La lucha contra la pobreza en América latina no mostró avances significativos salvo excepciones y, en el caso de la Argentina, hubo un retroceso claro en las últimas cuatro décadas.
En la Argentina, con mediciones propias por la manipulación de los datos del Indec, el Cedlas estimó que la pobreza alcanzaba el 32,8% en 2010 y el 29,9% a fines del 2015, al fin de la segunda presidencia de la Nación de Cristina Fernández de Kirchner.
Las perspectivas son malas para el segundo semestre del año por la aceleración de la inflación, luego de que el Indec diera a conocer la tasa de pobreza del primer semestre del año, que arrojó un índice del 36,5 por ciento.
Cuando el Indec retomó sus mediciones sin manipulación en 2016 el dato estaba en el 30,6%, bajó al 25,7% en 2017 y creció al 35,5% a fines del 2019, cuando Mauricio Macri finalizó su presidencia de la Nación.
Con la pandemia de Covid-19 y la larga cuarentena saltó al 42% de la población en 2020, bajó al 37,5% a fines del 2021 y al 36,5% en el primer semestre del año, aunque los expertos prevén que suba nuevamente en la segunda mitad del año por la alta inflación de los últimos meses.
En Bolivia, bajó del 45,1% en 2011 al 36,4% en 2021 y en Brasil pasó del 27,3% en 2012 al 24,1% en 2020, mientras que en Chile cayó del 25,3% en 2009 al 10,1% en 2020, según las estadísticas oficiales de cada país.
En Colombia, pasó del 37,2% al 39,3% entre 2010 y 2021 y en Costa Rica del 24,2% al 26,2%, mientras que en Ecuador bajó del 32,8% al 27,7% en ese período.
En Honduras subió del 66,2% al 77% entre 2010 y 2021 y en El Salvador declinó del 42,5% al 27,8%. En México se mantuvo en torno del 52% en la última década, mientras que en Uruguay bajó del 18% al 10% en igual período y en Perú del 30,8% al 25,9%. La caída fue más fuerte en Paraguay, del 39% al 27% entre 2010 y este año.
En tanto, en Venezuela las mediciones privadas estiman que la pobreza se ubica en el 94%, frente al 36% registrado en 2005, aunque la falta de datos oficiales precisos dificulta un diagnóstico más preciso de esta crisis humanitaria.
Objetivo prioritario
El Cedlas destacó en un informe que “la erradicación de la pobreza sigue siendo un objetivo elusivo. Hace ya una década que América Latina no logra reducir sus niveles de pobreza de ingresos”.
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En particular, advirtió que “en la Argentina la evolución ha sido aún más preocupante: la pobreza actual es más alta que hace 4 décadas”.
Por este motivo, “erradicar la pobreza en todas sus formas sigue siendo el principal desafío para los gobiernos y las sociedades de América Latina”, resalta el estudio privado.
En este sentido, el experto del Cedlas Leopoldo Tornarolli dijo que “en América Latina, la lucha contra la pobreza se estancó a partir de 2012. Y, con el aumento producto de la pandemia, los niveles actuales son similares a los de una década atrás”.
Involución en la Argentina
Sobre la tasa en la Argentina, “la evolución de la pobreza es peor que la de la región en la última década: hace 4 años que está por encima del 35%, un valor mayor al que tenía en 2010. Y somos uno de los pocos casos en el mundo donde la pobreza es mayor que 40 años atrás”.
“Los datos muestran que la pobreza subió mucho por la hiperinflación, pero bajó rápido con la estabilización, y luego siguió cayendo (más despacio) hasta mayo 1994. Pero volvió a subir a mediados de los 90s (crisis emergentes) y cerró 99 a valores parecidos a los previos a la hiper”, recordó.
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Luego, “subió un par de puntos en 2000, y otros 5 puntos en 2001. La salida de la convertibilidad provoca un salto similar al de la híper (20 puntos), pero desde un piso más alto. A finales de 2002 se alcanza el máximo valor. Para mayo de 2003 la pobreza ya comenzaba a caer”, destacó Tornaroli.
Así, “en forma bastante parecida a la salida de la híper, los años de estabilización y crecimiento tras la salida de la convertibilidad muestran una fuerte recuperación y permiten volver a valores de pobreza similares a los de fines de 1999″.
A partir de la intervención de las estadísticas oficiales durante el gobierno de Néstor Kirchner, que continuó en el de Cristina Fernández de Kirchner, “se apagan las luces, al menos las del Indec, sobre la evolución de la pobreza. En realidad Indec cuenta una historia, pero ficticia, sobre cómo siguió evolucionando la pobreza entre 2007 y 2012″, años en los que el instituto estuvo bajo la mano de hierro de Guillermo Moreno, el secretario de Comercio que promovió multas y causas penales contra los consultores que seguían informando la inflación real.
“Lo que hizo Indec esos años fue mentir sobre el índice de precios al consumidor, que se usa para actualizar el valor de la línea de pobreza. Esta era cada vez más barata, y ¡la pobreza parecía irse tangencialmente a cero!”, afirmó Leopoldo Tornarolli.
“La manipulación clara fue esa, la del IPC. Pero también por acción u omisión (probablemente más lo segundo que lo primero), la encuesta de hogares se volvió cada vez más de baja calidad. En particular, se incrementó muchísimo la no respuesta de ingresos”, indicó el experto.
A partir de este empobrecimiento en los datos, el Gobierno “decide dejar de publicar mediciones de pobreza (aquello de que era estigmatizante)”, en la gestión de Axel Kicillof como ministro de Economía. Por este motivo, se lamentó Tornarolli, “no tenemos mediciones oficiales para 2013, 2014 y 2015″ mientras la presidenta Cristina Fernández de Kirchner decía que la pobreza casi había dejado de existir en el país.
“En 2016, el ‘nuevo’ Indec retoma una medición creíble de pobreza, que es la serie que conocemos hasta hoy. Lo hace actualizando la metodología, basando la línea de pobreza en patrones de consumo más actualizados (más algunos otros cambios)”, destacó el experto del Cedlas.
Por esta razón, “las líneas de pobreza de la nueva metodología tienen un valor real más alto que las de la metodología que se venían utilizando hasta entonces. Ergo, no es comparable en forma directa la serie actual con las series anteriores”.
Pandemia, cuarentena y recesión
“Los resultados en la serie actual todos los conocen: bajó entre mediados de 2016 y fines de 2017, subió mucho hasta 2019, otro salto fuerte con la pandemia, recuperación hasta la última medición y lo más seguro es que nos vayamos otra vez para arriba los próximos semestres”, advirtió.
De este modo, concluyó, “la evolución de la pobreza en Argentina refleja con claridad las crisis y las dificultades que hemos enfrentados en los últimos 35 años. Ojalá no falte mucho para que seamos más normales en estos aspectos”.
Para el segundo semestre, dijo Tornarolli a Infobae, “está claro que hubo una reversión en la tendencia a la caída de la pobreza que traíamos desde comienzos de 2021 y está creciendo, al menos desde marzo”.
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Por su parte, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA que lidera Agustín Salvia dijo a Infobae que “debe reconocerse a la pobreza como un problema estructural del país que se arrastra desde hace un poco más de cuatro décadas”. En este escenario de desigualdades estructurales de larga data, “las evidencias presentadas en este informe confirman que bajo la emergencia sanitaria por el Covid-19, las capacidades monetarias de los hogares experimentaron un deterioro abrupto y pronunciado, con efecto regresivos sobre la pobreza y la indigencia”, en un nivel extremadamente alto frente a la mayoría de la región y en comparación con la historia del país.
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