El premio Nobel de Economía 2022 fue compartido entre tres académicos, uno de ellos con un enorme currículum como servidor público en los Estados Unidos. El ex presidente de la Reserva Federal durante la crisis de 2008, Ben Bernanke, está lejos de ser un oscuro académico conocido sólo por los más expertos. Fue protagonista principal de la manera en que los Estados Unidos salieron de la crisis posterior a la quiebra de Lehman Brothers, creador del todavía discutido quantitative easing y, a la distancia, inspirador también de la manera en que el mundo enfrentó el impacto económico del covid-19, al costo de mayor inflación.
Bernanke comparte el premio, mientras tanto, con dos académicos que allá por la década de los 80 publicaron el paper que dio forma a la regulación financiera global orientada a prevenir crisis sistémicas. Douglas Diamond y Philip Dybvig, autores de “Corridas bancarias, seguro de depósitos y liquidez”, alertaron desde 1983 cuáles eran los riesgos de dejar caer bancos como Lehman y por qué era conveniente rescatar a grandes instituciones financieras .
Banquero central en crisis
Más allá de su extenso trabajo académico, el rol clave de Bernanke llegó cuando fue nombrado por primera vez presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) por el presidente George W. Bush en 2005. En 2009, ya con la crisis financiera mundial en marcha, el nuevo presidente Barack Obama lo nombró para un segundo mandato.
Bernanke desempeñó un papel decisivo en el estímulo de la economía estadounidense tras la crisis financiera de 2008. No sin resistencias y críticas, el banquero central adoptó un enfoque agresivo y experimental para restablecer la confianza en el sistema financiero.
Una de las múltiples estrategias que la Fed aplicó para frenar la crisis mundial fue la de conducir una política de tasas de interés bajas para estabilizar la economía. Durante su mandato, la Fed recortó las tasas hasta acercarlas a cero, con el claro objetivo de generar liquidez, abaratar el costo de los préstamos y estimular a la economía como via de salida de la recesión.
“Las medidas adoptadas por los bancos centrales y los reguladores financieros de todo el mundo para hacer frente a dos grandes crisis recientes -la Gran Recesión y la recesión económica generada por la pandemia del COVID-19- estuvieron motivadas en gran medida por las investigaciones de los galardonados”
Pero eso no fue suficiente. Una vez que la tasa tocó cero, no había dónde más bajarla. Entonces nació el quantitative easing, todo un experimento a cielo abierto que todavía hoy genera acaloradas discusiones a pesar de que acompañó una salida rápida y vigorosa de la economía luego de la crisis subprime.
El programa de alivio cuantitativo -traducción literal del casi intraducible quantitative easing- implicaba la compra por parte de la Fed bonos del Tesoro de los Estados Unidos y de valores respaldados por hipotecas, en problemas tras el colapso subprime. El resultado de esas compras era una enorme emisión monetaria: aumentaba la oferta de dinero en la economía.
La demanda de la Fed de esos activos empujó sus precios y, dado que el rendimiento de los bonos es inversamente proporcional a esos precios (cuánto más caro se paga un bono, menor es el rendimiento que se obtiene al momento de su pago) Bernanke encontró finalmente la forma de fijar tasas por debajo de cero. Las tasas de interés más bajas redujeron los costos financieros de las empresas, abarataron la inversión y eso permitió una salida más rápida de la recesión. Con reducción del desempleo incluida.
Covid-19
Este enfoque extremadamente laxo de la política monetaria le valió todo tipo de críticas por sus efectos en la inflación. Pero cuando el mundo se encontró años más tarde con una recesión de otra naturaleza, causada por la histórica pandemia de covid-19, los bancos centrales de todo el mundo salieron otra vez a cumplir el rol de bomberos.
Aunque no se trató de una crisis financiera, la respuesta global a la pandemia tuvo sus similitudes con la estrategia de salida de la crisis subprime. Y la Academia Sueca fue explícita en mencionarlo a la hora de otorgar el Nobel de Economía de este año: “Las medidas adoptadas por los bancos centrales y los reguladores financieros de todo el mundo para hacer frente a dos grandes crisis recientes -la Gran Recesión y la recesión económica generada por la pandemia del covid-19- estuvieron motivadas en gran medida por las investigaciones de los galardonados”, explicó.
Rescate a bancos
Pero no fue el único experimento a cielo abierto que condujo Bernanke. Ni la única polémica. Ben Bernanke también buscó ayudar a frenar los efectos del rápido deterioro de las condiciones económicas rescatando a varias grandes instituciones financieras en problemas. Mientras que por un lado, la Fed respaldó la decisión de dejar quebrar a Lehman Brothers, por el otro rescató a empresas como aseguradoras, financieras hipotecarias, y bancos, debido al riesgo que generaba dejarlas caer.
En el caso de AIG, un ejemplo de esto, Bernanke creía que el enorme pasivo de la empresa estaba únicamente aislado en sus productos financieros, que implicaban cientos de miles de millones de dólares en especulación con derivados. Si la empresa perdía su posición especulativa en estos derivados, no tendría fondos suficientes para pagar o cubrir sus pérdidas.
En el caso de empresas como Merrill Lynch y Bear Stearns, la Reserva Federal incentivó a Bank of America y a JPMorgan para que compraran y se hicieran cargo de ambas empresas garantizando los préstamos dudosos de los bancos con problemas.
Durante sus dos mandatos al frente de la Fed los economistas criticaron su bombeo de cientos de miles de millones de dólares en la economía a través del programa de quantitative easing, lo que potencialmente aumentó la deuda de los individuos y las empresas, y condujo a la inflación. El rescate a empresas, mientras tanto, le valió todo tipo de críticas del otro lado del espectro ideológico. Y, en días en los que los Estados Unidos y otras grandes economías del mundo enfrentan la mayor tasa de inflación en 40 años, las críticas al uso de la política monetaria como principal herramienta de respuesta a las crisis no son pocas.
Diamond-Dybvig
Bernanke comparte su premio Nobel con quienes, muchos años antes, sentaron las bases teóricas de lo que fue la reacción de los Estados Unidos a la crisis subprime. Douglas Diamond y Philip Dybvig publicaron en 1983 el paper “Corridas bancarias, seguro de depósitos y liquidez” (Bank Runs, Deposit Insurance, and Liquidity), conocido más sencillamente como “Diamond-Dybvig”.
El modelo Diamond-Dybvig demuestra cómo los bancos especializados en crear pasivos líquidos (depósitos) para financiar activos ilíquidos (como los préstamos a empresas) pueden ser inestables y dar lugar a corridas bancarias. Muestra cómo los pasivos especiales de los bancos, combinados con los activos ilíquidos, explican el papel de los bancos, por qué pueden ser inestables y por qué pueden necesitar una red de seguridad gubernamental (como el seguro de depósitos) más que otros prestamistas.
El texto, uno de los más citados en lo que hace a regulación bancaria y riesgo de crisis sistémicas, dio forma a mucho de las políticas globales de respuesta a crisis financieras. Entre ellas, a la de Bernanke.
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