El ministro de Economía, Sergio Massa, buscará reforzar su estrategia internacional en la cumbre del G20 que se desarrollará en Denpasar, Indonesia.
Aunque no está descartado que viaje a Indonesia vía París, el funcionario no tiene en agenda rubricar en la capital francesa el acuerdo de refinanciación con el Club de París que acordó en forma virtual en los últimos días de octubre, pero sí asistirá con la delegación encabezada por el presidente Alberto Fernández que participará de la cumbre de mandatarios del G20. El encuentro tendrá lugar en la ciudad capital y el centro principal de la provincia indonesia de Bali, en la parte más austral de la isla, el 15 y 16 de este mes.
Allí se reforzará el discurso argentino para flexibilizar algunos parámetros de los organismos de crédito internacional -entre otros, cómo contabilizar los créditos de los organismos internacionales- y se explorarían alternativas para compensar la continua salida de dólares; por ahora, como cálculo conservador, el equipo económico prevé que este mes cerrará con una caída de unos USD 1.000 millones en las reservas internacionales del Banco Central.
Fuentes del equipo económico indicaron a Infobae que la postura es la de “tender un puente” mientras la liquidación del agro se desploma, luego del apogeo del “dólar soja” durante septiembre. “Hay poca oferta y muchos pagos”, admitió la fuente oficial.
Con una continua salida de reservas desde principios de octubre –USD 500 el mes pasado y USD 535 en los primeros 8 días de noviembre- la apuesta es a mantener el grifo cerrado de las importaciones, aunque sin “afectar insumos esenciales”, pese a que varias fábricas ya anunciaron que no pueden seguir produciendo.
“Habría que pisar más pagos, pero no se puede hacer sin provocar un efecto disruptivo”, indicó una fuente del equipo.
Para Economía, aún con el cambio en el sistema de control de las importaciones –tras el final del SIMI y su reemplazo por el SIRA- el nivel de ingreso de productos al país “sigue siendo muy elevado”.
“Este es un año récord de importaciones”, acotó el funcionario, atento al movimiento cotidiano del mercado cambiario.
En cambio, cerca del ministro destacan las restricciones al turismo emisivo vigentes desde octubre. “En los últimos 5 meses, el BCRA vendió dólares por concepto de Turismo, Viajes y Pasajes por un monto equivalente a 735 millones de dólares por mes. Más del 50% de estos dólares provienen de pagos realizados por Personas Humanas”. Desde que se puso en marcha el nuevo dólar turista, los pagos por Turismo, Viajes y Pasajes cerraron en un estimado de USD 84 millones, USD 74 millones menos que la registrada en la primera semana de octubre.
“Tomando las tres semanas de vigencia del nuevo esquema cambiario, los pagos se redujeron en 62 millones de dólares por semana, pasando de USD 188 (promedio semanal previo a la medida) a USD126 millones de dólares (promedio últimas tres semanas). Esta reducción implica una caída del 33% en los pagos semanales por Turismo, Viajes y Pasajes en el MULC”, destacaron en el quinto piso del Palacio de Hacienda.
Los créditos de los organismos
Dado que las fuentes de financiamiento en dólares no son infinitas, a priori la única fuente inmediata disponible son los préstamos de los organismos multilaterales. Por un lado, unos USD 600 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), más USD 200 millones de un nuevo crédito del Banco Mundial que llegarán en diciembre.
Y, si el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobara en forma completa las metas del tercer trimestre del año, el organismo aportaría USD 5744 millones antes de fin de diciembre. De todos modos, dado el calendario de pagos al FMI, sería un alivio muy breve, casi imperceptible, porque en el primer trimestre del año el país debe pagarle un monto similar, según los datos oficiales procesados por la consultora Eco Go.
Una segunda fuente de dólares, aún no determinada, es la que debería llegar por el nuevo dólar para las exportaciones de las economías regionales, pero los analistas privados creen que no será significativa y los funcionarios aún afinan el lápiz para determinar a cuánto ascenderá.
Una tercera, más rezagada, es el préstamo que se conversa con algunos bancos extranjeros para el Banco Central, un Repo a dos o tres años, que en el inicio de esta gestión económica parecía muy seguro y luego se estancó de la mano de la desconfianza de los inversores extranjeros sobre la situación del país.
Sin embargo, en el equipo económico afirmaron que “hay un par de bancos muy interesados” en aportar unos USD 1.500 millones, pero aclararon que la paridad de los bonos argentinos, que actúan como una garantía colateral, es baja todavía. Un banco en particular, al que no quisieron identificar, ofrecería una “tasa razonable” y todavía resta convencer al staff del FMI de que acepte estos ingresos en el cálculo de las reservas.
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