En el marco de la suba del dólar financiero, el equipo económico confía en destrabar en los próximos días la implementación del dólar especial para los turistas extranjeros. La norma que habilita la conversión en el dólar MEP para los pagos con tarjeta de crédito y débito de los no residentes en el país está vigente desde hace más de dos semanas pero las dificultades en la implementación hicieron que en la práctica el sistema no se aplique.
Es decir que hasta el día de hoy, los turistas del exterior que pagan sus consumos en el país con tarjeta, lo hacen al tipo de cambio oficial. Sin embargo, en el Gobierno confían que este mismo fin de semana podrían quedar superados los escollos para dejar operativo el nuevo régimen.
La puesta en marcha de este esquema para el turismo receptivo adquiere mayor relevancia en el contexto de la suba en las cotizaciones del dólar financiero y la consecuente ampliación de la brecha. De acuerdo a los cálculos oficiales basados en las estimaciones de gasto del turismo receptivo el año pasado, la medida podría implicar una oferta adicional de dólares en el mercado financiero entre USD 200 y USD 300 millones por mes. Por factores estacionales, esa proyección aumenta en el último bimestre del año, por lo que aseguran podrían llegar a ingresar hasta USD 500 millones en diciembre.
Aunque contribuirían a descomprimir la brecha en un momento más que oportuno para el Gobierno, esas divisas no tienen un impacto directo en las reservas netas del Banco Central. Su impacto, eventualmente, se vería reflejado en las reservas brutas por la contabilización de depósitos en moneda extranjera. Las cuentas más optimistas apuntan a que podrían por esta vía sumarse poco más de USD 1.000 millones.
A pesar de la confianza de los funcionarios, entre las empresas involucradas en la operatoria reina el hermetismo y la prevención. La cuestión se encuentra ahora bajo análisis en los departamentos legales de las procesadoras de pagos como Prisma y Fiserv, las primeras en advertir la compleja implementación de la iniciativa. Lo mismo ocurre en las empresas de tarjetas, como Visa, Mastercard y Amex. El punto en discusión entre las compañías es dónde recae la responsabilidad de la conversión. Fuentes del sector confirmaron que se estuvo trabajando durante los últimos días pero advirtieron que “todavía no está totalmente resuelto”. La coordinación de las tratativas para poner en práctica la medida quedó a cargo de la Asociación de Tarjetas de Crédito y Compra (Atacyc).
En cualquier caso, el interés oficial es que la cuestión se destrabe cuanto antes. La comunicación A 7630 por la que se exceptúa del requisito de liquidar en el mercado de cambios oficial los cobros de consumos efectuados por no residentes mediante tarjetas de débito, crédito, compra o prepagas emitidas en el exterior y los cobros por cualquier tipo de servicio turístico en el país y los de servicios de transporte de pasajeros con destino en el país, data del 4 de noviembre sin que se haya logrado desde entonces aplicar la operatoria que sustituye el ingreso de los dólares en el mercado oficial.
Hasta ahora, dada la amplia brecha, apenas una mínima parte, estimada en 15% del total, de los gastos de los turistas se cursan a través del mercado libre y único de cambios (MULC). El resto, más de USD 2.000 millones anuales, se canalizaron a través del dólar informal, lo que a su vez supone una pérdida de recaudación impositiva.
La nueva resolución avanza un paso más sobre la fallida implementación de las cuentas bimonetarias, reguladas en octubre del año pasado por el Banco Central, en las que los turistas extranjeros podían depositar hasta 5.000 dólares vía transferencia desde su país de origen y convertirlos a pesos en el dólar MEP, pero sólo para gastos con la tarjeta de débito creada al abrir la cuenta. Quedaba vedada la posibilidad de extraer efectivo, lo que dificultaba acceder al monto excedente al salir del país. El sistema resultó tan engorroso que, en la práctica, tampoco funcionó.
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