Sergio Massa llegó ayer al Alvear Palace antes que muchos de los hombres y mujeres de negocios invitados al almuerzo de Cicyp y compartió una reunión privada con la plana mayor de esa entidad. Fue minutos antes de dar un discurso de unos 40 minutos en los que habló sobre sus 110 días de gestión y defendió al acuerdo con el FMI como hoja de ruta.
Los empresarios, por su parte, pivotearon en la previa y en el post almuerzo entre cierta satisfacción por algunos de los elementos que constituyeron la exposición del ministro -principalmente el llamado a acuerdo sobre puntos básicos-, y también con el lamento por la falta de dólares que ya impactó en la producción y la actividad económica, la inflación y los primeros balances de fin de año para distintos sectores en ese contexto difícil.
Un empresario de la construcción, en ese sentido, planteaba copa en mano que el año “termina bien”. Las comillas responden a que hay una sensación de cambio de tendencia en los últimos meses que preanuncia un freno en la actividad, algo que incluso algunos números oficiales y privados comienzan a reflejar. “Terminamos bien pero hay algunas señales preocupantes”, completó la frase el ejecutivo constructor.
En ese plano, aseguró que algunos pagos de obra pública empezaron a tener demoras, algo que atribuyen a cuestiones operativas y a la restricción fiscal que tiene el Gobierno para cumplir con la meta de reducción del déficit primario acordada con el Fondo Monetario.
Un colega suyo del sector del comercio consideró en diálogo con Infobae que en los últimos dos meses hubo un amesetamiento del consumo, principal motor de ese rubro. “La falta de insumos importados afectó a algunas empresas, el 87% de las compras al exterior que hace Argentina son de insumos”, mencionó el ejecutivo.
“De todas formas, el fin de año podría haber sido peor”, se sinceró. “Lo único que esperamos es que más allá de que la inflación termine este año cerca de las tres cifras, es que el año que viene pueda bajar, algo que no sabemos si va a pasar”, analizó.
Otro ejecutivo fue más gráfico para explicar cómo ve la actualidad macro. “La economía es un enfermo que está en la camilla del hospital, sedado y con cables por todos lados. No se muere, pero nadie lo puede levantar”, eligió como metáfora. A diferencia de su colega anterior, su balance del año es más pesimista: “El año termina peor de lo esperado, al menos en inflación y en nivel de actividad”, mencionó.
Por los pasillos del elegante Alvear Palace no solo pasó el ministro de Economía sino buena parte de su gabinete, entre ellos el viceministro Gabriel Rubinstein, uno de los más solicitados para charlas informales en el cóctel de bienvenida y que tuvo en las últimas un alto perfil por declaraciones sobre la actualidad económica, los secretarios de Industria José Ignacio de Mendiguren, de Energía Flavia Royón, de Agricultura Juan José Bahillo y el jefe de gabinete del ministerio y uno de los interlocutores ante el FMI, Leonardo Madcur.
Massa, al ingresar al Salón Versalles del Alvear Palace, dedicó algunos minutos a recorrer las cerca de 20 mesas de hombres y mujeres y de negocios y se entregó al típico small talk de este tipo de presentaciones con gran cantidad de presentes. Claro que alguno de los ejecutivos presentes aprovecharon para colar algún pedido, aunque sea de forma jocosa, y hubo tiempo incluso para alguna selfie.
El ministro de Economía dedicó, durante su discurso, una línea a empresarios del sector energético. “Traigan buenos precios”, les dijo, justo después de mencionar que tendrá lugar en breve una nueva licitación del Plan Gas para promover la producción en Vaca Muerta.
Un importante directivo industrial, luego del postre y el brindis, eligió como blanco de sus cuestionamientos el ritmo de autorización de los pagos de importaciones. “Tenemos diálogo con el Gobierno, nadie puede negar eso, atienden Whatsapp los sábados, domingos, cuando sea. Pero el esquema ideal no es el ideal”, se quejó. Empresarios fabriles pidieron recientemente a las autoridades que supervisan el SIRA encontrar algún vehículo de financiación a través del Banco Nación o del BICE para generar un “puente” que acorte los 180 días que, aseguran en el sector, es habilitado el acceso a dólares a precio oficial para importar.
Hubo para los ejecutivos, también, algún espacio para comentar sobre el partido clave que jugará este sábado la Selección Argentina en el Mundial de Qatar ante México, que podría determinar la eliminación de la copa. “Nunca vi un Mundial que dure cinco días”, mencionaba un empresario. “Ganamos 3 a 0″, arriesgó el presidente de una de las principales cámaras empresarias. “Está difícil, no vi nada bueno”, dijo otro, más pesimista.
Durante sus 40 minutos de discurso, Massa dedicó algunos pasajes a elevar un mensaje ante los representantes del sector privado. “No creo en la magia. Hay medidas que tiran 7 millones de personas a la pobreza o generan pérdida de valor del 70% de los activos. Tengamos cuidado con los que piden una devaluación desesperados; están destruyendo el valor de sus compañías, no solo el ingreso de los argentinos”, agregó.
“El presupuesto 2023, que salió aprobado con un enorme consenso, nos plantea una hoja de ruta reducción de la inflación, acumulación de reservas. Si no bajamos la inflación la incertidumbre no va a cesar. El desafío tiene que ser un camino de reducción de inflación de manera metódica, con objetivos, orden, constancia y venciendo dificultades”, dijo Massa.
“La inflación necesita de orden fiscal, superávit comercial, tasas de interés positivas, de bajo o nulo régimen de emisión monetaria, lo tengo claro, pero muchas veces en la especulación se producen situaciones de aprovechamiento”, indicó el ministro.
“Hay muchos que sobre los problemas que tiene la Argentina terminan actuando como los cuervos viendo que carroña del herido o el cadáver; ustedes como empresarios también tiene que señalar aquellos que destruyen su propio valor y de la Argentina aprovechando lo errores de la política pública”, continuó.
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