Las cotizaciones del dólar alternativas al oficial volvieron a mostrar este miércoles subas que llegaron hasta picos de $330 para el caso del contado con liquidación, lo marcó un reajuste considerable en los últimos días. El diagnóstico que atraviesa al Gobierno y que algunos analistas también sostienen incluye distintas explicaciones, desde una corrección de los tipos de cambio financieros tras haber perdido terreno frente a la inflación o la cantidad de pesos que quedaron sueltos tras la puesta en marcha del dólar soja en septiembre.
Los tipos de cambio que surgen de la compra y la venta de bonos se despertaron en los últimos días. En lo que va de noviembre el “contado con liqui” avanzó desde los $302 hasta $330 que tocó este miércoles y que luego descomprimió a 325 pesos. Un síntoma similar se vio con el MEP, que a diferencia del CCL no implica una operación con una cuenta en dólares con el exterior. Llegó a tocar máximos de $313 cuando hace poco más de una semana había registrado un piso de $289.
Aparecen, en evaluaciones informales que hacen en los despachos oficiales, distintas explicaciones. Algunas de esas tesis tienen que ver con razones típicamente macroeconómicas que empujan hacia arriba al tipo de cambio, y otras incluso de índole de expectativas y operativas sobre las necesidades financieras de empresas en la última parte del año.
Desde un despacho oficial arriesgaban, como una lectura posible, que el despegue de los dólares paralelos financieros respondía más bien a la recuperación de cierto terreno perdido en términos nominales en los últimos meses: a mediados de julio el CCL llegó a cotizar $325, un precio similar al techo que tocó este miércoles con la diferencia de que transcurrieron cuatro meses con altísima inflación.
De esta manera, sostienen en el equipo económico, el efecto no sería tan inesperado porque el mercado estaría así arbitrando un “atraso” nominal que ahora busca recuperar. Con el dólar MEP sucede algo similar: este miércoles cotizaba seis pesos por detrás del pico de $315 del 18 de julio pasado, mientras entre esas dos fechas hubo casi un 30% de inflación acumulada entre los índices de julio, agosto, septiembre y octubre.
Una segunda tesis está relacionada a la cantidad de pesos que quedaron “sueltos” en el mercado tras la puesta en marcha del esquema diferencial de dólar soja, que al pagarle a los productores un tipo de cambio más alto de $200, hubo una brecha de valor -en comparación con el dólar que reciben de manera habitual en el sector- que tuvo que cubrir el Banco Central con emisión monetaria, que se estima que fue cercano al billón de pesos.
Entra en juego, en ese sentido, una tercera pata de lectura que atraviesa al Gobierno: que para el mercado ya sería insuficiente el aumento en la tasa de interés que llevó adelante en los últimos meses la Secretaría de Finanzas en sus licitaciones de deuda del Tesoro y el Banco Central con su tasa de referencia, que dejaría de hacer atractivos a los plazos fijos. Esta última explicación es la que creen en el Poder Ejecutivo que tiene menos verosimilitud.
Un detalle que también apareció en charlas informales entre funcionarios: que la lluvia de los últimos días y que podría implicar un alivio al campo en un contexto de sequía esperada, implicaría que con un rinde un poco mayor al esperado caerían las necesidades de financiamiento de los productores. Por ende, esos pesos necesitaron anticiparse y encontrar otro destino, en este caso en el mercado financiero del dólar.
“Hay que ver si después la suba de estos días la convalida el mercado. Ahora tenés una reacción es muy rápida y todos se apuran. Pero hay que esperar 4 o 5 días para ver cómo se acomoda”, comentaban desde un despacho oficial. En el Banco Central, por otra parte, circulaba otra estimación: que en lo que va del año los inversores que apostaron a una devaluación según los valores que se negociaban en los contratos de dólar futuro perdieron unos $90.000 millones por esa depreciación que no terminó sucediendo. Dicho de otra forma, son los pesos que ganó el BCRA por haber vendido contratos de futuro este año.
En el mercado aparecen también otras líneas de explicación sobre la sintomatología del dólar paralelo de estos días. Un experimentado operador de mercado ofrecía como razón la cercanía del Mundial de Qatar: “Si hay 40 mil argentinos que van a viajar, se van a llevar entre 5 mil y 10 mil dólares cada uno, por eso además del MEP y el CCL se movió el dólar libre”, arriesgó.
Otro analista de mercado comentó que “hay muy poca demanda de pesos. a tono con los Fondos Comunes de Inversión (FCI) que prefirieron no renovar vencimientos de corto plazo (de bonos del Tesoro), para cubrir posiciones de empresas que tienen que pagar aguinaldos y hacer pagos de fin de año”, explicó. “Esa flata de voluntad de entrar al canje lo que hace es aumentar la demanda de dólares”, definió.
La cuestión de la inflación acumulada en los últimos meses y cómo el “contado con liqui” y el dólar Bolsa se quedaron atrás también forma parte del abanico de explicaciones, según este analista. “No puede soslayarse que pasamos tres meses y medio de 25% de inflación, los precios corrieron y el recorte nominal respecto a agosto se notó. En algún momento eso se despierta como una corrección natural. Un dólar a precio de crisis de julio y agosto sería hoy de $420″, estimó.
“Era más esperable que los dólares financieros tuvieran este repunte porque venían muy atrasados en relación a la base monetaria, venían creciendo a un ritmo muy inferior. También estaban retrasados en relación a la inflación. La pérdida constante de reservas y las nominalidades tan altas hacían prever una suba del tipo de cambio”, dijo por su parte Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital.
“En noviembre y diciembre la demanda de dinero tiende a subir por el movimiento comercial y turístico y el tipo de cambio suele estar tranquilo. Pero esa dinámica parece haberse roto. Si consiguen recuperar el equilibrio, los dólares financieros podrían volver a ajustarse siguiendo al oficial, al ritmo del crawling peg”, mencionó.
“Los operadores esperan confirmar que el BCRA esta vez todavía no subiría la tasa, lo cual podría complicar el apetito por colocaciones locales ante la aceleración del crawling peg y que los dólares financieros se vienen despertando. En dicho sentido, tanto el dólar MEP como CCL continúan el reacomodamiento de las últimas ruedas, el cual era anticipado por los inversores tras el importante atraso frente a la inflación y la dinámica de los dólares y pesos por delante, todo lo cual tendría sentido vaya dejando atrás al carry-trade e inclinando a más agentes económicos hacia la cobertura”, comentó por su parte el analista de mercado Gustavo Ber.
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