La Universidad de Georgetown, una de las más importantes de los Estados Unidos, celebró este miércoles un debate con economistas argentinos y académicos del exterior sobre cómo contrarrestar el proceso de aceleración de la inflación en la economía de la Argentina, con algunas ideas clave como referencia de la discusión, entre las que se habló de planes de estabilización, de posibilidades de reducir el ritmo de precios por la vía de la política monetaria o, directamente, la idea de una dolarización.
Uno de los invitados principales fue el ex ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo, que mencionó la relación que existe entre un plan de estabilización de shock que baje la inflación con la creación de condiciones de apoyo popular que le permitan a un gobierno a llevar adelante reformas que corrijan los desequilibrios de una economía.
“Cuando implementamos la convertibilidad y eliminamos la inflación rápidamente, el Gobierno tuvo un gran apoyo popular. Era importante facilitar la toma de medidas de reformas. Nosotros desregulamos la economía y lo hicimos porque la sociedad apoyó esas reformas, incluso cuando se redujo el empleo en empresas públicas privatizadas”, mencionó el ex ministro durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa.
“Siendo optimista, no hay formas de financiar un gasto alto, la oposición está concluyendo que tiene que derribar este problema principal. Para que un plan de estabilización sea apropiado es necesario que sea capaz de producir un efecto inmediato para conseguir apoyo de la gente y que genere razones para implementar reformas clave para estabilizar la economía de manera sostenida en el tiempo”, continuó Cavallo.
“Para poder tener apoyo popular para las reformas, el nuevo Gobierno tiene que ser efectivo en lograr una reducción de la inflación lo antes posible cuando empieza su mandato. No para evitar los ajustes, sino para crear el clima de apoyo para implementarlos”, concluyó el ex funcionario.
Otro de los participantes del debate fue Alejandro Werner, ex director para el Hemisferio Occidental del FMI y protagonista en la negociación del préstamo que el país recibió de ese organismo en 2018. En su opinión, el gobierno que asuma en 2023 enfrentará muchas obligaciones con poco tiempo para llevarlas a cabo.
“El próximo gobierno deberá generar en poco tiempo los consensos necesarios para hacer las reformas que hacen falta. Tendrá que convencer a la sociedad de que deberá tener paciencia y construir los consensos significativos para un programa agresivo en lo fiscal y reformas estructurales profundas. Ese es el desafío”, explicó.
“En la administración Macri era un tabú hablar de privatizaciones, de ajustes fiscales, de apertura económica. Todas esas palabras son las que deben decirse porque son las cosas que necesitan ser hechas en la Argentina” (Alejandro Werner)
Werner mencionó el elevado nivel de gasto previsional de la Argentina como uno de los motivos que impulsa la inflación. También aseguró que se necesita un Banco Central independiente, “la institución y la gente que lo conduce”, y que las empresas argentinas salgan a tener competitividad en el comercio internacional. El programa que debe llevar adelante la Argentina para bajar la inflación en forma paulatina, excederá a la gestión de un Gobierno y llevará muchos años, aseguró.
También destacó que en la próxima campaña electoral será necesario hablar de aquello que el Gobierno de Cambiemos no quiso decir: “En la administración Macri era un tabú hablar de privatizaciones, de ajustes fiscales, de apertura económica. Todas esas palabras son las que deben decirse porque son las cosas que necesitan ser hechas en la Argentina. Los que aspiren a gobernar la Argentina deben hablar de esto porque si no carecerán del mandato para hacer todas estas cosas y el país volverá a una situación de crisis.
Un ancla para frenar la inflación
En tanto, en un panel denominado “Opciones de política monetaria para reducir la inflación”, el economista Guillermo Mondino (Universidad de Columbia), dijo que para el país “es necesario construir algo que sea creíble, algo por lo que no haya incentivos para desviarse de sus objetivos”, de todas formas advirtió que “Argentina tiene pobres antecedentes para intentos de estabilización”.
En ese sentido, Mondino propuso “experimentar algo más cercano a un plan de estabilización que otros países intentaron”. “¿De qué depende la credibilidad? De un diseño consistente, comunicación clara, y políticas que sean consistentes entre sí, a lo largo del tiempo y tiene que haber financiamiento apropiado”, aseguró el economista.
Asimismo dijo que el plan “tiene que ser realista, no puede prometer que la pobreza va a bajar a 0% o que la inflación va a bajar rápido”, alertó. También consideró que un programa de esta naturaleza “solo podría ser encarado por el próximo gobierno desde diciembre de 2023″.
Para ese plan identificó dos etapas distintas: “Primero un shock y luego gradualismo, con un realineamiento de precios relativos, independencia del Banco Central, ruptura de inercia de precios, coordinación en el proceso de formación de precios y elegir un ancla nominal”, definió Mondino.
Por su parte, Pablo Guidotti (Universidad Torcuato Di Tella), mencionó que la Argentina “afronta muchos problemas económicos, y son tan profundos que necesita medidas muy convencionales de política monetaria y fiscales. En términos macro, cuanto más desandemos el camino de crisis, menos vamos a poder descansar en la magia para encontrar soluciones”, advirtió.
En ese plano, definió que la problemática macro argentina se resume en “mucho déficit financiado por emisión monetaria, alta inflación y bajas reservas”. “En la situación actual no hay lugar para gradualismo, es distinto a 2016, año en que incluso en ese momento fue un error ser tan gradual”, cuestionó, en referencia al plan económico del gobierno de Mauricio Macri.
“La Argentina no tiene ancla, hoy su política monetaria y fiscal no puede proveer un ancla creíble. Es gracioso que el FMI diga que el programa es el ancla, algo que no es”, dijo Guidotti. Por último, consideró que respecto a una unificación cambiaria que elimine todas las variantes del dólar existentes, que “en el corto plazo podría tener como consecuencia un aumento de la inflación pero que le seguirá un proceso de una inflación menor y de presión menor sobre las tasas de interés”, apuntó.
“En la situación actual no hay lugar para gradualismo, es distinto a 2016, año en que incluso en ese momento fue un error ser tan gradual”, cuestionó Guidotti, en referencia al plan de Mauricio Macri
Antes, el primer panel de debate había estado protagonizado por los economistas Emilio Ocampo (Ucema), Laura Alfaro (Universidad de Harvard) y Aquiles Almansi (ex integrante del Banco Mundial). Ocampo defendió la idea de una dolarización directa de la economía argentina al asegurar que se trataría “solo de reconocer que la economía ya esta dolarizada”.
“Las herramientas no funcionan como deberían en una situación normal. No va a solucionar todo pero va a dar estabilidad. No podés hacer reformas sin estabilidad”, dijo Ocampo. La dolarización, aseguró, “va a ayudarte a resolver problemas, pero no es la solución por sí sola. Tiene que ser bien implementada y va a lograr lo que logró en los primeros años la convertibilidad”, opinó.
“El peso nunca va a tener credibilidad con el sistema que tenemos, no puede competir con el dólar. En la medida es que tengas al peso en circulación, va a estar la tentación de medidas populistas, hay que tomar una medida que sea duradera y creíble”, concluyó Ocampo.
Por su parte, Laura Alfaro, de la Universidad de Harvard, mencionó: “La dolarización se propone para obtener credibilidad, como una vía para que la Argentina pueda ‘importar’ la estabilidad monetaria que no tiene por ausencia de instituciones públicas sólidas y su historia de hiperinflación, además del amplio uso de la moneda extranjera. La Argentina ya es un país muy dolarizado”, señaló.
“El problema es que aun cuando se logran esos objetivos, lo fiscal seguirá siendo un tema clave. Eliminar los riesgos de inflación y devaluación no permitirá eliminar el riesgo de default y, tal vez, de malestar social”, agregó. Recordó que según el ex presidente del BCRA, Javier González Fraga, “la causa real de la inestabilidad macroeconómica argentina es la expectativa de encontrar atajos o soluciones fantásticas para problemas reales”.
En tanto que Aquiles Almansi mencionó que “muchos hablan de dolarizar pero no de cómo llegar a eso y los desafíos que tienen”. “Es importante de pensar seriamente sobre este problema. Esto tiene que estar en la mente de todos los hacedores de política, el problema es que Argentina es una sociedad polarizada y no solo en términos de valores (izquierda o derecha) sino también en la interpretación de la realidad, cómo funciona la inflación y el comercio internacional”, apuntó.
Almansi consideró que hay contraindicaciones en una medida de dolarización directa: “Eso incluiría una disciplina fiscal, que el gasto público no podría exceder la recaudación de impuestos. No creo enteramente en esto, es más una cuestión de ciencia política o sociología. Hay limitaciones de toda institución para poner límites al comportamiento político”, aseguró. Por último, dijo que la dolarización es una posibilidad pero que “hay que hacerlo ordenadamente para evitar un colapso”.
Ese centro de estudios justificó el interés en organizar una jornada de debate sobre la Argentina a través del Americas Georgetown University que el país “que alguna vez fue una de las naciones más ricas del continente, ha experimentado un largo proceso de declive económico, ya que el país se ha visto afectado por décadas de crisis económica. crisis, 22 programas financieros de emergencia del FMI, nueve impagos de deuda y tasas de pobreza crecientes”.
“Se estima que la inflación en Argentina alcanzará el 95% a fines de 2022, y los economistas pronostican que alcanzará una marca de tres dígitos a principios de 2023, la tercera inflación esperada más alta del mundo según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El PIB per cápita se ha estancado durante la última década y se prevé que la pobreza alcance el 40 % en 2022”, continuó la Universidad de Georgetown.
“¿Cómo pueden los líderes de Argentina reducir la inflación para igualar los índices de los países vecinos? ¿Debería la Argentina abandonar el peso y hacer del dólar estadounidense su moneda oficial o seguir un programa de estabilización más tradicional como en Brasil, Chile, Colombia y México? ¿Qué políticas se pueden implementar para fomentar un crecimiento económico inclusivo y sostenible? ¿Cómo puede Argentina fortalecer sus vínculos con la economía internacional?”, se preguntó el instituto.
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