La primera parte de la historia ya se contó en Infobae. En el verano boreal de 2019 Evelyn Morales había visto en Europa cómo el abanico se usaba como accesorio de belleza. A su regreso los volvió a ver en una fiesta electrónica en Córdoba. Los jóvenes lo usaban para ventilarse. Eran muy básicos. Con Massimo Capello, su pareja, decidieron “recuperarlo”.
Hicieron una veloz inmersión en el mundo del abanico. Averiguaron de armazones, telas, varillas, remaches. En agosto de 2019 empezaron a hacerlos de madera balsa, luego de madera aglomerada. Perfeccionaron diseños, técnicas e insumos de estampado y pegado, registraron su modelo industrial y la marca Norte, resumida en 3 letras. Hicieron su primer showroom y los abanicos NRT, en tamaños chico, mediano y grande, ese verano se vendieron como pan caliente. Pronto tuvieron decenas de vendedores en todo el país. Todo desde el pequeño departamento que compartían en Nueva Córdoba, un barrio de la capital cordobesa.
Después, claro, vino la pandemia. Parecía el fin, pero cuando las actividades se reabrieron la prohibición inicial de uso de ventiladores y acondicionadores hizo que bares, restaurantes y lugares de reunión demandaran abanicos, para que se ventilen sus clientes, y también los jóvenes, en busca de aire, pero también de belleza. La demanda explotó. Para Maxi y Evelyn 2021 fue un tiempo de aprendizaje y crecimiento.
Te puede interesar: La historia de los millennials cordobeses que reinventaron el abanico: lo pensaron para fiestas, pero la demanda explotó con la pandemia
En el último año y medio triplicaron el volumen de producción y venta, mantienen entre 60 y 70 vendedores en todo el país, que les compran con variada frecuencia, alquilaron una casa de dos plantas en la capital cordobesa concentraron allí las áreas de diseño y fotografía, producción, control de calidad, administración y depósito, donde arman los pedidos, y están a punto de lanzar abanicos con armazón de plástico reciclado que recolecta, lava, comprime y transforma Ecolif, una firma cordobesa que también se encarga de la matricería.
Massimo le tiene fe a la nueva línea. “Por ahora lo llamamos abanico ecológico. Creemos que va a ser un antes y un después, es un mercado en alza, vamos a llegar a consumidores sensibles a la ecología y a empresas, municipios, gobiernos, con ese enfoque y acciones orientadas a lo sustentable”, le dijo a Infobae.
Además, agregó, “tenemos muy buenas expectativas de exportación a partir de un producto así”. Algo a lo que todavía no se lanzaron, aunque en 2021 tuvieron pedidos de cotización de Paraguay y un pedido grande de Colombia, que declinaron por una cuestión de escala.
Massimo está impresionado por cómo creció el producto. El fuerte es en primavera-verano, pero en el otoño-invierno de este año vendieron más que en la pasada temporada estival, de la mano de productoras de eventos y marcas, como las cordobesas Buenas Noches y La Estación y los jeans Heredero (Paraná, Entre Ríos). Participaron en desfiles, festivales LGBT y de música electrónica y el próximo fin de semana estarán en el Harlem Festival de Santa Fe donde, entre otros, se presentarán Chano, Nicky Nicole, Airbag, Bresh, Saramalacara y Seven Kayne, entre otros.
Norte ya está registrada como responsable inscripta y consolidó su organización interna, con 7 personas fijas y otras que trabajan desde sus casas. Tienen una diseñadora exclusiva, que hace los originales a mano y los termina en computadora. Y capacitan a quienes trabajan desde sus casas. La capacitación es fundamental para pasar el control de calidad. El pegado exige mucha prolijidad y detalle. De cada diez personas que prueban, quedan dos.
Pero el aprendizaje más importante fue el comercial. “Nos dimos cuenta de que tenemos múltiples canales de venta que no estaban siendo bien explotados. Tenemos participación fija con productoras de TV y llevamos nuestra estructura a los eventos. Ahí se vende mucho y es también un tema de responsabilidad social; en algunos, como los de música electrónica, el calor es tan alto que el abanico sirve para que la gente no la pase mal”.
Te puede interesar: La actividad económica avanzó 0,4% en agosto y acumula una mejora de 6,4% en lo que va del año
Además de vendedores, en poco más de tres años Norte atendió 82 clientes entre marcas y productoras. “Siempre estuvimos abarrotados, porque en un emprendimiento se cumplen muchos roles, pero en el último año nos fuimos dividiendo las tareas y desarrollando profesionalmente: pasamos de ser un emprendimiento a ser una empresa, porque las cantidades cambiaron mucho; de pedidos de 50 a 100 pasamos a pedidos de 500, 700, 1.000 o más abanicos. Y hacemos abanicos personalizados, como las marcas nos pidan”, cuenta Massimo, que siente que la empresa que formó con Evelyn es una suerte de “exploradora” de un nuevo mercado.
Trabajaron y lo siguen haciendo con Iguazú, una empresa de hotelería y turismo en Misiones, con Speed (energizantes), Sinteplast (¿hay algo más colorido que un abanico?) y hace poco recibieron pedido de cotización de una bodega de vinos y espumantes de alta gama.
La Ciudad y la provincia de Buenos Aires ya representan el 80% de los pedidos que reciben por web, lo que sugiere que todavía tienen mucho por hacer en el mercado local. Para exportar, dice, tienen que trabajar mejor la cuestión del packaging, tener una línea de productos más amplia, (ayudará el lanzamiento del “abanico ecológico”), incorporar más personal. “Fabricar es una odisea, hay que estar atento a muchas cosas”, dice Massimo.
Hasta ahora no tuvieron problemas de abastecimiento, pero tienen que actualizar los precios cada 15 días. “El aumento de costos ha sido infernal”, cuenta, como el de algunas tintas, que son importadas.
Te puede interesar: Una familia necesitó $128.214 en septiembre para no caer en la pobreza
Los precios de los abanicos al consumidor final parten de $1.190 los chicos (pocket), $1.630 los medianos y $2.020 los grandes, en tanto a vendedores y al por mayor son cerca de la mitad, $580, $810 y $1.000 respectivamente. Y en los eventos venden al precio minorista más un 15%, por lo que supone traslado, trabajo, logística.
Los abanicos representan el 70% de las ventas de Norte, ya en torno de los $10 millones mensuales, el 30% restante son complementos (riñoneras, portacelulares, remeras) que empezaron a hacer en 2021.
Lo de complementos es un proyecto a más largo plazo, porque ahí la competencia es mucho mayor, pero aprovecharon el reconocimiento de la marca en eventos. “Ahí están los de Norte”, escucharon en lugares como Mendoza. Algo que les encanta y abona el sueño de Massimo y Evelyn de llegar a vender en toda América Latina. “Nos falta camino por recorrer”, dicen. Pero, por cierto, ya recorrieron bastante.
Un poco de historia
El abanico se inventó en Egipto, como artilugio ceremonial, un objeto grande, que imitaron los griegos. Los primeros abanicos plegables se hicieron en China, tomando como modelo las alas de los murciélagos. Navegantes y exploradores portugueses los llevaron a Europa y en el siglo XVIII se creó la Real Fábrica de Abanicos que hizo de España uno de los primeros productores del mundo. También se empezaron a producir en Italia y Francia, donde está en riesgo la última fábrica de abanicos.
Te puede interesar: El último taller de abanicos de París roza la desaparición
En la península ibérica se incorporó al Flamenco (en 2021 Norte produjo una partida de abanicos para un grupo de baile Flamenco de General Acha, La Pampa). Aunque inicialmente lo usaban mujeres y hombres, a partir del siglo XX se volvió un elemento del lenguaje discreto de las damas. Hoy es un implemento totalmente unisex y por su colorido se ve mucho en eventos y marchas LTGB.
En cualquier caso, es un elemento útil y bello para aliviar el calor, más allá de circunstancia, nacionalidad y sexo de quien se abanica.
Seguir leyendo: