En los últimos cuatro meses el ritmo importador se redujo desde un pico de USD 8.500 millones en junio hasta poco más de USD 6.000 millones en octubre. En el medio, sucedieron distintos acontecimientos, algunas relacionados a medidas directas del Gobierno para cuidar las reservas del Banco Central, y otras, con mayor peso, a factores estacionales, que explicaron el recorte del 40 por ciento.
Esa tendencia de menor requerimiento de divisas para compras de bienes en el resto del mundo implica, según la lectura oficial, un alivio para los activos externos del Banco Central, en un contexto de fuerte presión sobre la meta de acumulación de divisas acordadas con el Fondo Monetario Internacional en marzo y reafirmada en los últimos encuentros por las máximas autoridades del país y del organismo.
Hacia fin de año, la entidad monetaria deberá haber acopiado USD 5.000 millones en comparación con el nivel de fin del año pasado. Esa disminución en la demanda de dólares para financiar compras de insumos, bienes y energía al exterior -en combinación con otras medidas adicionales- terminarán por allanar el terreno para alcanzar ese objetivo de acumulación pactada con el Fondo Monetario.
En octubre se anotó el tercer superávit mensual más alto desde 2020 (USD 1.827 millones)
Los próximos pasos que analiza el Gobierno para esa meta son, entre otros, acelerar la llegada de préstamos bilaterales de organismos de crédito que, aseguran, sufrieron a lo largo del año distintas trabas. También apareció, por ahora como posibilidad, un esquema de “dólar soja” nuevo que impulse las exportaciones y que sume reservas al Banco Central. Y por último, mantener una administración “austera” de las divisas para el comercio exterior.
En la última semana el Indec publicó los datos de intercambio comercial argentino (ICA), que mostró el tercer superávit mensual más alto desde 2020 (USD 1.827 millones), empujado por el alza de exportaciones por el dólar soja y por la caída en las importaciones.
Una diferencia clave entre el techo de junio y octubre es la pronunciada caída de importaciones de energía y combustibles. Mientras a mitad de año, por cuestiones estacionales, el país compró en el resto del mundo por USD 1.953 millones, en octubre esa cuenta se redujo hasta USD 601 millones. Aunque también se observó menores ingresos en el resto de los rubros, tanto de bienes de uso intermedio en el proceso de producción, como de consumo final.
De esta manera, mientras a mitad del año se importaban USD 3.141 millones de bienes intermedios, en octubre habían bajado a USD 2.334 millones; por su parte, piezas y accesorios para bienes de capital cayó desde USD 1.378 millones a mitad de año hasta USD 1.231 millones. Los bienes de capital tuvieron un retroceso desde USD 1.107 millones hasta USD 996 millones. Y los bienes de consumo pasaron de USD 720 millones a USD 676 millones.
Un informe de la consultora Abeceb remarcó que “las importaciones crecieron un 15,8% interanual en valor en octubre, tanto por la suba de los precios (7%) como de las cantidades (8,3%). De esta manera, si bien siguen presentando variaciones positivas en términos interanuales, consolidan la desaceleración en su ritmo de crecimiento. En detalle: luego de crecer 48,4% interanual en promedio durante mayo-julio, aumentaron 36,2% en agosto, y 17,3% en septiembre-octubre”.
En ese sentido, la consultora fundada por el economista Dante Sica planteó dos escenarios que pueden explicar ese efecto: 1) “las mayores restricciones a las importaciones tras la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía (la implementación del SIRA)”; y 2) “una menor importación ante una actividad que -aunque creciendo- empieza a desacelerar, sumado a que muchas empresas ya se ‘stockearon’ en la primera mitad del año (ante un dólar oficial siempre percibido como barato)”.
Por su lado, la consultora Ecolatina estimó que “las importaciones mostraron el nivel más bajo de los últimos 8 meses, situándose apenas por encima de los USD 6.000 millones. Concretamente, mostraron ya el quinto mes consecutivo de desaceleración en su evolución interanual. A su vez, cayeron casi 22% contra su nivel en el tercer trimestre y más de 15% contra su promedio en los primeros 9 meses del año”, calcularon.
“Si bien buena parte de su reducción contra los niveles del tercer trimestre se explica por la caída estacional en las importaciones de energía, casi la mitad del recorte se debe a las restricciones impuestas sobre las importaciones no energéticas gracias a la implementación de las SIRA en la segunda mitad del mes. Al igual que en los últimos meses, el principal uso económico ajustado (exceptuando el energético) fueron los Bienes Intermedios, que se ubicaron un 15% por debajo de su promedio en el tercer trimestre”, aseveraron desde Ecolatina.
Hacia fin de año, las estimaciones de mercado hablan de una tendencia similar a la de los últimos meses
Hacia fin de año, las estimaciones de mercado hablan de una tendencia similar a la de los últimos meses, explicada en la administración de las divisas que hará el Gobierno y en cierta desaceleración de la actividad que hará caer la demanda de divisas para la producción.
Para el estudio LCG, “los controles sobre las importaciones se sostendrán”. “Sin margen de maniobra este recorte continuará teniendo consecuencias negativas directas sobre los precios y limitará el crecimiento de la actividad”.
“En total proyectamos un superávit comercial en torno a USD 6.400 M para este año, 56% inferior al alcanzado en 2021, el cual no terminará de traducirse en un aumento de las reservas internacionales por el drenaje que existe en otros componentes del balance de pagos (déficit en la balanza de servicios, pago de intereses de deuda pública, y servicios de la deuda privada, etcétera)”, concluyó el análisis de LCG.
Para Abeceb, en ese sentido, “lo más probable es que el Gobierno continúe con su estrategia de, por un lado, acelerar el ritmo devaluatorio -119% arroja la tasa anualizada de los últimos días-, fomentar la liquidación de exportaciones -con medidas como el régimen especial para la economía del conocimiento o para economías regionales- y aplicar un mayor torniquete importador y a la demanda de divisas (dólares turista, recital, bienes de lujo, etcétera)”.
Lo más probable es que el Gobierno continúe con su estrategia de acelerar el ritmo de devaluatorio y fomentar la liquidación de exportaciones (Abeceb)
Por su parte, Ecolatina proyectó: “Si extrapolamos la variación interanual acumulada hasta octubre al total anual, las importaciones en 2022 se ubicarían por encima de los USD 87.000 millones. Sin embargo, estimamos que en función de menores pagos de energía y especialmente por la necesidad de cuidar las reservas internacionales y evitar un salto cambiario discreto, encontrarán un techo más bajo en el último trimestre del año. Esto ya comenzó a evidenciarse con el endurecimiento de las restricciones y la implementación del SIRA”.
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