Media docena de funcionarios del Ministerio de Economía viajarán este lunes por la noche a Washington para mantener a lo largo de la semana reuniones técnicas con el staff del Fondo Monetario Internacional. El Gobierno busca cerrar la tercera revisión trimestral de metas del acuerdo firmado con ese organismo y recibir, antes de Navidad, el último desembolso de este año por unos USD 5.900 millones.
Este lunes por la noche un grupo de colaboradores del ministro de Economía Sergio Massa viajarán a la capital norteamericana. La comitiva estará liderada por el jefe de gabinete del Palacio de Hacienda Leonardo Madcur, y tendrá como integrantes al viceministro de Economía Gabriel Rubinstein, el director del Indec y asesor en relaciones financieras internacionales Marco Lavagna y los secretarios de Hacienda Raúl Rigo y de Finanzas Eduardo Setti. También podría viajar el vicepresidente del Banco Central Lisandro Cleri, otro habitual integrante de las delegaciones técnicas ante el Fondo Monetario.
El contacto técnico con el organismo partirá con una doble misión: terminar la revisión de los números del tercer trimestre que el Gobierno considera que podrá mostrar cumplidos y, por otro, anticipar una primera devolución sobre el desempeño de medidas de la parte final del año, un examen que tendrá lugar, en rigor, en febrero o marzo del año próximo.
Hay, además, un reloj que corre para el Gobierno: en diciembre la actividad de los organismos internacionales como el FMI entra en receso de invierno en el hemisferio norte por lo que el Gobierno buscará llegar a tiempo para contar con la última aprobación del directorio del Fondo antes de mediados de ese mes. En caso de conseguir a fines de esta semana que finalice la revisión y que el staff del FMI comience a elaborar su informe que elevará al directorio, algo que suele tomar un par de semanas, la Casa Rosada podría así contar con un último giro de divisas desde el Fondo, por unos USD 5.900 millones, para hacer frente a los próximos vencimientos con el propio organismo.
Tal como informó Infobae, la mayoría de los números del tercer trimestre ya están sobre la mesa y el equipo económico da por seguro que para los dos más importantes podrá mostrar al staff que cumplió las métricas previstas en el acuerdo. Sobre las reservas, el Banco Central sobrecumplió el objetivo previsto para el 30 de septiembre por más de USD 1.000 millones por el ingreso de divisas del dólar soja.
La hoja de ruta acordada con el Fondo Monetario tenía como número máximo de rojo fiscal sin contar intereses de deuda de $1,156 billones. Esta meta también habría sido cumplida por el Ministerio de Economía, ya que los números fiscales oficiales de la Secretaría de Hacienda mostraron que a fines de septiembre esa variable fue de $1,096 billones.
La meta que aparece como más cómoda hasta fin de año para el BCRA es la del límite de asistencia monetaria al Tesoro, que incluso el Ministerio de Economía propuso recortar más de lo previsto, desde 1% del PBI hasta 0,8 por ciento. Si bien el esquema de dólar soja implicó un aumento en la emisión monetaria, al no haber sido para financiar al Tesoro, el FMI no lo toma en consideración.
Una de las dudas, eventualmente, puede pasar por el monto de deuda flotante. El nivel de pagos atrasados que acumula la administración nacional, de acuerdo a los datos de la Tesorería General, en septiembre la deuda flotante fue de $841.000 millones, contra los $713.000 millones de agosto y $717.000 millones de julio. En el acuerdo el tope establecido para el tercer trimestre es de $654.000 millones.
No es posible, de todas formas, hacer una lectura lineal sobre la distancia entre los $841.000 millones que mostró la Tesorería y los $654.000 millones de techo acordado ya que la primera cifra incluye a toda el sector público nacional, no solo a la administración central, y además tiene en consideración algunos elementos que engrosan ese número.
La meta de acumulación de reservas se trata, junto a la de reducción del déficit primario, de los dos objetivos críticos del acuerdo con el FMI. Para este año prevé un acopio de divisas de USD 5.800 millones -Massa planteó que el año terminaría con USD 6.000 millones netos- mientras que la aceleración del gasto público típica de fin de año pondrá presión al recorte del rojo primario hasta 2,5% del PBI.
Los objetivos del último trimestre del año también estarán en la mesa de negociación, aunque sea de manera preliminar ya que la evaluación será dentro de tres meses. En ese plano, la meta de reservas prevé una acumulación hacia fin de año de USD 5.000 millones, algo que, confían en el equipo económico, se conseguirá a través de la puesta en marcha desde este lunes de una nueva etapa del dólar soja, que reportaría a priori unos USD 3.000 millones adicionales a las arcas del Central.
“A pesar de la holgura que significó la compra neta de casi USD 5.000 M en el mercado de cambios en septiembre, la situación se agravó rápidamente con una dinámica de ventas del BCRA muy pronunciada en octubre y, particularmente, noviembre. Específicamente, con datos provisorios al 25/11 el Central ya lleva vendidos más de USD 1.500 M desde que finalizó el dólar soja (35% de lo que logró comprar en la ventana anterior)”, explicó en un informe la consultora Invecq.
Hay otra dimensión del dólar soja por el cual el Ministerio de Economía conseguirá un respiro: la de los ingresos fiscales. El acuerdo de un tipo de cambio diferencial podría reportar unos $220.000 millones ($115.000 millones serían “adicionales” a lo proyectado sin dólar soja según estimaciones de Equilibra) de derechos de exportación, lo que ayudaría a Hacienda a cumplir con el techo de déficit primario acordado con el FMI. A falta de los datos de los últimos dos meses del año, el Gobierno quedó con un margen cercano a los $790.000 millones para agrandar el déficit sin incumplir esa meta.
Si no fuese por este aporte de las retenciones, el objetivo fiscal aparecía comprometido, según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). “Sin ingresos extras, la reducción real del gasto primario del último bimestre debería ubicarse entre el 13% y el 16%. Un gran esfuerzo adicional, que habría que ver sobre quiénes terminaría recayendo. Se puede agregar que la suba nominal del PIB, a raíz de la dinámica económica y de precios, puede aportar algunos recursos extras”, mencionó un informe reciente, antes de conocerse la oficialización del nuevo dólar soja.
La continuidad de este nuevo esquema también aparece en el contorno de discusión con el FMI: el organismo, por estatuto, es contrario a la creación de tipos de cambio diferenciales para economías que trabajan en el marco de un programa financiero. Un llamado de atención sobre ese tema tuvo lugar en el último informe de staff del Fondo Monetario, más allá de que el organismo le reconoció al Gobierno que la medida cumplió su función de alimentar reservas y despejar, temporalmente, incertidumbre cambiaria.
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