El gobierno de Alberto Fernández se encamina a acumular más inflación que el de Mauricio Macri

A fines de 2022 la suba de precios acumulada desde diciembre de 2019 igualará o superará la que el gobierno anterior acumuló en todo su mandato. La inflación como método de ajuste. Precios relativos, dólar y “nuevo régimen inflacionario”

El ritmo de aumento genera conductas defensivas que agravan el problema de la inflación EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

En sus primeros 33 meses de gestión, el gobierno que encabeza el presidente Alberto Fernández acumuló una inflación de 233%, muy por encima de la que en igual período tuvieron las gestiones presidenciales argentinas de lo que va del siglo XXI.

En una reciente presentación, Marina dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go, precisó y exhibió esa comparación, que muestra al gobierno de Alberto y Cristina Fernández de Kirchner superando por amplio margen a todos los demás en materia inflacionaria. El gráfico muestra también que a lo largo de las últimas 5 presidencias (la de Néstor Kirchner, las dos de CFK, la de Mauricio Macri y la actual de los Fernández) la inflación fue siempre en ascenso.

Es altamente probable que hacia fin de año, o incluso antes, la actual gestión acumule una inflación superior al 296,8% que Macri acumuló en todo su mandato. Un 19% de aumento de precios hasta diciembre bastará para superar esa marca y tanto las proyecciones que releva el Banco Central como la marcha de los precios en la primera mitad de este mes apuntan que el ritmo hasta fin de año superará ese guarismo.

Marina dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go, mostró el desempeño inflacionario de los gobiernos argentinos en lo que va del siglo XXI

Esto implica que aun en caso de reducir la inflación al 60% anual en 2023, como figura en el proyecto de Presupuesto enviado al Congreso, en su mandato la actual gestión habrá superado largamente el 500% de inflación.

Tres grandes problemas

La economía argentina, dijo Dal Poggetto en una presentación en el “Seminario Zárate-Campana”, que compartió con el politólogo Andrés Malamud, tiene tres grandes problemas (síntomas, a su vez, de problemas mayores): 1) una muy alta inflación; 2) un fuerte deterioro de precios relativos que, para peor, no “ancla” la estructura de precios; y 3) una elevada brecha cambiaria.

La alta inflación, subrayó la economista, hizo que la actual gestión reedite en menos de tres años el atraso cambiario que a Néstor y Cristina Kirchner les llevó tres mandatos y doce años y medio conseguir. Hoy, precisó, el tipo de cambio nominal del dólar oficial está (en términos reales) 40 pesos detrás que cuando asumió Alberto Fernández. “Massa suaviza, pero el atraso cambiario sigue”, dijo Dal Poggetto, que resumió la situación en una frase: “A la economía le sobran pesos y al Banco Central le faltan dólares”. Hay pesos para todo, agregó: para impulsar el dólar, la brecha, los precios, los depósitos a plazo fijo.

Mucho de lo anterior se deriva de la escasez de reservas del Banco Central, que en términos brutos son las más bajas de los últimos diez años y en términos netos son próximas a cero, solo mejores que las cifras negativas que exhibían a fines de 2015.

El gráfico de Eco Go muestra la evolución de reservas brutas y netas en los últimos 20 años

Durante la vigencia del primer “cepo”, entre 2012 y 2015 la brecha cambiaria promedio fue de 42% mientras que desde el cepo iniciado en 2019 la brecha promedio fue del 73%, tocó un máximo de 161% y hoy oscila en torno del 100 por ciento.

Pero aunque el retraso cambiario y el nivel de reservas netas sean similares a los que se registraban a fines de 2015, notó Dal Poggetto, la actual gestión no tiene la capacidad de acceso a dólares que sí tuvo la de Macri y a la que recurrió para financiar el “gradualismo” (y, más tarde, el abrupto recorte del crédito privado, con el crédito del FMI).

Más rápido, y diferente

El actual proceso inflacionario, nota en su último informe la consultora Invecq, difiere de aceleraciones anteriores, ligadas a bruscos aumentos del dólar o algunos precios regulados, como las tarifas. Hasta ahora, en cambio, dólar oficial y precios regulados corrieron detrás de la inflación, desequilibro de precios relativos que según el informe “es uno de los principales riesgos para la dinámica inflacionaria futura”.

En ese contexto la persistencia de tasas mensuales superiores al 6% refuerza la noción de que la economía tal vez ya ingresó en “un nuevo régimen inflacionario”. De hecho, subraya Invecq, la inflación núcleo del último semestre, suerte de “velocidad crucero” de los precios, “corre por encima de los tres dígitos anualizados”.

Retrasar los precios regulados no sirvió para contener la inflación

El actual esquema es “cada vez más inflacionario, porque es la inflación la que hace el ajuste sobre los ingresos fijos. Si Massa realmente lograra reducir el ritmo de suba de precios, recordó Dal Poggetto, se le desarmaría el ajuste fiscal, porque las jubilaciones empezarían a ajustarse a tasas superiores a la inflación. Se trata de una dinámica no necesariamente hiperinflacionaria, pero sí riesgosa. Que la tasa de inflación se mantenga alta, pero no se espiralice, depende de las posibilidades de una cooperación política que hoy no está a la vista. La dinámica parece ser más bien la de un gobierno que quiere dejarle una herencia explosiva al que sigue y una oposición que apuesta a que la bomba explote antes de las elecciones.

Que la tasa de inflación se mantenga alta, pero no se espiralice, depende de las posibilidades de una cooperación política que hoy no está a la vista

Invecq, por su parte, subraya que los riesgos de “una nominalidad mayor a la esperada” en las tasas de inflación “son altos, no solo por el mal dato de inflación de agosto, sino también por el impacto monetario que tendrá la (necesaria) acumulación de divisas que está logrando el Central a través del dólar soja, pero a costa de un deterioro de su posición patrimonial”.

Nominalidad en colores

Un gráfico del informe muestra en colores la evolución de esa “nominalidad” en los últimos 6 años, poniendo en tonos de verde la proporción de bienes cuyos precios aumentaron menos de 4% mensual y en otros colores los aumentos superiores, hasta mostrar en marrón y en negro la proporción de bienes cuyos precios aumentan entre 8 y 10 o más del 10% mensual, respectivamente. Como puede observarse, al principio de la serie, casi el 60% de los precios aumentaba a menos del 2% (y 80%, a menos del 4%) mensual, mientras que actualmente cerca de la mitad de los bienes aumenta a un ritmo superior al 8% mensual.

Una consecuencia del dato de agosto, dice Invecq, es que se interrumpió la relativa calma cambiaria de las jornadas previas, El dólar “contado con liquidación” implícito en los bonos GD30 volvió a superar los $300 (aumento semanal: $20) y el dólar “bolsa” implícito en el mismo activo cerró la semana con un aumento de $ 21 respecto de la anterior. Posiblemente, concluye el informe, la monetización de la operatoria del dólar soja esté incidiendo en la escalada de la brecha, al igual que la restricción a la operatoria de cualquier tipo de dólar legal para quienes hayan solicitado o recibido subsidios en servicios públicos.

Así, pese a la expectativa de que este lunes el FMI apruebe la segunda revisión del acuerdo de principios de año, lo que liberará unos USD 4.000 millones que se usarán casi íntegramente para recuperar dólares del pago de cuotas del crédito de 2018, el desafío económico sigue siendo cuesta arriba. Si la inflación 2022, como promedian las expectativas relevadas por el BCRA, termina siendo del 95%, antes de fin de año el gobierno de los Fernández habrá desbordado el récord de Macri, superando incluso el 300% de inflación acumulada.

Tendrá todo un año por delante para seguir esgrimiendo excusas o intentar en serio dar vuelta la historia.

SEGUIR LEYENDO: