En los últimos días aparecieron compradores de bonos argentinos, aprovechando que sus cotizaciones habían vuelto a mínimos históricos. Algo parecido sucedió con el mercado de acciones, aunque la mejora fue bastante menos llamativa. A este cuadro de mejor clima financiero también contribuyen los distintos tipos de cambio financieros, que más allá de la suba de 2 pesos de ayer se mantienen por debajo de los $ 300.
El gran interrogante que surge luego de una segunda quincena de octubre que viene muy firme para los activos argentinos es cuánto tiempo podría prolongarse esta racha. En otras palabras: si se trata del inicio de una tendencia alcista que podría prolongarse en el tiempo o es simplemente un alivio temporal.
Las medidas que fue tomando Sergio Massa fueron claves para endulzar los oídos de los inversores y eso permitió una mejora de las cotizaciones, junto con la estabilidad cambiaria. La suba de las tasas de interés, la aprobación de las metas por parte del FMI y el fortalecimiento de las reservas por el dólar soja fueron fundamentales en esta etapa.
Por el momento en hay nada que indique que este repunte es solo el arranque de una gran mejora para los activos argentinos. En la memoria de los inversores todavía esta el fenomenal rally que tuvieron las acciones argentinas en la previa a la victoria de Mauricio Macri en 2015. El mercado festejó que Cristina Kirchner abandonara sus ideas de nuevas reelecciones tras su segundo mandato (prohibidas por la Constitución) y, además, que el kirchnerismo perdiera en los comicios de octubre de aquel año.
Ese rally electoral generó espectaculares ganancias, incluso con acciones que llegaron a subir cerca de 10 veces su valor en poco más de dos años. Pero sería aventurado extrapolar aquella increíble mejora con el tenue rebote de los últimos días.
Incluso en el caso de los bonos, los precios habían vuelto a mínimos a mediados de octubre, que es cuando aparecieron compradores con algo más de decisión, aunque sin montos demasiado altos. El riesgo país también retrocedió, reflejando esta mejora del precio de los títulos, hasta niveles de 2.494. En lo que va octubre cae 7%. Aún así los bonos siguen a precios de default, con cotizaciones que oscilan de USD 22 a USD 24 según la especie.
La brecha cambiaria también cayó ante la suba diaria del dólar oficial, contra los tipos de cambio financieros que operaron con mucha mayor estabilidad durante el mes. Luego de haber superado el 100% en los meses previos, ahora pasó a niveles cercanos al 80%.
Un “trade electoral” parecido al que tuvo el mercado local entre 2013 y 2015 por la salida del poder del kirchnerismo hoy parece encontrarse a años luz. La inflación y la deuda son sustancialmente más altas que entonces, lo que requerirá de medidas más drásticas para evitar una nueva crisis
La mejora generalizada de los precios de los activos argentinos coincide, por otra parte, con un repunte de Wall Street en octubre, luego de fuertes pérdidas cercanas al 10% para el mercado norteamericano en septiembre. Pero este rebote estará hoy puesto a prueba por los flojos balances que presentaron compañías tecnológicas tras el cierre de ayer. Es difícil que se produzca un “desacople” si los inversores vuelven a ponerse muy conservadores.
Por otra parte, la Reserva Federal volverá a subir la tasa fuerte en noviembre, lo que podría fortalecer más al dólar y alejar a los inversores de alternativas más riesgosas, como son los mercados emergentes.
El mayor atractivo hoy de las acciones o los bonos argentinos pasan por precios sumamente deprimidos. La apuesta de algunos fondos o individuos es comprar muy barato y luego sentarse a esperar una recuperación, que estiman terminará llegando tarde o temprano.
Sin embargo, parece prematuro apostar a un “trade electoral” similar al que sucedió en 2013-2015. Los inversores internacionales están con poco ánimo de invertir en la Argentina, especialmente luego del canje de deuda de Martín Guzmán y la fuerte caída posterior de precios de los bonos. Aquí pesan factores técnicos: los grandes fondos que entraron en esa operación todavía tienen mucha deuda argentina, por lo que resulta muy difícil que sigan comprando. Por lo tanto, no hay “manos grandes” con deseos de salir a llevarse títulos locales.
En el caso de las acciones, la incertidumbre pesa hoy más que precios supuestamente atractivos. El entusiasmo por una nueva derrota del kirchnerismo como en 2015 es menor, ya que se percibe que los problemas que enfrenta el país son más graves que los de aquel momento. Por otra parte, tampoco está aún claro quién será el candidato por la oposición y si podrá llevar adelante las reformas necesarias para reencauzar la economía.
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