A comienzos de octubre se anunció una inversión de 9.730 millones de pesos por parte del Gobierno para desarrollar el primer prototipo del lanzador argentinos de satélites Tronador, con el objetivo final de que la Argentina coloque satélites propios en órbita desde el territorio nacional.
Con dicha inversión se fabricará el primer prototipo, el Tronador II-70, un cohete de 11 metros de altura y 70 centímetros de diámetro que podrá volar hasta una altitud de 150 kilómetros. El objetivo de este aparato será el de probar el motor de segunda etapa del Tronador II-250, un vehículo más grande que será el que podrá colocar satélites argentinos en órbita, tal como se detalló en un comunicado.
En una segunda etapa, se desarrollará el Tronador II-150, de 20 metros de altura, un diámetro de 150 centímetros y podrá volar hasta los 400 kilómetros de altura; su objetivo será ensayar uno de los 3 motores que tendrá el Tronador II-250.
Por último, el Tronador II-250, tendrá una altura de 27 metros, un diámetro de 250 centímetros y permitirá colocar satélites de entre 500 y 700 kilos a una altitud de 600 kilómetros.
“El principal objetivo es ir ganando experiencia y madurez en el desarrollo de algunos componentes, sobre todo en la propulsión, con vehículos de menor tamaño, con menos riesgo y costo, que nos permitan hacer varios vuelos hasta validar el motor y los subsistemas, hasta llegar al TII-250″, sostuvo Raúl Kulichevsky, director técnico y ejecutivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).
La Conae lleva adelante el proyecto de los lanzadores junto a Veng, empresa que será la principal responsable de llevar adelante el mismo “junto a más de 50 empresas e instituciones del sistema científico tecnológico nacional como INVAP, el el Centro Tecnológico Aeroespacial de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de Mar del Plata, FAdeA, Valthe, Kohlenia, Inoxpla y 2G, entre otras”, según detallaron en el comunicado.
“El proyecto de tener un lanzador satelital y contribuir así al desarrollo de nuestra industria aeroespacial genera un efecto derrame en otras industrias, multiplica los puestos de trabajo calificados y agrega valor a nuestra economía. Hoy sólo diez países en el mundo tienen lanzadores propios. En Argentina tenemos un talento extraordinario y comprometido para que nos sumemos a ese selecto grupo de países”, explicó Marcos Actis, presidente de Veng.
“Para llegar al Tronador II-250 necesitamos construir y ensayar lanzadores previos para crecer en el dominio de la tecnología. Tal como hacen empresas como SpaceX, en Estados Unidos o Ariane, en Europa, necesitamos progresivamente ir ensayando distintas tecnologías de lanzadores”, dijo Actis, quien además es decano de la Facultad de Ingeniería de la UNLP.
“Ningún país logra en el corto plazo el desarrollo de un lanzador satelital. Además, hay dos factores que Argentina requiere y que otros países como los anteriormente mencionados sí tienen: crecer en infraestructura espacial y tener un presupuesto estable en el tiempo, que no dependa de una gestión de Gobierno. Para cumplir este objetivo es necesario que esto sea una política que se sostenga a lo largo del tiempo”, agregó Actis.
Y es que el lanzamiento del Tronador II-70, es decir el primer ensayo práctico, está previsto para principios de 2026 y se realizará desde el paraje La Capetina, en el Partido de Punta Indio; en cambio, los lanzamientos del Tronador II-150 y el II-250 todavía no tienen fecha pero sí se definió que serán lanzados desde el Centro Espacial Manuel Belgrano (CEMB), en Bahía Blanca.
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