En octubre, la Argentina volvió a encabezar el monitor de inflación que para 40 países del mundo elabora y actualiza cada mes el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) en base a información oficial del Indec, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y decenas de agencias estadísticas oficiales.
El 6,3% de inflación minorista argentina en octubre dejó muy atrás el 3,5% de Turquía e Italia y fue 9 veces superior a la mediana de inflación de los 40 países relevados, que en octubre incluyeron 4 casos de deflación mensual: Indonesia, Estonia, Grecia y la República Checa, que el mes pasado registraron caídas del nivel general de precios de entre 0,1 y 1,4 por ciento.
La Argentina también lideró la estadística de inflación interanual (esto es, la acumulada en los últimos 12 meses), aunque aquí, con 88%, fue seguida de cerca por Turquía (85%) y mucho más de lejos por Lituania (23%). Mientras la Argentina se acerca mes a mes a una inflación interanual de 3 dígitos, 22 de los 40 países relevados la mantienen en un dígito y 10 por debajo del 7%, subgrupo que incluye a dos países vecinos: Brasil y Bolivia, con 6,5 y 2,9% de inflación interanual a octubre, respectivamente.
Punto de inflexión (e inflación)
En cuanto a la dinámica mensual de la inflación, Argañaraz precisa que en los últimos 6 meses se estabilizó en torno al 0,7%, luego de haber alcanzado un máximo del 0,9% en junio. En la Argentina, la renuncia del exministro de Economía, Martín Guzmán, precipitó la tendencia contraria: por caso, mientras que en los tres meses de mayo a julio la inflación acumulada fue del 18,8%, en el trimestre siguiente, de agosto a octubre, ya bajo la gestión de Sergio Massa, el acumulado fue del 20,7%, casi dos puntos más. En el mismo período de tiempo, de los 40 países relevados por Argañaraz, el que tuvo más inflación fue Holanda, con 4%, y 25 países tuvieron inflación cero o negativa, lo que muestra que lograron contener el impulso inflacionario, aunque la batalla aún no haya sido ganada.
Del mismo modo, un trabajo del Ieral mostró que de un subgrupo de 11 países latinoamericanos, en solo dos, la Argentina y muy por detrás Bolivia, se siguió acelerando la llamada “inflación de alimentos”, que fue controlada en los demás países de la muestra.
Además de los datos oficiales y de los pronósticos de consultoras y economistas profesionales, un estudio reciente resalta la importancia de las redes sociales para medir las expectativas en torno de los precios y anticipar con más precisión los resultados.
“Proponemos una medida no tradicional para analizar la dinámica de la inflación en Argentina. El indicador mide la frecuencia de las menciones de “inflación” en un corpus de mensajes compartidos por usuarios argentinos”, dicen los economistas Daniel Aromí y Martín Llada, investigadores del Conicet y graduados de la Universidad de Buenos Aires, quienes recientemente publicaron el paper “Are professional forecasters inattentive to public discussions? The case of inflation in Argentina” (traducible como “¿Los pronosticadores profesionales desatienden la discusión pública?: El caso de la inflación en la Argentina”).
Aromí y Llados hallaron “sólida evidencia” de que el margen de error de los pronosticadores relevados por el Banco Central aumenta 0,4% por ignorar las discusiones y debates, medidas por el aumento del número de menciones de la palabra “inflación”, que ocurren en las redes sociales.
En un gráfico publicado en la red social Twitter, Aromí y Llada mostraron que, hasta abril pasado, el pico de atención al tema y las menciones a la palabra “inflación” ocurrió el 18 de marzo pasado, tres días después de la “guerra a la inflación” que anunció el presidente Alberto Fernández. Guerra en la que, por lo visto desde entonces, el Gobierno y la Argentina van claramente perdiendo.
Los economistas actualizaron el mismo gráfico a fines de octubre y muestran que desde aquel pico las menciones a la inflación, al menos por Twitter, cedieron un poco. Lo que parece sugerir que, al menos respecto de la inflación, los argentinos estamos mal, pero acostumbrados.
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