En una sesión con un volumen operado en el segmento de contado (spot) de USD 244,8 millones, el Banco Central finalizó su intervención cambiaria con un saldo comprador testimonial de un millón de dólares.
En un período de franca baja de las liquidaciones del agro, el MULC negoció un monto similar al del miércoles -USD 251,5 millones- y muy por encima de los USD 206,9 millones del martes y los USD USD 196,1 millones del lunes.
La entidad contabiliza en octubre un saldo neto vendedor de USD 336 millones y afronta un 2022 con compras netas por USD 4.680 millones, un monto que representa el 70,5% del saldo neto a favor en el mismo lapso del año pasado, de unos USD 6.640 millones al 27 de octubre de 2021.
Las reservas internacionales brutas crecieron el miércoles en USD 17 millones y finalizaron en 39.695 millones de dólares.
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones señalaron que “luego de un inicio de la semana de relativa calma, el Banco Central volvió, ineludiblemente, a ponerse del lado vendedor del mercado de cambios”, al margen de que “la autoridad monetaria ha concretado su objetivo de podar la demanda con la implementación del nuevo sistema de importaciones SIRA” (Sistema de Importaciones de la República Argentina).
“A modo ilustrativo, las ventas habían promediado USD 50 millones diarios post ‘dólar soja’ y ‘pre SIRA’, mientras que desde el SIRA promedian apenas USD 5 millones. De esta manera, el rojo acumulado del mes viene siendo muy inferior al esperado. Por supuesto que este control draconiano sobre las importaciones tiene como daño colateral una caída en la actividad económica, suba de precios y presión sobre la brecha. Para el equipo económico estos serían males necesarios para llegar a fin de mandato sin convalidar un salto discreto del tipo de cambio”, acotaron desde Portfolio Personal.
Por otra parte la sequía ya está dejando daños permanentes que redundarán en una menor oferta en el MULC y volverán más estrecho el margen de maniobra de la autoridad monetaria.
Al respecto, la Bolsa de Comercio de Rosario recortó la estimación de producción de trigo de la campaña 2022/2023 de 15 millones a 13,7 millones de toneladas. De ese modo, la producción de la cosecha fina que aporta a las exportaciones en los meses de verano experimentaría un colapso de 40% desde los 23 millones de toneladas, el récord histórico de la campaña anterior, y sería la más baja en ocho años desde los 11,3 millones de toneladas de la campaña 2014/2015.
En términos de dólares, al precio actual de USD 314 por tonelada, el desplome en la producción supondría una contracción de la oferta de USD 2.900 millones. Vale recordar que la cosecha de trigo comienza en diciembre y se extiende durante el verano y tiende un puente hasta la llegada de la cosecha gruesa en abril, cuando se liquidan las ventas de soja y derivados industriales durante el segundo trimestre. Todavía es temprano para saber si la sequía afectará a la soja, el maíz y el girasol, aunque los especialistas estiman que, de mínima, ya están retrasados.
En tanto, Moody’s alertó que el cepo impuesto por el BCRA atenta contra el normal repago de la deuda corporativa y señaló que limitan significativamente las opciones de financiación de las empresas. La mayoría de las compañías y empresas de infraestructura con deuda denominada en moneda extranjera recurrirán a un canje de deuda forzoso, advirtió una analista senior de la calificadora. A fines de septiembre Moody’s mantuvo en su anteúltimo rango de calificación a la deuda pública argentina con outlook estable, lo que implica que le asigna un riesgo muy alto de incumplimientos.
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