El debate sobre las causas de la alta inflación fue motivo de discusión en la última semana entre las más altas esferas del gobierno, desde la exposición del ministro de Economía, Sergio Massa, en la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados, hasta la reacción de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner en las redes sociales, que disparó la respuesta del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein.
En una entrevista con Infobae Aldo Abram, economista y Director de la Fundación “Libertad y Progreso” dio su visión sobre el fenómeno que no sólo ha impedido una baja significativa de la pobreza en el primer semestre 2022, sino que, por el contrario, provocó una suba de la población indigente y fijó un piso alto para los próximos meses.
— ¿Qué conclusión sacó del Presupuesto 2023?
— En primer lugar, hacer un proyecto de Presupuesto con la actual inestabilidad es una ficción. Sólo sirve para que el Gobierno muestre su voluntad de cumplir con la meta de exceso de gasto primario que se acordó con el FMI y, en alguna medida, para saber cómo se piensa lograr. En materia de impuestos parecería que no van a haber aumentos ni creación de otros. Por el lado del gasto, los legisladores pueden evaluar en qué piensan gastar lo que se estiman recaudar. Lo malo es que, como nuevamente se están subestimando los ingresos tributarios con una estimación muy baja de la inflación, el Gobierno volverá a poder administrar el exceso de recaudación sin pasar por el Congreso. Esta facultad es inconstitucional; ya que sólo los legisladores pueden decidir cómo se gasta la plata de los contribuyentes, pero ya se ha institucionalizado esta anomalía. Cabe aclarar que esto es responsabilidad de nuestros parlamentarios que delegaron irresponsablemente ese rol y lo siguen haciendo.
— ¿Por qué pese al atraso cambiario y la desaceleración del ritmo de aumento del gasto público no baja la tasa mensual de inflación?
— Es que la inflación es un fenómeno eminentemente monetario. A mediados del año pasado, el Banco Central (BCRA) empezó a darle a “la maquinita de fabricar pesos”, en principio para “ponerle platita en el bolsillo a la gente” para las elecciones. Sin embargo, continuó haciéndolo una vez pasada los comicios y hasta ahora no ha aflojado. Si se producen más naranjas de lo que la gente quiere, cae el precio de ese producto. Acá está pasando lo mismo con el peso y cae su poder adquisitivo; por lo que, si vas a comprar algún bien o servicio y dado que estos no cambiaron su valor, te pedirán más pesos que antes. Esto empeora, porque la gente se va hartando de que le saquen, con “impuesto inflacionario”, parte del poder adquisitivo de sus ahorros y atesoramiento en moneda nacional para financiar al gobierno; por lo que deja de demandar pesos. Si querés comprar menos naranjas, el precio de la naranja cae y lo mismo le está pasando al poder adquisitivo de la moneda, potenciando el alza de los precios contra él.
“La gente se va hartando de que le saquen, con “impuesto inflacionario”, parte del poder adquisitivo de sus ahorros”
Con el ingreso al gobierno de Sergio Massa como ministro de Economía y las políticas que implementó la demanda de moneda disminuyó. Sin embargo, las expectativas positivas iniciales se están perdiendo y, por otro lado, el BCRA no baja la producción de pesos; por lo que, hacia adelante, la inflación tiene un piso alto, asegurado de 5,5% a 6%. Si le sumamos los saltos del Índice de Precios al Consumidor del Indec en los meses que vayan quitando los subsidios de las tarifas, no es difícil pronosticar que superará el 100% hacia finales de año o principios del que viene.
— ¿La búsqueda de tasas reales positivas es una buena medicina para la economía en su conjunto cuando la efectiva nominal anual ya está en los tres dígitos?
— En principio, la fuerte alza de tasas de interés sólo logró moderar la huida del peso; lo cual tuvo impacto positivo en frenar la destrucción del valor de la moneda. Por eso se frenó la aceleración del alza de los tipos de cambio paralelos y la posterior de los precios al consumidor. Así pasamos de más del 7% mensual a una que busca ubicarse por debajo de ese porcentaje. Lo malo es que el costo de esta medida es una aceleración del crecimiento de la deuda remunerada del BCRA que, si se refinanciaran los intereses, crecería en más de $8 billones en un año y, también, de la del Tesoro. Tenemos un BCRA insolvente y lo vamos a quebrar mucho más aún.
Esta medida sólo sirve para ganar tiempo para gestar un shock de credibilidad en el futuro del país. Eso significa más crédito y más crecimiento sustentable a futuro; lo cual es vital para desarmar las bombas que está gestando este gobierno. Ahora, si no se logra un incremento de confianza, la situación será más explosiva que antes.
— ¿La Argentina necesita más tipos de cambios diferenciados, o simplificarlo?
— Los tipos de cambio diferenciales sólo generan transferencias de ingresos de algunos sectores a otros, injusticias, privilegios discrecionales e ineficiencias en el funcionamiento de la economía. El cepo no es la respuesta a la escasez de divisas, sino su causa. Desde 2020 y hasta principios de este año hubo inundación de liquidez en el mundo; porque los bancos centrales de los países desarrollados estuvieron emitiendo de más. Eso hizo bajar el valor de sus monedas, que es lo que refleja el alza de la inflación de esos países. Lo concreto es que en las economías emergentes llovieron dólares; pero acá no. De hecho, la baja del valor del dólar se reflejó en los precios de los bienes y servicios que se exportan; pero los que vendemos al exterior nosotros subieron mucho más porque son los demandados por quienes recibieron esa “lluvia” de capitales. Así que esta es la gestión que más divisas ha recibido del campo en este siglo. ¿Cómo puede ser que hablen de que escasean?
“El cepo no es la respuesta a la escasez de divisas, sino su causa”
Para entenderlo, imaginemos un precio máximo del aceite. Cuando vayamos al supermercado, la góndola tenderá a estar vacía; porque a ese precio artificialmente barato habrá menos incentivo a producirlo y, más, a demandarlo. Lo mismo pasa cuando el BCRA pone un tipo de cambio oficial máximo; pero como la “góndola cambiaria” no puede quedar vacía, las llena con las divisas de sus reservas. Esto no es sostenible en el tiempo; por lo que, luego, hace lo mismo que un supermercado al que le ordenan tener siempre aceite vende una unidad por cliente.
El BCRA también lo hace sacando a parte de la gente y de las empresas del mercado que administra; lo que llamamos cepo. Cuanto más se atrasa el valor el tipo de cambio oficial, más presiona sobre su stock de moneda extranjera y más gente, empresas y operaciones cambiarias quedan afuera de ese mercado. Hasta que el BCRA quiebra y se entra en una crisis cambiaria y monetaria enorme. Así terminaron los 21 cepos que se intentaron sostener en el tiempo y, tres de esos casos, derivaron en las tres hiperinflaciones que tuvimos. De hecho, así terminó el que instrumentó Hugo Chávez en Venezuela, con una larguísima hiperinflación, con la economía dolarizada caóticamente y más del 70% de la gente en la pobreza. No parece el rumbo a seguir.
— Pero el ministro Sergio Massa ha logrado fortalecer las reservas del BCRA y está mejorando la situación fiscal…
— “Pan para hoy, hambre para mañana”. Con el “dólar soja” logró que se anticiparan más de USD 7.000 millones de futuros embarques; pero ¿Qué pasará cuando estos partan en realidad? Pues en ese momento las divisas correspondientes no entrarán y la escasez será mayor que la que había antes. O sea, esto sólo permite ganar tiempo; porque las reservas volverán a bajar. Para colmo, parte del alza de las mismas se conseguirán con deuda externa; por lo que, si se “las patinan” para sostener un cepo inviable, nos quedaremos con un BCRA mucho más quebrado aún.
Por otro lado, el ajuste fiscal también sólo gana tiempo. La mayor parte va a cargar sobre los hombros de la gente y de la producción. Con un absurdo anticipo del Impuesto a las Ganancias de 2023. Más gravámenes provinciales que permitirán la flexibilización del “Consenso Fiscal” para que puedan compensar las menores transferencias de la Nación. La quita de subsidios a los servicios públicos, con la que estoy de acuerdo; pero que implicará que tendremos que bajar nuestros gastos en otras cosas. El problema es que, cuando mirás qué les toca a ellos del total del ajuste, es mínimo. Esto no sólo es injusto, sino que desincentiva el trabajo y la inversión; por lo que a futuro habrá menos creación de empleo, producción y bienestar para los argentinos. Así que la perspectiva futura de la recaudación no es precisamente buena.
“El problema es que, cuando mirás qué les toca a ellos del total del ajuste, es mínimo”
— El gobierno anterior logró reducir sustancialmente esos pasivos sin acudir a políticas compulsivas, como fue el Plan Bonex a fines de 1989. ¿Se podrá repetir esa experiencia en lo que resta del ciclo actual, o en el próximo período presidencial?
— Argentina tuvo 22 cepos y a 21 se los intentó sostener en el tiempo y terminaron en graves crisis. El ministro Massa debería aprender de esta historia y tratar de salirse del este control de cambios. ¿Cómo? Para enseñarle eso está el cepo de Cristina Fernández de Kirchner, que fue el único que no terminó en un estallido. Es que hubo un cambio de gobierno y “Cambiemos” decidió salirse rápido. Para ganar credibilidad, anunció que haría las reformas estructurales que el país necesita para crecer sostenidamente y recuperar el crédito perdido. Luego, tomo las medidas necesarias y salió ordenadamente del control cambiario; lo que tuvo un costo, pero infinitamente menor al de una crisis. O sea, el ministro Massa o un futuro gobierno debería hacer lo mismo.
Hay que entender que el problema fundamental de Argentina es que nadie cree que pueda ser un país “normal”. De hecho, los bonos del Tesoro cotizan en los mercados externos a precio que indican que, quienes los compran y venden, están convencidos de que, en unos años, se dejarán de pagar y los volverán a reestructurar con una quita similar a la que le hicieron en el canje de 2020. ¿Qué parte de la película se perdió este gobierno? Este paciente está con una enfermedad terminal en terapia intensiva y se lo pretende curar con analgésicos, paños fríos y antipiréticos. Se va a morir.
— Pero el gobierno anterior salió del cepo, y terminó en una crisis…
— De eso también hay que aprender. No basta con solamente decir que se van a hacer las reformas estructurales. Es como tener el diagnóstico y el tratamiento acertado; pero, luego, no aplicárselo al paciente. Se va a morir igual. Es lo que pasó en 2018, argentinos y extranjeros perdieron las esperanzas de salvaran a esta economía enferma; por lo que volvieron a llevarse sus ahorros e inversiones, lo que derivó en una crisis. Hay que lanzar un plan integral y detallado de reformas estructurales, para avanzar inmediatamente en su ejecución. Esto va a llevar tiempo; pero, en la medida que se vayan dando los pasos en ese sentido, se irá recuperando la credibilidad. Es decir, el crédito y la inversión que hacen crecer sostenidamente la economía y permiten refinanciar las deudas.
“Hay que lanzar un plan integral y detallado de reformas estructurales”
Además, no hay tiempo para perder. Hay que implementar rápidamente las reformas estructurales más urgentes, si no se quiere terminar en una crisis al poco de asumir. Por eso, la Fundación “Libertad y Progreso” está presentándoles a los distintos espacios políticos los proyectos en los que estuvo trabajando durante 11 años. Así pueden contar con un plan de gestión ya desarrollado para poder ejecutarlo apenas se asuma. Está en nuestra página de internet para acceder, el cual además de reformas económicas, abarca muchos temas como Salud, Educación, Seguridad, Defensa, etc.
— En los últimos 6 meses las más encumbradas autoridades del gobierno argentino han mantenido más encuentros con los máximos funcionarios del FMI que los registrados desde la creación del organismo, y sin embargo no se han visto resultados positivos para el país ¿Por qué?
— Cuando en 2021 decían que iba a ser difícil lograr un acuerdo con el FMI, yo insistía que el Gobierno cerraría uno antes de entrar en cesación de pagos, en marzo de este año, y que sería con condiciones mínimas; porque el organismo internacional no quería aparecer como empujando al país a una crisis. En definitiva, en 2018, le otorgaron un acuerdo político a “Cambiemos”, lo mismo hicieron con este gobierno. Sin embargo, fue mucho más generoso de lo esperado, con fondos adicionales y metas que no son solamente mínimas, sino “recalculables”. El Fondo sabe que este gobierno terminará desgastado por su mala gestión y no será reelegido. Así que, si no hace grandes macanas, tratará de sostenerlo a fuerza de recálculos y perdones (waivers) de metas hasta que le pase el poder a otra gestión. La expectativa es que sea de la oposición y esté dispuesta a renegociar el “Facilidades Extendidas” con reformas que permitan darle viabilidad a la economía argentina.
— ¿Una reflexión final?
— Ya vimos que la inflación apunta a superar el 100% y, si logran bajarla un poco antes de las próximas elecciones, será a fuerza de congelamientos de precios y de atraso cambiario, como en 2021. Por otro lado, la recuperación económica se acabó. Los “vientos internacionales” extremadamente favorables que tuvimos se están volviendo en contra. Por otro lado, pronto volverá a quedar claro que este modelo es insostenible y eso incentivará una nueva escalada de salida de ahorros e inversiones de argentinos y extranjeros; lo que reducirá la demanda interna. A menos que haya un cambio de 180 grados en el contexto externo y/o en la gestión de este gobierno, se viene una recesión con altísima inestabilidad de precios y de los dólares paralelos.
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