El Banco Central compró ayer USD 340 millones y acumula más de USD 3.100 millones en el mes, a partir del dólar soja. Sin embargo, la fuerte liquidación por parte de las cerealeras no alcanzó para estabilizar al mercado cambiario. En las últimas jornadas los dólares financieros volvieron a ponerse picantes, lo que generó un aumento de la brecha cambiaria hasta niveles de 105%.
El “contado con liquidación” es el que tuvo el mayor salto, hasta tocar los $ 312 en la jornada de ayer. También el dólar MEP superó la barrera de los $ 300, luego de haber caído a principios de agosto a $ 270. Sin embargo, el aumento de las últimas jornadas lo llevó ayer a $302,90. La distancia con el dólar minorista, que cerró a $ 151, llegó a 106% y 100% respectivamente.
Es llamativo como en los últimos días aumentó la distancia entre estas cotizaciones y la del dólar libre, que finalizó a $ 285. Esto significa que la distancia con el “contado con liqui” se amplió ya a 27 pesos. Esto implica que seguramente en los próximos días ambas puntas tenderán a acercarse, aunque no está claro si bajará el techo o subirá el piso.
La suba de la brecha es uno de los temas que más inquieta a Sergio Massa, quien se habían entusiasmado con el ajuste bajista de los dólares financieros ni bien asumió en el ministerio de Economía. De hecho, la brecha cambiaria había caído desde el 130% hasta rozar el 90%. Fue a principios de octubre, cuando al anunciarse la implementación del “dólar soja”, tanto el dólar MEP como los financieros cayeron hasta $ 270.
Sin embargo, la tendencia bajista duró poco. En parte por la emisión monetaria que hubo en los meses previos y también por la decisión adoptada por el Banco Central el lunes. La entidad prohibió a las cerealeras que aprovecharon el dólar soja para liquidar a $ 200 a acceder al mercado cambiario, tanto en lo que respecto al oficial como al financiero. La decisión generó primero un salto del dólar libre, pero luego terminó trasladándose al dólar MEP y al contado con liquidación.
Massa se había entusiasmado con la posibilidad de hacer caer la brecha a niveles del 70%, algo parecido a lo que había logrado en su momento Martín Guzmán luego del pico que había tocado la divisa en octubre de 2020. En aquel momento una serie de medidas, en particular de austeridad fiscal pero también de restricción monetaria, habían permitido un fuerte retracción de los distintos tipos de cambio.
Ahora Massa está intentando algo parecido. Los números fiscales de agosto confirmaron que la tendencia del aumento del gasto se va desacelerando y parece más factible cumplir con un déficit fiscal primario cercano al 2,5% del PBI para todo el 2022, que es la meta comprometida ante el FMI.
La reducción de la brecha cambiaria es parte fundamental del plan de “estabilización”. Con tanta diferencia entre el dólar oficial y el financiero, crece la demanda por importaciones y a su vez se desalientan las exportaciones
En cuanto a la emisión monetaria, el funcionamiento del dólar soja implicó una inyección de alrededor de $ 300.000 millones, entre la compra que realiza el BCRA a $ 200 y la posterior venta de esas divisas a $ 140 a los importadores. Esa diferencia son pesos que quedan en el mercado y luego deben ser absorbidos vía Leliq y pases por parte del Central.
La reducción de la brecha cambiaria es parte fundamental del plan de “estabilización”. Con tanta diferencia entre el dólar oficial y el financiero, crece la demanda por importaciones y a su vez se desalientan las exportaciones. Además, también aumenta la presión cambiaria y la inflación de septiembre ya estaría rondando el 6,5% o podría ser incluso superior.
Las próximas medidas de Massa en materia cambiaria buscarán reducir la distancia entre el piso y el techo de la brecha. Por un lado aumentando más rápido el tipo de cambio oficial, pero al mismo tiempo buscando frenar la suba de los dólares financieros.
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