Tres factores generan incertidumbre sobre la economía de América Latina, según explicó a Infobae el vicepresidente del Banco Mundial para la región, el colombiano Carlos Felipe Jaramillo: el cambio climático, la suba de la tasa de interés de la Reserva Federal y el impacto de la invasión rusa a Ucrania. Y los tres, por distintas vías, pegan en la Argentina.
En un contexto global y regional tan complejo, Jaramillo valora que la Argentina va a crecer en 2022 por encima del promedio regional, aunque asegura tener preocupación por sus desequilibrios, con la inflación a la cabeza. El directivo del Banco Mundial pasó una semana en la Argentina en la que se entrevistó con funcionarios y anunció nuevos préstamos que extendieron una cartera de financiamiento récord que supera los USD 9.000 millones. No se quedó en Buenos Aires: visitó zonas vulnerables de Chaco, Salta y otros lugares del norte argentino.
— ¿Cómo está la economía de la región? ¿Va a crecer este año?
— Fue un año mucho más complejo de lo pensado. En enero creíamos que iba a ser el año del regreso a la normalidad después de la pandemia, pero apareció la guerra de Ucrania, que afectó a alimentos claves que se encarecieron y empezaron a escasear. Otro tanto ocurrió con los combustibles. Eso afectó mucho a la región y aparecieron procesos inflacionarios, incluso en países donde desde hace 20 o 30 años había muy baja inflación, de 2% o 3% y ahora están cerca del 10% anual.
También hubo un problema muy serio con los fertilizantes, que escasean y tienen precios altos. Es un escenario muy difícil de pronosticar. Los productores quieren sembrar porque los precios son muy buenos, pero faltan insumos y enfrentan cuestiones climáticas. Hay sequías en varios países, incluyendo la Argentina. Cuando la economía global tuvo escasez de alimentos, América Latina, liderada por Brasil y la Argentina, que son dos grandes potencias exportadoras de alimentos, han visto limitada su capacidad de respuesta por el cambio climático.
“La polarización política es una situación que se repite en todo el continente y obliga a redoblar esfuerzos para lograr consensos”
— ¿Cuándo va a volver la inflación regional al nivel previo a la guerra?
— La inflación se va a normalizar paulatinamente pero en parte por noticias que no son tan buenas. Una es el alza de las tasas de interés de Estados Unidos. La principal consecuencia de esto es que los grandes motores del crecimiento global, como EEUU, están enfriando la economía. Por eso la región tendrá que reducir sus exportaciones. Vamos a moderar la inflación pero por una mala causa, por razones recesivas. China también está creciendo mucho menos, con restricciones por el Covid. Europa también está afectada, en su caso por la guerra. Todo este escenario implica más recesión.
— ¿Esperan una caída de la actividad económica para América Latina?
— Nuestra estimación para 2022 es de una tasa de crecimiento para la región del 3%. Para 2023, se reduce a 1,6%, casi la mitad. Vemos un ambiente negativo en cuanto a la demanda de productos de la región.
— ¿La sequía y otros factores climáticos van a generar pérdidas económicas concretas en la Argentina?
— Eso es muy difícil de pronosticar y anticipar, tanto las sequías como las inundaciones, porque el cambio climático tiene un impacto errático sobre la actividad. Instamos a que los países a que hagan inversiones y que estén preparados para estas situaciones, sobre todo en la agricultura, el sector más afectado. En la Argentina en materia de recursos hídricos hay mucho por hacer. Según nuestra estimación, las inundaciones provocan pérdidas anuales en la Argentina de hasta USD 1.400 millones en activos y de USD 4.000 millones en pérdidas de bienestar, cifras que aumentarán con el cambio climático. Además, para 2050 por sequías se podría perder hasta un 4% del PBI si siguen a este paso.
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— ¿Qué visión tienen hoy de la macroeconomía argentina?
— Estoy haciendo esta visita a la Argentina en reconocimiento a la excelente relación que tenemos con el país. Eso se refleja en una cartera de más de USD 9.000 en créditos que tenemos con el país, en 24 proyectos distintos. En 2022 estamos llegando casi a un récord histórico de aprobación de financiaciones para el país en áreas muy diversas, desde obras hídricas hasta la AUH o vacunas para el Covid. Acabamos de firmar también un préstamo de USD 600 millones para el Ferrocarril Belgrano Sur. Estamos muy involucrados con la Argentina. Diría que los resultados económicos para la Argentina son positivos si se tiene en cuenta el escenario global y regional. De hecho, nuestro pronóstico para el crecimiento de la Argentina es mayor al 4%, por encima del promedio del 3% de la región. Lamentablemente, otros indicadores no están bien. Nos preocupan los desequilibrios importantes, como la inflación que ha venido creciendo y que afecta a los familias más pobres.
— Aquí se discute, casi en términos doctrinarios, cuáles son las causas de la persistente inflación de la Argentina. ¿Cuál es su visión?
— No soy un gran experto aunque he seguido el tema desde hace mucho tiempo, pero la raíz de la inflación siempre ha estado asociada a desequilibrios fiscales de largo plazo. Son pocos los países que han tenido una situación así en América Latina. Creo que la Argentina está haciendo un gran esfuerzo para corregir esos desequilibrios para ir resolviendo el tema. Va a ser una pelea que no se va a resolver de un día para el otro
— ¿Cómo impacta la polarización política de la Argentina, que se repite en otros países de la región, para desarrollar planes de largo plazo?
— Es una situación que se repite en todo el continente y obliga a redoblar esfuerzos para lograr consensos. Aquí vi en estos días que la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto, algo positivo porque recuerdo que el año pasado no hubo Presupuesto. Aún en épocas de polarización se pueden obtener resultados positivos
— El 2023 será una año electoral, ¿Eso sumará incertidumbre?
— Todos los países pasan por esas situaciones cuando votan. Pero en 2023 además hay un factor de incertidumbre intenso que es la guerra de Ucrania, que nadie sabe cuándo terminará ni cómo se va a resolver y cómo impactará sobre los precios de alimentos. La otra variable clave para el año es qué pasará con las tasas de interés, ya que veníamos de una década de tasas muy bajas. La buena noticia es que no somos la América latina de los ‘80, cuando la Fed subió sus tasas y Brasil, México y Argentina y otros debieron reestructurar sus deudas y la región perdió una década. Ahora, ningún país ha entrado en crisis de pagos, eso refleja una mejora en el manejo de la deuda la mayoría de los países
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