El Ministerio de Economía cree que la inflación mensual descenderá en los próximos meses por el efecto del ajuste monetario y fiscal y del programa Precios Justos.
Fuentes del equipo de Sergio Massa indicaron a Infobae que el índice de precios al consumidor (IPC) registraría un dato cercano al 5,5% este mes y en enero podría llegar a “comenzar con un 4 adelante”.
Al tanto de la frágil situación de los precios, los colaboradores del ministro destacaron de todos modos que los indicadores de alta frecuencia que relevan en forma diaria muestran hasta ahora que la inflación núcleo de este mes, sin contar ni los precios regulados ni los estacionales, ronda en términos preliminares el 5 por ciento. Por esta razón, hasta se animan a pensar que el IPC general podría cerrar en torno del 5,3% en noviembre, frente al 6,3% de octubre, 6,2% de septiembre y 7 por ciento de agosto de este año.
En cambio el IPC de Ecolatina registró un 6,6% de crecimiento respecto a la primera quincena de octubre. “Para noviembre, esperamos que el indicador se ubique en 6,3%; con impactos puntuales en combustibles, expensas, taxis, servicios públicos y servicio doméstico. Esperamos que cierre 2022 en torno al 100 por ciento”, indicó Ana Albín de Ecolatina a Infobae. Por su parte, el estudio ECO GO de Marina Dal Poggetto prevé para este mes una suba del 6,6% y del 95,5% interanual.
Además, si se observa la evolución interanual, el IPC del Indec pasó del 74% en agosto al 88% en octubre y se estacionará cerca del 95% este mes. Los expertos afirmaron que los primeros meses del año próximo la inflación interanual seguirá mostrando una cifra ascendente aunque los datos mensuales indiquen una baja.
Por su parte, las fuentes oficiales precisaron que los precios regulados “no mostrarán saltos bruscos” en los próximos meses y se combinarán con el ajuste de la base monetaria en términos reales y con la aplicación plena del programa “Precios Justos”.
El impacto de Precios Justos
Como indicó Massa, el equipo económico no cree que “Precios Justos” sea el factor clave para reducir el IPC, pero entiende que “puede coordinar expectativas a la baja” para que los precios suban en torno del 4% en los primeros meses del 2023 y, como prometió el ministro, lleguen al 3% desde el segundo trimestre. Por esta razón, se irán sumando rubros al programa que maneja la Secretaría de Comercio de Matías Tombolini, como los combustibles.
Precios Justos, entienden en el Palacio de Hacienda, es un término equilibrado entre cierta coordinación de expectativas y un temido “congelamiento brutal” impulsado por el kirchnerismo más duro.
En cuanto a la base monetaria, desde el equipo económico prometen que seguirán sin el giro de adelantos transitorios del BCRA al Tesoro y afirmaron que “la única fuente de emisión, que es para las Leliqs y los bonos del Tesoro, llega a los 200.000 millones de pesos, que es una suma baja”.
Además, afirman que hasta fin de año habrá una reducción en la base monetaria, en términos reales, que ya se observa desde el mes pasado”.
Con el gasto pisado –octubre mostró una – aseguran que las principales metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de este año se podrán cumplir. Con este objetivo, como informó Infobae, una delegación del Ministerio de Economía viajará esta noche a Washington para reunirse con el staff del organismo multilateral, cuyo líder visible para el programa argentino tras la elección de Ilan Goldfajn en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es el venezolano Luis Cubeddu.
Sin duda, a priori la meta más compleja resulta la de acumulación de reservas netas del BCRA, pero Massa afirma que con el dólar soja II se sobrecumplirá al menos en un 15% respecto de la pauta acordada con Washington de unos USD 7.000 millones para fin de año.
Las fuentes serán desembolsos de organismos multiaterales –USD 5.900 millones del FMI y USD 650 millones del BID- y USD 600 millones de China por las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, más unos USD 5.000 o USD 6.000 millones que pueda aportar esta segunda fase del dólar soja.
A estos ingresos se suma la caída en la demanda de dólares del BCRA por baja en los pagos de energía, por el SIRA que restringe el pago de importaciones y por una caída del 30% en la demanda de dólares para el turismo que las autoridades registraron en las primeras semanas del mes, luego del furor generado por el Mundial de Qatar.
Sin relajarse, en el equipo económico siguen de cerca la evolución del precio de los dólares alternativos al oficial y afirman que no llegaron al pico de julio, cuando renunció Martín Guzmán y destapó la crisis financiera que se venía acumulando. En este sentido, creen que hasta fines de diciembre habrá una suba en la demanda de dinero “por cuestiones estacionales, a partir del pago de aguinaldo y vacaciones”. Además, por el inicio del Dólar Soja II, también debería aflojar la presión de estas divisas, entre otros motivos, porque el régimen les impide a quienes participen de la liquidación anticipada operar en el mercado del CCL y el MEP en los próximos 90 días.
Preocupaciones de consultores y la oposición
En este contexto, referentes económicos de Juntos por el Cambio consultados por Infobae creen que la táctica de Massa consiste en “patear los problemas” y entienden que “hay chances de que vayan postergando la necesidad de resolver la cuestión cambiaria por algunos meses, aunque también cualquier factor endógeno o exógeno puede llevar a que se active una aceleración inflacionaria” durante el 2023, hasta niveles peligrosos.
Por su parte, el economista Ricardo Arriazu afirmó que “no hay un escenario de hiperinflación por delante” en 2023. “Le doy una probabilidad baja a que la inflación siga entre el 60/80 por ciento, e igual a la hiperinflación, que solamente se da cuando flota el tipo de cambio. Vengo diciendo desde 2020 que no va a haber hiperinflación”, dijo el consultor en un almuerzo de la cámara de comercio Suizo Argentina.
En tanto, el presidente del Ieral, Carlos Melconian, cree que el actual escenario de “reactinflación” dará paso en 2023 a uno de “estanflación” y el diputado y economista José Luis Espert afirmó que “no espacio para la hiperinflación, porque en 1989 cuando se produjo había un fuerte deterioro político con entrega de mando anticipada del poder y un déficit fiscal mucho más alto que ahora”. Sin embargo, algunos economistas creen que el panorama habrá que seguirlo “paso a paso” y recuerdan que antes de febrero de 1989, cuando se desató la corrida final contra el Austral, los datos de inflación mensual tampoco eran tan preocupantes.
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