El ministro de Economía Sergio Massa se fue pasadas las 16:30 de la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA), en el centro porteño, . Tres horas y media antes había llegado para compartir un almuerzo con la plana mayor de la entidad fabril, en medio de una relación bilateral marcada por los tironeos por los dólares para la importación de insumos, bienes y piezas, la salida de divisas del Banco Central por gastos en el exterior y, más recientemente, un nivel de actividad industrial manufacturera que muestra signos de desaceleración.
El jefe del Palacio de Hacienda fue recibido por el titular de la entidad Daniel Funes de Rioja, y almorzó con el comité ejecutivo, integrado entre otros por referentes del sector fabril como Adrián Kaufmann Brea, Miguel Ángel Rodríguez, Miguel Acevedo, Martín Rapallini y Martín Cabrales, entre otros. No estuvieron Luis Betnaza, Miguel Acevedo ni Cristiano Rattazzi.
Massa se retiró sin hacer comentarios. Funes, en tanto, adelantó que no se habló de “dólar turista” y que el encuentro tuvo como foco a las importaciones de bienes intermedios, moderar importaciones de bienes finales y agilizar el sistema integral de monitoreo de importaciones (SIMI). “Preocupación por tasa de interés alta”, dijo el titular de la UIA.
Agenda de trabajo
La agenda entre el Poder Ejecutivo y los industriales tuvo en las últimas semanas algunos cruces e intercambios por la disponibilidad de divisas a precio oficial para importar piezas, maquinaria e insumos, según aseguran los ejecutivos del sector. La idea con la que ingresó Massa al Ministerio de Economía fue la de moderar el ritmo de importaciones que considera menos relevantes para la actividad económica, principalmente algunos bienes de consumo o compras al exterior de servicios como seguros o licencias de software, para lo cual activó una serie de normativas que aún restan formalizarse.
En ese aspecto, uno de los temas salientes en la agenda conjunta entre Massa y los industriales estuvo vinculado a la idea de un “dólar Qatar”, es decir alguna restricción adicional por la vía impositiva o de precio para los gastos turísticos en el exterior a pocas semanas de que comience el Mundial de Fútbol y que, se espera, signifique la salida de miles de argentinos a ese país, lo que presionará sobre la cuenta de gastos en dólares afuera. En los primeros siete meses del año ese rubro demandó unos USD 3.900 millones de las reservas del Banco Central.
Según explican en el Palacio de Hacienda, las opciones que hay actualmente sobre la mesa para encarecer el precio del dólar para los turisas que viajen al exterior fueron propuestas acercadas por distintas entidades industriales, y van desde incrementar la percepción impositiva por anticipado que cobra AFIP o bien establecer como precio de referencia el mismo que tiene el dólar Bolsa o MEP.
En contactos previos, el secretario de Comercio Matías Tombolini aseguró a los industriales que la administración de las divisas será “austero” hasta fin de año y que espera un 2023 menos apretado en ese sentido. La UIA planteó que hay sectores que están urgidos y que necesitan solución inmediata.
Otras cuestiones que atraviesan la agenda bilateral entre el Gobierno y la Unión Industrial tiene que ver con la el nivel de actividad que además de ser impactado por el ritmo importador, también podría tener algún correlato con la suba de tasas de interés para afrontar la aceleración inflacionaria.
Según el índice adelantado de actividad industrial elaborado por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), que depende de la Secretaría de Industria, y que toma el consumo de energía sobre la base de Cammesa, “la producción fabril de agosto creció 4,8% interanual, con un mayor consumo en plantas de las industrias más relevantes, y un 11,1% respecto del mismo mes de 2019″, publicó. De todas formas, “en la medición desestacionalizada contra julio la actividad industrial registró un descenso de 1,6%”, anticipó ese centro de estudios.
La Unión Industrial ya planteó un panorama difícil para el segundo semestre. “La segunda mitad del año comenzó con incertidumbre y un panorama más complejo para la producción. Las crecientes dificultades en el acceso a divisas para la producción encarecen y limitan el abastecimiento de insumos claves para la actividad industrial”, mencionó la UIA en un informe reciente.
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