El Gobierno y las consultoras coincidieron en estimar que la inflación de septiembre se ubicó en torno del 7 por ciento. El equipo económico afirma que el resultado de septiembre será similar al de agosto, cuando el Indec informó que el índice de precios al consumidor (IPC) fue del 7 por ciento.
Con este nuevo resultado, la inflación habrá acumulado 83% en 12 meses. El vaso medio lleno para Economía, en medio del desasosiego de una inercia que indica que la inflación terminará en torno del 100%, es que septiembre podría haber registrado un IPC núcleo menor al 6,8% de agosto.
El equipo del ministro Sergio Massa definió que seguirán las medidas de mayor disciplina fiscal -aunque deberán combinarse con otras en el sentido contrario, como el bono que se prepara con parte de la recaudación adicional del dólar soja- y la política de contracción monetaria con suba de tasas de interés, para dejarlas en un terreno positivo, como se acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el Central afirman que la política monetaria tiene un sesgo contractivo y que es necesario subrayarlo frente a los mercados y los analistas
Aunque el presidente del BCRA, Miguel Pesce, no haya destacado demasiado la cuestión en el debate que mantuvo esta semana con su predecesor, Guido Sandleris, en el Central afirman que la política monetaria tiene un sesgo contractivo y que es necesario subrayarlo frente a los mercados y los analistas, que indicaron que la base monetaria creció con el régimen transitorio del dólar soja. “La base cayó en términos reales y nominales y no se esterilizan todos los pesos que están dando vueltas es porque el sistema financiero tiene sus limitaciones y por eso estamos alineando otras tasas a las de referencia del Central”, explicaron.
De todos modos, más allá de las tareas domésticas, en el equipo económico reconocen que la suba internacional del dólar -le pega al precio de las materias primas y afecta la competitividad local- genera mayores desafíos y que deberán estar más atentos a la evolución de este reflujo de fondos de los mercados emergentes. Esto se tradujo en un aumento del dólar en sus diferentes versiones y en una caída del precio de los activos soberanos; en Economía se apoyan en las cifras que difunden los bancos de inversión para mostrar que 2022 resulta hasta ahora uno de los años más complejos para los países en desarrollo, en particular para la frágil situación local, a raíz de la suba de la tasa de interés en las naciones centrales.
Con la suba de las tarifas de los servicios públicos, reapertura de paritarias y la aceleración de la tasa de devaluación del dólar oficial –cercana al nivel de inflación- el equipo económico reconoce que será difícil perforar este piso del 6% mensual. Por esta razón, aspiran a que en octubre el IPC quede más cerca del 6% que del 6,5% y que en el último bimestre ronde el 5% mensual.
El equipo económico cree que, con la inercia actual, el mejor escenario sería lograr que en noviembre la inflación se ubique cerca del 5% mensual
La visión de los consultores
En tanto, los analistas privados consultados por Infobae coincidieron en que sus propios relevamientos terminaron cerca del 7 por ciento en septiembre. En particular, C&T y ECO GO se ubicaron en el 6,8 por ciento.
Camilo Tiscornia, socio de C&T, contó que el relevamiento de precios minoristas para GBA presentó un incremento mensual de 6,8%, “apenas mayor que el de agosto (6,7%) y muy superior al de septiembre de 2021 (2,8%). Esto último provocó que la variación de 12 meses trepara a 82,8%, la más elevada desde diciembre de 1991. Como es habitual en los meses de septiembre, indumentaria fue el componente de mayor aumento mensual debido al cambio de estación (13%). En bienes y servicios varios se destacó el alza de 12% de los cigarrillos, aunque también hubo subas relevantes en los artículos de tocador”, precisó.
Además, “educación recogió nuevos incrementos en los colegios privados pero los útiles escolares también crecieron en forma significativa” y en vivienda “influyó el aumento de gas y electricidad derivado de la eliminación de subsidios para diversos usuarios”. En particular, advirtió Tiscornia que “Alimentos y bebidas, el rubro más relevante, subió 7%. En su interior hubo incrementos generalizados pero se destacaron los aceites, las verduras y las bebidas no alcohólicas. La carne se aceleró significativamente en la segunda mitad del mes”.
En tanto, en equipamiento y mantenimiento del hogar “se destacaron las alzas de los productos de limpieza y un nuevo ajuste en el salario de las empleadas domésticas”.
ECO GO informó que “el incremento de los productos regulados este mes lejos estuvo de actuar como ancla: incluyen tarifas de luz, gas, y subte (10,4%, 14,9% y 40%, respectivamente), cigarrillos (11,3%), colegios en PBA (9%), servicio doméstico (9%) y expensas (entre 6% y 10%), entre otras”. Para la consultora que dirige Marina Dal Poggetto la inflación terminará en el 101% este año y arriba del 70% el próximo, frente al 60% que estimó el Ministerio de Economía en el Presupuesto.
Para FIEL la inflación se ubicó en el 6,1% en septiembre y terminará en torno del 100% en diciembre próximo. Aunque la entidad había estimado un 112%, Isidro Guardarucci aclaró que el resultado dependerá de si hay o no “una devaluación más acelerada; cuánto más se posponga en el tiempo, menos arrastre tiene en la cuenta de este año”.
En particular, LCG informó que “el índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 8% promedio en las últimas 4 semanas y 7,8% punta a punta en el mismo período”.
Posibles “trampas”
Por su parte, la consultora Abeceb dijo que la “fuerte emisión monetaria ($600.000 millones) por el dólar soja sin demanda de dinero suficiente para absorberla genera una trampa que se retroalimenta: el exceso de emisión genera inflación, la demanda de dinero cae, la brecha cambiaria sube y las expectativas de devaluación del dólar oficial alimentan las remarcaciones”.
“Si el Central intenta un crawling peg más rápido sin solucionar el problema de exceso de emisión, lo único que se logra es reforzar la inercia inflacionaria, consolidando el régimen de alta inflación”, aclaró la consultora de Dante Sica.
Si el Central intenta un crawling peg más rápido sin solucionar el problema de exceso de emisión, lo único que se logra es reforzar la inercia inflacionaria (Abeceb)
“Una forma de recomponer la demanda de dinero es aumentar la tasa de interés. Esto lo viene haciendo el Banco Central desde que asumió Massa. Como la tasa de inflación promedio del último semestre supera el 6%, si la tasa de interés sigue la inflación, ello implica poner el stock de Leliqs y otros instrumentos de absorción a crecer a una tasa de 100% anual. El pago de intereses sobre Leliqs y pases alimenta el déficit cuasifiscal y la única forma de financiarlo es emitir más dinero y absorberlo de nuevo con Leliqs. Es una trampa que consolida el régimen de alta inflación porque la emisión potencial es de tres dígitos”, aclaró.
“Con alta inflación y cepo, las intervenciones discrecionales se hacen más necesarias de forma automática. La razón es simple: con más inflación los precios relativos se desacomodan más rápidamente, aparecen oportunidades de arbitraje para el sector privado y el Gobierno debe intervenir para desactivar el desequilibrio que se genera”, resaltó
“El ejemplo de la hora: hoy, las importaciones se potencian -igual que la demanda de dólares para turismo- porque la inflación dejó atrás al tipo de cambio oficial; el superávit comercial deviene déficit (esto pasó en junio-agosto) y el Central interviene discrecionalmente: ajusta el cepo a importadores, los obliga a financiarse afuera, inventa el dólar soja y, encima, no permite a las empresas y cooperativas que compren dólares en el mercado libre legal si vendieron dólar soja. ¿Por qué es una trampa?: a una discrecionalidad creciente le corresponde simétricamente una confianza decreciente y ninguna política funciona si no es creíble”, advirtió Abeceb.
Además, destacó que “la inflación hoy se usa como una herramienta para el ajuste del gasto público en jubilaciones, AUH, etcétera, pero, con tasas de inflación del 7% mensual y alimentos subiendo incluso por encima de ese guarismo, los shocks a los ingresos reales son muy fuertes en períodos breves”.
A una discrecionalidad creciente le corresponde simétricamente una confianza decreciente y ninguna política funciona si no es creíble (Abeceb)
“Esto lo hizo patente el valor de la línea de pobreza de agosto. Una familia necesita casi 120.000 pesos para no ser pobre. Esto incrementa la probabilidad de que los conflictos distributivos lleven a que Cristina Fernández de Kirchner ejerza el veto y desautorice el ajuste de Massa. ¿La trampa? Para ser creíble, Massa debe ajustar el gasto y la inflación es funcional para ello. Pero más inflación implica más probabilidad de veto de la política y, por ende, menor credibilidad respecto de la sostenibilidad de las políticas de ajuste”, concluyó Abeceb, en torno de la delgada línea que deberá transitar el equipo económico en los próximos meses, sobre todo cuando comience la campaña electoral para las generales del año próximo.
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