Qué hizo América Latina para contener la inflación y por qué la Argentina se diferenció del resto

El análisis de los economistas del Grupo Santander en un seminario realizado en Madrid evidenció la falta de previsión argentina frente a la ola inflacionaria que provocó la inflación rusa a Ucrania a la vez que sus países vecinos se prepararon con anticipación

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Los economistas jefes del Grupo Santander de los principales países de América Latina en los que opera la entidad analizaron cómo salir del elevado nivel de inflación
Los economistas jefes del Grupo Santander de los principales países de América Latina en los que opera la entidad analizaron cómo salir del elevado nivel de inflación

Desde Madrid - La visión de los economistas del Grupo Santander afincados en América Latina acerca de cómo se enfrentará la recesión post-invasión rusa a Ucrania, atada a la incertidumbre sobre la duración del conflicto, podría resumirse en que en líneas generales los bancos centrales reaccionaron a tiempo subiendo las tasas y los gobiernos hicieron lo propio con la prudencia fiscal. De esa forma, enfrentaron el impacto de la inflación. Recién el año próximo podrían comenzar a moderase las tasas para salir de los indices inflacionarios elevados y, al mismo tiempo, evitar la recesión extrema. Ese escenario, presente en las principales economías de la región, no alcanza a la Argentina y sus niveles inflacionarios récord.

Durante la Conferencia Internacional de Banca que Santander organizó en su “Ciudad Financiera” ubicada a 20 kilómetros de Madrid, la coyuntura financiera latinoamericana fue abordada por los economistas jefes de sus principales mercados, Rodrigo Park (Argentina), Ana Paula Vescovi (Brasil), Claudio Soto (Chile), Rodrigo Brand (México) en un panel moderado por Juan Cerruti, economista jefe de Grupo Santander. Y si bien se insistió en que todos los países asumieron la crisis con características propias, las expectativas son positivas en el mediano plazo.

Al haber sufrido dos “shocks de oferta” en poco tiempo, la pandemia y Ucrania, “el 2022 será recordado como el año del retorno de la inflación”, explicó Cerruti. Ese retorno, señaló, se generó por tres vías: una inflación de demanda, provocada porque la región venía de una década de políticas expansivas y tasas bajas; otra de oferta, ya que la pandemia cerró y abrió la economía de golpe, y eso generó cuellos de botella; y la inflación estructural, con cambios en el mercado energético y laboral.

Rodrigo Park, economista jefe de Santander Argentina
Rodrigo Park, economista jefe de Santander Argentina

“Ocho de cada diez bancos centrales están subiendo las tasas de interés. Y en la región, Brasil es el que primero empezó”, dijo Cerruti, quien explicó que los buenos precios de las materias primas ayudaron a varios países de la región a transitar las épocas de tasas altas.

La Argentina, por varias razones, es la excepción. “Es el país con la volatilidad más alta de la región, con una caída del PBI per cápita del 14% en la última década”. explicó Park. Destacó que sus desafíos centrales son “sostener el nivel de reservas, aún con tipos de cambio especiales como hasta ahora, y tener un comportamiento fiscal y monetario más prudente”. Por ese motivo, “es muy importante cumplir con el acuerdo con el FMI”, en particular con la meta de déficit fiscal de 2,5% del PBI para este año.

Destacó que “se necesitará coordinación entre la política fiscal y la monetaria” para salir de la inflación, aún con los esfuerzos de esterilización del BCRA. Y minimizó el efecto de los acuerdos de precios para contenerla: “Hay evidencia de que no son eficaces en el largo plazo. Pueden servir como parte de un plan, pero no son sostenibles”.

Park señaló además que “la Argentina necesita volver a los mercados y tener un manejo prudente de su deuda. Para eso es clave recuperar la confianza”. Su cuota de optimismo estuvo puesta en el potencial de la Argentina por su capital humano y sus recursos naturales, que “sus exportaciones podrían generar 1,6 veces los dólares que generan hoy”.

En los demás países analizados, la situación es bien diferente. El caso ya mencionado de Brasil le permitió iniciar un camino de descenso de la inflación, con fuertes inversiones extranjeras, precios de sus exportaciones en alza y pasivos en su moneda. El 95% de su deuda es en reales.

“La política fiscal seguirá siendo el gran desafío, aunque ya se consiguió un superávit del 1% por segundo año. El costo de la deuda todavía es un poco alto, pero si hay austeridad podrá bajarse”, señaló Vescovi. También elogió los cambios que Brasil introdujo en materia laboral, que “explica el éxito en haber mantenido los niveles de empleo, algo que siempre ayuda a reducir la incertidumbre”.

La economista jefe de Santander Brasil apuntó que el PBI brasileño crecerá el 2,8% este año y 0,7% en 2023. La proyección de inflación es de 5,5% para este año, de 5% para el próximo y de 3% para 2024.

“Chile hizo el ajuste a través de la política monetaria, a través de una suba de tasas que las dejó en el nivel más alto en dos décadas”, apuntó Soto. Haber subido las tasas de ese modo le permitió contener la inflación y espera que en el primer trimestre de 2023 comience el descenso de esas tasas “históricamente altas”.

“El 2022 será recordado como el año del retorno de la inflación” (Juan Cerruti)

La reforma previsional del gobierno de Gabriel Boric permitió a mucha gente disponer del dinero ahorrado para su retiro, lo que sostuvo un fuerte nivel de consumo en 2021 y le permitió a la economía crecer un 11,7% en 2021, cifra que bajará a 2,25% este año. El 2023 pasará la factura: Chile es el único país de la región que espera contracción económica (-1,2%) para el año próximo. El gasto público creció un 30% el año pasado, atado a las necesidades de la pandemia, pero este año se recortará un 25 por ciento.

Soto señaló el factor de la fragmentación que atraviesa su país y la región: “Los gobiernos de América Latina no consiguieron desarrollar políticas tendientes al crecimiento y, si no se crece, siempre habrá demandas sociales insatisfechas”.

En el caso de México, la economía “sufrió un shock sanitario y mantuvo una fuerte diferencia en relación a las demás: no hubo grandes apoyos fiscales”, explicó Brand. No obstante, el PBI se ubicará este año muy cerca del nivel prepandemia con una inflación del 8,7% que en 2023 bajará a 4,8%.

El año próximo, la economía mexicana crecerá solo el 1,2% pero, al menos evitará la recesión. Su ciclo de altas tasas continuará en el corto plazo, siguiendo el camino de la Reserva Federal, dada la dependencia comercial con Estados Unidos. No obstante, a mediados del año próximo las tasas de referencia comenzarían su descenso.

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