El colapso de FTX, segunda criptobolsa más grande del mundo, fundada por el joven Sam Bankman Fried, no solo arruinó a decenas de miles de inversores anónimos –se calcula que los retiros no satisfechos a partir del corralito que puso la firma bordean los USD 9.000 millones- sino también a un listado de famosas y famosos.
Bankman Fried, de hecho, apostaba a la masividad, publicitaba FTX a través de megaestrellas del deporte como Stephen Curry, astro de la NBA, y Tom Brady, el quarterback más ganador de la historia de la NFL, la liga de “fútbol” americano, y a mediados de este año, en una suerte de festival en Bahamas, hospedó a figuras de la política como Bill Clinto y Tony Blair, a la supermodelo Gisele Bündchen (ahora exesposa de Brady), el actor Orlando Bloom (de la película Piratas del Caribe), la cantante Kate Perry y Liam Payne, exvoz y guitarrista de OneDirection.
Ahora, de las ruinas de FTX y del fondo de inversión Alameda, también fundado por Bankman Fried, empiezan a emerger perdedores.
Uno de ellos es Shaquille O’Neal, exjugador de Los Angeles Lakers y embajador de FTX, en uno de cuyos videos promocionales aparecía confesándose “emocionado” por asociarse a la plataforma de Bankman Fried. O’Neal es dueño de restaurantes de Five Guys, gimnasios y centros de lavado de automóviles.
De las ruinas de FTX ahora empiezan a emerger perdedores.
Otra famosa y perdedora del affaire FTX es Bündchen, la supermodelo brasileña, y también Brady, su ex, único jugador en la historia de la NFL que ganó 7 “Super Bowls”, como se llama la final de esa liga, el evento más visto de la TV norteamericana, en el que FTX había empezado a presentarse al gran público precisamente porque apostaba a la masividad.
También Curry, de los Golden State Warriors, actuales campeones de la NBA, tenía una participación minoritaria en FTX, por su rol den embajador de la firma, su primera inversión/inmersión en el mundo cripto (también tiene participaciones en Pinterest).
Otros “embajadores” de FTX fueron la tenista japonesa Naomi Osaka, los beisbolistas David Ortiz y Shohei Ohtani y el empresario y presentador canadiense Kevin O’Leary, más conocido como Mister Wonderful (Señor Maravilla).
FTX había le había puesto su nombre (FTX Arena) al estadio del Miami Heat, el equipo franquicia de Miami que juega en la NBA, un acuerdo por el que Bankman pagó USD 120 millones por 19 años. También los campeones, los Golden State Warriors habían cerrado un acuerdo con FTX para el lanzamiento del NFT (sigla en inglés de “Token No Fungible”) en una operación valuada en USD 10 millones anuales.
La liga de béisbol norteamericana convirtió a FTX en su ‘cripto socio’ oficial el año pasado. El acuerdo inicial tenía una duración de cinco años y permitió a la firma colocar su logo en las retransmisiones de los partidos de la competencia.
Lobos también
Pero FTX no solo sedujo a famosas y famosos, inexpertos en finanzas y arcanos digitales, sino que también atrajo a lobos de las finanzas como Tiger Global Management, Third Point y Altimeter Capital Management. Alan Howard, de Brevan Howard Asset Management; la oficina familiar de Paul Tudor Jones y el fundador de Millennium Management, Izzy Englander, también participaron como inversores ángeles. También recibió fondos del Plan de Pensiones de Profesores de Ontario, Sequoia Capital, Lightspeed Venture Partners, Iconiq Capital, Insight Partners, Thoma Bravo y SoftBank Group Corp. de Masayoshi Son.
FTX era valuada en US$ 32.500 millones a principios de este año, pero la repentina crisis de liquidez y las movidas del fundador de Binance, Changpeng “CZ” Zhao, su principal competidor, finalmente tuvo que tirar la toalla.
Los reguladores de EEUU estudian ahora si FTX manejó lealmente los fondos de los clientes y la relación con otras entidades. Las sospechas son que usó dinero de sus clientes para impulsar el valor de sus empresas, aunque la firma a través de su consejera legal, Ryne Miller, dijo hoy que investigan “operaciones anormales” con billeteras virtuales, apuntando a la posibilidad de un hackeo, eventualidad que de confirmarse inquietaría aún más al revuelto mundo de las criptomonedas.
Esquema Ponzi
Meses atrás, puesto a explicar un fenómeno criptográfico conocido como yield farming (“granja de rendimientos”), que combina criptomonedas y DeFi (finanzas descentralizadas), Bankman Fried había respondido: “es una caja valiosa como muestra todo el dinero que la gente decidió que debe estar allí”. A medida que los inversores son más optimistas sobre la evolución del valor de la caja, avanzó en la explicación, “van y vierten otros $300 millones y se va al infinito, y todos ganan dinero”. Y remató: ¿y quiénes somos nosotros para decir que están equivocados?”.
Matt Levine y Jemima Kelly, respectivamente columnistas de Bloomberg y Financial Times, no lo podían creer; el criptomillonario de pelo enrulado que solía presentarse en bermudas estaba describiendo un “esquema-Ponzi”, clásico modelo piramidal en el que los que van entrando enjugan las ganancias de los que entraron antes (y se retiran a tiempo).
Habrá que ver si FTX es otro caso de esa vieja historia.
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