El ministro de Economía, Sergio Massa, hizo hoy una suerte de balance de su visita a Washington, donde durante la semana participó de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, mantuvo reuniones con sus pares del G20, destrabó un nuevo crédito de USD 700 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y avanzó en las negociaciones por la deuda pendiente de la Argentina con el Club de París.
Mediante un hilo en la red social Twitter, Massa señaló que frente a la directora-gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y al presidente del Banco Mundial, David Malpasso, dejó planteada la posición de la Argentina.
En uno de los posteos, Massa recordó que en sus intervenciones señaló que la guerra “viene teniendo un costo muy alto para los países del hemisferio sur, a la Argentina ya le costó 5.000 millones de dólares y no hay ámbito global donde se esté discutiendo este tema”. Además, agregó que el país alertó “sobre la necesidad de revisar el rol de los organismos de desarrollo en el contexto de la crisis alimentaria y energética, en particular, sobre las energías de transición como el gas”.
En ese tramo, además de recordar que a raíz de la guerra la Argentina “perdió” USD 5.000 millones por la diferencia entre el aumento de los precios de la Energía (que exporta) y del precio de los alimentos (que importó durante el invierno, en especial en forma de Gas Natural Licuado), criticó que en un contexto internacional donde está en juego la seguridad alimentaria subsistan barreras arancelarias y para-arancelarias y apuntó en particular a las que aplican los países en desarrollo. La Argentina, afirmó, trabaja para incentivar una mayor producción agroalimentaria.
Energía, gas y financiamiento
En cuanto a Energía, recordó que la Argentina posee la segunda reserva de shale gas del mundo (en referencia a Vaca Muerta) y que en los últimos años progresó en el desarrollo de energía eólica, solar y de hidrógeno, pero destacó en particular la importancia del Gas Natural como “energía de transición” y alegó en favor de que los bancos de desarrollo financien las inversiones de infraestructura que faciliten ese rol.
Además, subrayó que en los países en desarrollo de ingresos medios (grupo en el que está la Argentina) habitan hoy el 75% de los pobres del mundo y pidió evitar “recetas únicas y modeladas” para afrontar los problemas económicos y de desarrollo de esos países. Los objetivos de acabar con la pobreza, enfatizó, “deben ser reafirmados como bienes públicos globales”.
Fue en ese contexto que señaló: “Es absurdo que los bancos de desarrollo tengan normas de promoción de la inversión y que el FMI castigue como déficit esas inversiones”
Si bien el ministro se comprometió ante el Fondo a cumplir las metas del programa acordado en marzo pasado por su antecesor, Martín Guzmán, busca márgenes más amplios de acción fiscal y de financiamiento. En ese sentido, pidió fortalecer el “rol contracíclico” (esto es, de prestar en las malas) de los entes multilaterales de crédito y capitalizar los mismos para enfrentar la crisis de deuda en los países de ingresos medios.
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