano, el Gobierno y el FMI buscarán ponerse de acuerdo en cuáles de las metas mensurables que forman parte de la columna vertebral del programa vigente fueron alcanzadas o no y, en todo caso, qué nivel de desvío existió y por qué.
En el primer examen del staff del Fondo, sobre las metas de junio, algunas de las métricas no habían sido alcanzadas, pero no tuvieron repercusiones mayores sobre la continuidad del programa. Hubo dos en esa situación: la del piso de recaudación tributaria, que fue incumplida por apenas $10.000 millones, y la de acumulación de reservas, por poco menos de USD 300 millones.
De todas formas, hubo un bemol a la hora de analizar el sendero de acumulación de reservas. Como la sesión del Directorio tuvo lugar después del 30 de septiembre (fin del tercer trimestre) y ya había datos disponibles de esa fecha, la meta que terminó pesando más en la consideración del Fondo Monetario fue la del tercer trimestre, que fue cumplida por la puesta en marcha de la primera versión del dólar soja.
Según un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, que elabora un monitor de cumplimiento de los objetivos firmado con el FMI, “la meta original para el tercer trimestre implicaba una acumulación de USD 4.100 millones. Sin embargo, en vistas de un contexto internacional más adverso, el FMI nuevamente volvió a modificarla, reduciéndola a USD 3.600 millones (del mismo modo, la meta del cuarto trimestre se revisó a la baja de USD 5.800 a USD 5.000 millones)”.
“En este sentido, el Gobierno parece haber cumplido con la meta incluso con margen a favor. Mientras que la nueva meta revisada se ubicó en los USD 3.600, el Gobierno logró acumular reservas por USD 4.627 millones de acuerdo a las mediciones del FMI, significando que se alcanzó el objetivo con un margen de USD 1.027 millones (29% por encima del mínimo acordado)”, mencionó ese reporte.
Un asterisco que hace la UBA es que, si se tomara en consideración los precios de marzo de 2022 -momento de la firma del acuerdo- para cotizar el valor en dólares de los DEGs, el yuan y el oro en manos del Banco Central se depreciaron, por lo que su precio en moneda norteamericana es menor. De esa manera, “el Gobierno habría logrado acumular USD 3.237 millones, por lo que le habrían faltado USD 363 millones para alcanzar la meta revisada (10% por debajo)”.
Las otras dos metas con más peso en el acuerdo también tendrían el visto bueno del Fondo Monetario. Los números fiscales de fines de septiembre mostraron que el déficit primario del tercer trimestre finalizó en $1,096 billones, por lo que no excedió los 1,156 billones de pesos de tope incluido en el acuerdo.
También ayudó el dólar soja: el noveno mes del año estuvo marcado por el fuerte ingreso de derechos de exportación que respondió a la liquidación récord del complejo sojero durante la vigencia del tipo de cambio diferencial para esa oleaginosa. De acuerdo a estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, el fisco percibió en septiembre unos $443.000 millones, de los cuales $123.000 millones corresponden al diferencial de tipo de cambio.
Por su parte, la decisión de cortar la emisión monetaria para financiar al Tesoro que tomó Sergio Massa apenas llegó al Ministerio de Economía puso en una posición de mayor probabilidad de cumplimiento a ese objetivo, uno que el FMI consideraba como central. De hecho, este año se esperaba un tope de 1% del PBI y fue reducida a 0,8 por ciento. Por esa razón, se espera que esa meta también pase el examen del staff.
Deuda flotante y recaudación tributaria
Entre los objetivos de menor relevancia, la discusión podría pasar por el fuerte incremento de la deuda flotante, es decir del nivel de atraso en los pagos que acumula la administración pública. De acuerdo a los datos de la Tesorería General, en septiembre la deuda flotante fue de $841.000 millones, contra los $713.000 millones de agosto y $717.000 millones de julio. El tope establecido en el acuerdo a fines de septiembre fue de $612.000 millones. La lectura no es lineal, ya que los $841.000 millones incluye algunos gastos que no son tomados en cuenta en la revisión del FMI, por lo que podría ser menor.
Otro objetivo como el piso de recaudación también se habría cumplido. “La meta pactada es de $7.763.900 millones. En este indicador el valor fue de $7.955.846 millones. Se alcanzó la meta con un margen de $191.946 millones (2% por encima del mínimo propuesto)”, mencionó la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
“Durante el tercer trimestre de 2022 la recaudación nacional creció 77% acumulado año a año (equivalente a un incremento real en torno al 7% anual, 2 pp menos que el trimestre previo). En líneas generales, el 51% del crecimiento anual de los ingresos fiscales corresponden a la mejora en la recaudación de los tributos asociados a la actividad interna (DGI), mientas que los asociados a la actividad externa (DGA) explican un 30% y Seguridad social 19%”, continuó.
Las metas del cuarto trimestre serán evaluadas, en rigor, en los primeros meses del 2023, pero existieron y habrá también en Washington un primer acercamiento a las proyecciones que hacen el Gobierno y el equipo técnico del organismo. El dólar soja aportaría unos USD 3.000 millones que colaborarían para cumplir el mínimo de acopio de divisas en el Banco Central, que fue reducido de USD 5.800 millones a USD 5.000 millones.
En términos fiscales, el techo de 2,5% del PBI de déficit primario, aseguran en el Ministerio de Economía, no corre riesgo, más allá de que con datos de la Secretaría de Hacienda, en el último bimestre haya dejado el Poder Ejecutivo un margen de $790.000 millones para ensanchar ese rojo fiscal, justo en los dos meses de mayor expansión del gasto, por cuestiones estacionales. También habrá algún aporte del dólar soja por la vía de retenciones a las exportaciones.
Hay otra discusión sobre el costo de la guerra en Ucrania para la economía argentina. Un informe que Massa le dio a la directora gerente del FMI Kristalina Georgieva aseguró que “la guerra en Ucrania provocó cambios importantes en la escena económica mundial, lo que generó una incidencia negativa de USD 4.940 millones en la balanza comercial atribuido a un shock generalizado en los precios internacionales del sector agropecuario (soja 9,4%, trigo 33,7% y maíz 17,8%) y en los precios de los combustibles (gas boliviano 114%, GNL 233% y Gasoil 85%)”, menciona.
En paralelo, Massa cree que hubo un impacto fiscal como consecuencia de la guerra. Al calcular cómo hubiese terminado la cuenta de subsidios en caso de que no hubiese existido el incremento de precios por el conflicto bélico, Economía concluyó que le representó $587.000 millones adicionales.
Sobrecargos y waiver
Habrá otros dos temas en agenda. Uno de ellos será el reclamo argentino por las elevadas tasas de interés que paga por la devolución del préstamo al FMI. Desde Economía precisaron que la tasa que percibe el FMI alcanza el 6,66% anual en dólares, producto de una Tasa básica (1%) más una Tasa de Referencia de 2,6% correspondiente a los Países que forman la canasta de los DEG (Derechos Especiales de Giro) más sobrecargos por otro 3 por ciento.
En este sentido, enfatizaron que el BID cobra un 5,16%, producto de una Tasa de referencia de 4,08%, a lo que se añade un Margen de Fondeo (+0,18%) y un Margen del BID (+0,9 por ciento).
Por otro lado, el Gobierno deberá defender ante los técnicos del FMI la segunda etapa del dólar soja. La particularidad es que el organismo no acepta como una práctica aceptable la puesta en marcha de múltiples tipos de cambio, un llamado de atención que ya hizo el Fondo en su último informe de staff. De todas formas, en el Gobierno ponen paños fríos a la cuestión y descartan que genere inconvenientes en la marcha del programa. Por ese motivo, debería solicitar un waiver (perdón o dispensa) para que sea aprobado por el directorio.
“El incentivo temporal de divisas para fomentar la liquidación de las exportaciones de soja contraviene la política del Fondo sobre tipos de cambio múltiples”, mencionó el FMI, aunque reconoció que cumplió su objetivo de ayudarle al Gobierno a alcanzar la meta de acumulación de reservas.
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