Los bonos en dólares consolidaron su mejora en los últimos días y ya acumulan una suba cercana al 30% desde el piso que habían tocado en julio, cuando se produjo una crisis financiera y cambiaria tras el alejamiento de Martín Guzmán. La mejora de las cotizaciones contrasta con la caída de reservas que viene sufriendo el Banco Central tras la finalización del dólar soja. Pero este “detalle” no detiene a los inversores que lentamente vuelven a posicionarse en riesgo argentino, tomando ventaja además de las cotizaciones que venían “sumergidas”.
La deuda en dólares había tocado niveles insólitos, más parecido a bonos venezolanos que no se pagan hace diez años que a títulos que están “performing”, es decir que el Gobierno cumple normalmente con sus vencimientos. En el peor momento, allá por mitad de año, los títulos dolarizados llegaron a caer a niveles de USD 17, un piso que incluso en aquel momento se consideraba demasiado exagerado.
Con la suba de ayer, el riesgo país perforó con fuerza los 2.400 puntos, cuando había llegado casi a 3.000 hace solo tres meses, habiendo cerrado ayer 2.330 puntos. La contracara es la mejora en las cotizaciones, que siguen en niveles de “default” pero ya un par de escalones más arriba, por encima de los USD 25. Los analistas de mercado de renta fija consideran que aún en un escenario de renegociación de la deuda más o menos agresiva, estos títulos deberían cotizar a niveles de entre USD 35 y USD 40.
Los valores de los bonos siguen deprimidos pero se alejaron de las cotizaciones extremas, de USD 17, de hace tres meses. Los inversores locales optan en forma creciente por polarizarse y eligen bonos en dólares, pero también se empieza a mirar lo que podría suceder con la deuda luego de las elecciones presidenciales
La gran incógnita que hay hacia adelante, pensando en el nuevo gobierno que asumirá a fines del año que viene es la siguiente: ¿se viene un nuevo default de la deuda? La respuesta que parecía obvia hasta hace algunas semanas, dejó de serlo. De hecho, empieza a crecer la cantidad de inversores que piensan que el próximo gobierno podría zafar sin demasiado esfuerzo de una nueva reestructuración.
Como bien aclaró ayer el encargado de la calificación argentina en Moody’s, Gabriel Torres, “la condición para evitar el default es que el Gobierno recupere el acceso a los mercados de deuda en dólares”.
Fabio Saraniti, director de Win Inversiones, explicó que no sería extraño que el próximo Gobierno pueda hacer frente a los futuros vencimientos sin necesidad de una renegociación. “Con cupones muy bajos, que van del 1% al 4% anual, la deuda en dólares de la Argentina se está licuando de manera acelerada. Esto se debe a la elevada inflación de Estados Unidos. Por eso, los vencimientos que empiezan a caer a partir del 2024 son mucho más sencillos de enfrentar, representan un esfuerzo mucho menor que cuando Martín Guzmán reestructuró en 2020″.
Como la Argentina no emite bonos en dólares hace ya casi cinco años en el mercado de capitales (la última vez fue a principios de 2018), la deuda se mantiene prácticamente en los mismos niveles. En términos reales, es decir descontando la inflación de Estados Unidos, la reducción del peso de la deuda emitida en moneda dura es muy notoria.
La opinión casi unánime entre los grandes inversores de Wall Street es que el futuro gobierno argentino no tiene margen para arrancar con una nueva reestructuración de la deuda. Creen que sería igual a lo que hizo Alberto Fernández ni bien asumió, pero además tampoco hay ánimo para entrar en una nueva negociación que extienda plazos y vuelva a bajar el valor presente de la deuda como ya sucedió hace apenas dos años.
Paula Gándara, CIO de Adcap Asset Management, también encontró una razón bien local para la mejora de los títulos en dólares. “Los inversores tienen ya muchos bonos en pesos y se nota una mayor dolarización de cartera, de hecho los fondos comunes en dólares están teniendo un aumento en el nivel de suscripciones. Es parte de un rebalanceo de portafolio que se está dando y que refleja una mayor cautela en relación a la deuda en pesos”.
No es casualidad que los bonos emitidos bajo ley local hayan sido los que más subieron ayer. El 2035, por ejemplo, subió 4,8% al igual que el 2029. Los emitidos bajo ley extranjera también subieron mayoritariamente.
Por supuesto que también empieza a entrar en escena el “trade electoral”, aunque de manera tímida y todavía muy supeditado a las señales que se vayan produciendo en relación a las candidaturas. Los fondos internacionales no solo quieren saber si Cristina Kirchner será o no candidata el año próximo. También están ávidos de conocer quienes podrían competir en la oposición, ya que también hay mucha confusión sobre el perfil de los posibles contendientes.
Quienes siguen de cerca la evolución de la deuda argentina aseguran que muchos grandes fondos internacionales ya terminaron de desprenderse de sus tenencias en bonos argentinos. Por lo tanto ya no habría por delante tantos vendedores y aún con pocos compradores los precios suben en forma significativa, en un mercado que sigue manejando volúmenes chicos.
El contexto internacional, por supuesto, también tiene que ver en esta recuperación de la deuda. La noticia de una menor inflación en Estados Unidos hizo retroceder parcialmente la tasa de los bonos del Tesoro y aumentó el apetito por el riesgo, lo que impactó positivamente en la deuda emergente. Argentina es un jugador marginal en esa liga, pero también se benefició de ese rebote.
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