Después de estar planchados más de dos meses, los dólares financieros se despertaron de la siesta en noviembre. Sin embargo, la cotizaciones están lejos de haberse descontrolado ni mucho menos, con subas que hasta ahora superan el 6%, más o menos en línea con la inflación del mes. Para adelante se abren distintos escenarios, que sobre todo estarán relacionados con la marcha de las reservas y el comportamiento de la deuda en pesos.
Uno de los economistas que trazó tres alternativas para el futuro del tipo de cambio fue Fernando Marull, quien describió en un informe que el rango para los próximos seis meses podría fluctuar en un margen de alrededor de 140 pesos, dependiendo tanto del comportamiento de variables financieras como políticas.
El primer escenario trazado por Marull es un dólar que dentro de los próximos seis meses se ubicaría en alrededor de $360, contra los $330 actuales del “contado con liquidación”. Esto significa un aumento por debajo de la inflación en un escenario “ideal” para el Gobierno. Si se cumple esta posibilidad, la brecha cambiaria tendría un comportamiento a la baja en relación al 85% actual. Pero es posible además que esa relativa tranquilidad cambiaria ayude a bajar aunque sea marginalmente la inflación.
Para el economista, un tipo de cambio bajo control depende básicamente de dos factores: que el Central consiga cuidar las reservas (como mínimo que no caigan desde los valores actuales) y al mismo tiempo que no se desborde el comportamiento de la deuda en moneda local. Si el Gobierno no se las ingenia para refinanciar vencimientos, entonces los pesos que emita para pagar a los inversores podrían presionar sobre el tipo de cambio. “Creemos que Massa tiene herramientas para mejorar el frente de pesos y algunas alternativas para mejorar el frente de dólares”, señaló. “Por eso vemos este escenario como el más probable”.
Pero claramente no es la única posibilidad. Sobre todo teniendo en cuenta que se vienen meses marcados en primer lugar por una fuerte emisión de pesos a fin de año pero luego por un calendario electoral que irá acortando los tiempos.
Un “escenario B”, o intermedio para el dólar sería que la cotización vaya a niveles de 430 pesos. Esto sería en un escenario diferente al descripto anteriormente, con mayor dificultades en el manejo de la deuda en pesos y pérdida más acelerada de reservas. Este tipo de cambio sería equivalente al pico que tuvo la cotización tras la renuncia de Martín Guzmán a fin de junio pasado.
Por eso el ministro de Economía Sergio Massa está en plena tarea de consolidación de reservas. Ayer se conoció que el superávit comercial de octubre superó los USD 1.800 millones, aunque el freno a las importaciones explica en buena medida esa mejora de los números. Pero además se aceleraron las negociaciones con el FMI para obtener el visto bueno del organismo a la revisión de las metas del tercer trimestre.
El objetivo es que el directorio apruebe en Washington el próximo desembolso antes de fin de año. Serían cerca de USD 6.000 millones. De esta manera, busca asegurar cierto piso de tranquilidad para la divisa.
Aunque los inversores prestan mucha atención al resultado de las licitaciones de bonos en pesos, en realidad, el Banco Central viene recomprando títulos a razón de $ 240.000 millones mensuales, lo que implica más emisión monetaria que es absorbida por la colocación de Leliq
El tercer escenario sería el más disruptivo y el que hoy se percibe como menos probable. Se daría en el caso de una resolución desordenada de las distorsiones que arrastra la economía, incluyendo renuncias en Economía. En este caso, el dólar podría llegar en el primer semestre de 2023 a los $500, una cotización equivalente a la de la crisis de octubre de 2020, cuando tuvo un fuerte salto como consecuencia de la emisión para hacer frente a la pandemia (aquellos $195 pero ajustados por inflación).
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