Tal como esperaba el mercado, este miércoles la Reserva Federal norteamericana volvió a subir las tasas de interés de referencia, en el marco de una política monetaria contractiva para combatir la inflación en los Estados Unidos. La autoridad monetaria norteamericana aplicó un ajuste de 75 puntos básicos y los tipos de interés se ubicaron en el rango de 3,75% al 4% anual, niveles no vistos desde 2007.
Si bien el objetivo principal de la suba de tasas es el de reducir la inflación en el país norteamericano, que tocó máximos en 40 años, la iniciativa tiene repercusiones que van más allá de las fronteras de los EEUU y que afectan también a las economías emergentes como la argentina.
Freno a la actividad
La suba de tasas efectuada por los bancos centrales busca ofrecer mayores rendimientos para mantener el dinero excedente invertido dentro del sistema financiero. Por lo tanto, una suba de tasas es contractiva para la actividad, pues quita liquidez para la demanda de bienes y servicios y encarece el crédito. Una desaceleración de la economía de EEUU, e incluso una recesión, impacta en el país y también en el resto del mundo, dado el peso específico de la primera potencia mundial dentro del PBI global (cerca del 25% del total).
“Desde el discurso de Jerome Powell en Jackson Hole, donde se pudo advertir que la Fed no iba a ceder en su enfoque hawkish de la política monetaria en el corto plazo, los mercados del mundo no fueron los mismos. Los temores de un hard landing -recesión mayor y duradera- volvieron a la escena”, refirió un informe de Portfolio Personal Inversiones. “A medida que los mercados desarrollados se abrochan los cinturones para enfrentar esta crisis en el corto a mediano plazo, todo el universo emergente se prepara expectante para sufrir las consecuencias. Y Argentina no es la excepción”, acotó.
Menos intercambio comercial
Si la economía norteamericana se contrae, reducirá la demanda de bienes y servicios del exterior. Aunque EEUU no es el principal socio comercial de la Argentina, ocupa un relevante tercer puesto, detrás de Brasil y China. En el último año Estados Unidos fue el destino de cerca del 8% de las exportaciones argentinas, de acuerdo con el informe de Intercambio Comercial Argentino del INDEC. Por otra parte, si EEUU demanda menos productos de nuestros socios comerciales clave, como Brasil y China, indirectamente perjudicará las ventas externas de Argentina, porque la actividad económica de éstos sufrirá un deterioro.
Frederic Leroux, analista de administradora de activos Carmignac, señaló que “la recesión, necesaria para absorber el encarecimiento de los precios, no llegará inmediatamente. Y el actual presidente de la Fed, Jerome Powell, probablemente no ha terminado de sorprender a los mercados con la agresividad de su política monetaria”. Agregó que “es difícil imaginar hoy en día decisiones similares a las de 1980 en Estados Unidos. Ese año, Paul Volcker, entonces presidente de la Fed, subió los tipos de referencia al 20% cuando la inflación volvía a desacelerarse hacia el 10%”.
Riesgos de un dólar más fuerte
La apreciación del dólar frente al resto de las monedas del mundo es otra de las consecuencias de la suba de tasas en EEUU. Así, las commodities podrían ceder en sus precios medidos en dólares, entre ellas, los granos y derivados industriales, principales productos de exportación de la Argentina cuyo precio se fija en el Mercado de Chicago. El factor cambiario no es el único para determinar el precio de las materias primas, sujeto sobre todo al nivel de la demanda global, las restricciones de la oferta -por factores climáticos o eventos como la guerra en Ucrania-, pero un “súper dólar” es un obstáculo para el equilibrio del balance de cuenta corriente de Argentina.
Golpe a la valuación de los activos
Las tasas de referencia de la Fed, que se transmiten a todo el sistema financiero e inciden en los rendimientos de los títulos de deuda del Tesoro, son competencia para la cotización de acciones y bonos. En el caso de los activos de países emergentes el efecto negativo puede ser aún mayor, porque las altas tasas en EEUU incentivan a la inversión financiera en ese mercado, considerado más seguro por su solvencia, y a la salida de fondos de economías emergentes, de las cuales, la de Argentina es de las más vulnerables.
En este contexto de endurecimiento monetario, la tendencia bajista en Wall Street lleva más de diez meses y los agentes bursátiles debaten si se llegó a un piso, con las futuras subas de tasas ya asumidas en los precios, o si aún falta un tramo más de pérdidas. Si bien los principales índices del mercado iniciaron un rebote contratendencial a mediados de octubre, este parece haberse desacelerado en las últimas ruedas.
Frente a una inflación que resiste, la Fed aplicó la sexta alza de tasas desde marzo de este año
“Tanto el S&P 500 como el Nasdaq 100 alcanzaron poco más del 10% mientras que el Dow Jones subió más del 14% desde la última baja, pero los tres acumulan pérdidas que van desde el 11% al 32% este año”, explicó Mauro Natalucci, ejecutivo de Cuentas de Rava Bursátil.
Para el analista técnico Ruben Ullúa, el mercado se mantiene “cauto y toma sus recaudos”, aunque advirtió que en base a la mejora de los índices de Wall Street en octubre “las expectativas técnicas siguen apoyando la idea de que la recuperación puede ser mayor. Vemos la posibilidad de que incluso lo mínimo alcanzado justamente el mes pasado pudo haber marcado un piso importante, quizás hasta definitivo. Todo el proceso de baja comenzó a inicios de año, sin embargo -todavía es prematuro poder confirmarlo por ahora- creemos que el movimiento de subida que viene llevando el mercado tiene mayor recorrido”.
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