La elección de Ilan Goldfajn como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) abre un nuevo interrogante que le compete en forma directa a la Argentina: quién será el nuevo auditor regional del Fondo Monetario Internacional (FMI) que supervisará la relación con el Gobierno.
Esto se debe a que Goldfajn, el brasileño que fue elegido con el 80% de los votos del directorio del BID para reemplazar a Mauricio Claver-Carone, se desempeñaba hasta ahora como jefe del Departamento del Hemisferio Occidental (WHD, según su sigla en inglés), a cargo de la Argentina y del resto del continente americano.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, felicitó a Goldfajn: “Estamos orgullosos de Ilan, y aunque nos entristece despedirnos de él, nos entusiasma verlo al frente de la institución de desarrollo más importante para la región que él llama hogar. Le deseamos mucho éxito en su nuevo cargo”.
“El liderazgo de Ilan fue decisivo para ayudar a los países de América Latina a implementar programas apoyados por el FMI para hacer frente a los impactos de los desafíos agravados sin precedentes. llan también ha sido fundamental para dar forma a nuestro diálogo político sobre el cambio climático en la región, que ha dado lugar a la primera Facilidad de Resiliencia y Sostenibilidad - una base sobre la que espero que sigamos construyendo”, dijo Kristalina Georgieva. “Esperamos trabajar con Ilan en su nueva función en el BID para fomentar el crecimiento sostenible, inclusivo y resiliente en América Latina y el Caribe”, indicó. Además, el FMI sostuvo que “la búsqueda del sucesor de Goldfajn comenzará inmediatamente”.
De hecho, cuando fue postulado por el gobierno de Jair Bolsonaro para presidir el BID –y sostenido por Lula- Goldfajn se tomó licencia del Fondo y fue reemplazado en forma interina por Nigel Chalk en el área del Fondo que controla el cumplimiento del programa argentino con el organismo.
Esta sucesión por lo tanto resulta trascendente para el Gobierno, que intentará en los próximos días cerrar la revisión del tercer trimestre del año del acuerdo con el FMI para recibir en diciembre un giro cercano a los USD 5.900 millones.
Chalk, el director interino del WHD, participó de la negociación con el gobierno de Mauricio Macri para firmar el acuerdo por USD 57.000 millones en 2018 y, luego de la salida de Alejandro Werner como auditor regional, también dialogó con el actual gobierno para rubricar el acuerdo de marzo de este año.
Fue directivo del banco Barclays y jefe de misión del FMI para China y Estados Unidos; estudió en la London School of Economics y tiene un doctorado en la UCLA.
Mientras Chalk, quien no se involucraría directamente con el caso argentino, continuará formalmente a cargo del departamento que hasta ahora conducía Goldfajn, se abren dos instancias importantes para la Argentina: quién estará a cargo de las próximas revisiones del acuerdo con el país y quién será el sucesor del brasileño para auditar a toda la región.
El control del caso argentino
Fuentes con conocimiento del tema indicaron a Infobae desde Washington que será el venezolano Luis Cubeddu, jefe de la misión para la Argentina, quien se transformará en el funcionario de más relevancia en el área regional para evaluar el programa firmado con el gobierno de Alberto Fernández.
Cubeddu, un funcionario con varios años de experiencia en el FMI, tiene buenos modos y es flexible, pero sabe cuándo tiene que ponerse firme con su contraparte.
Tal como informó Infobae, una delegación del Ministerio de Economía que lidera Sergio Massa viajará a Washington DC a fin de este mes para tratar de sellar la tercera revisión del programa; los técnicos de Economía creen que no habrá mayores inconvenientes para lograrlo y colocan el foco en el cumplimiento del último trimestre del año, sobre todo en referencia a la acumulación de reservas del Banco Central. Con este fin, esperan los desembolsos del Banco Mundial, del BID y acelerarán las conversaciones con el banco central de China para la eventual activación del swap que se amplió la semana pasada por la gestión de Massa en el G20; estos recursos podrían servir para financiar el comercio bilateral con China y, si una parte se convirtiera a dólares, se podría utilizar también para intervenir en el mercado cambiario.
Mientras tanto, en la Argentina evalúan que la relación con Goldfajn, que estuvo en su cargo poco más de un año tras reemplazar a Alejandro Werner, fue mucho mejor que la esperada. A priori, algunos funcionarios esperaban a un “halcón”, por el pasado del economista brasileño como presidente del banco central de su país y firme defensor de las metas de inflación, pero se encontraron con un hábil negociador, que ayudó a la Argentina a sortear las primeras dos revisiones en el directorio que conduce Kristalina Georgieva, frente a la dureza de algunos países europeos y asiáticos. Su designación en el BID, donde la Argentina accederá a una vicepresidencia tras fracasar en su intento de alcanzar la presidencia, permitirá mejorar las relaciones con el país, afirmaron las fuentes.
En manos de Georgieva quedarán los plazos para elegir al sucesor de Goldfajn: puede optar para dejar a Chalk por un buen tiempo –de hecho entre la salida de Werner y el ingreso del brasileño pasó casi un año- o por activar la selección rápidamente si considera que el área necesita un líder fuerte y de carácter político.
Este proceso funciona con una “lista” de candidatos que deben pasar el examen de la directora gerente y otros filtros de recursos humanos. El Fondo puede publicar un aviso en los medios de comunicación para conseguir al reemplazante de Goldfajn o apelar a la “lista corta” de la última elección del departamento para ver si alguno de los candidatos que quedó afuera ahora sí puede resultar adecuado para este sensible cargo.
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