El FMI aprobará mañana el desembolso de USD 4.100 millones y Massa aún no definió cómo será el nuevo “dólar Qatar”

Avanza un desdoblamiento del mercado cambiario para después del 30 de septiembre, aunque no lo formalicen. La meta de acumulación de reservas está más cerca del cumplimiento, pero se ve la suba de la tasa de interés como una “manta corta”, que arregla un problema y genera otros

Guardar

Sergio Massa arrancará la semana con el pie derecho: el Staff del FMI anunciará mañana a primera hora la aprobación de las metas del segundo trimestre por parte de la Argentina. Esto significa un próximo desembolso de USD 4.100 millones, que en buena medida será usado para repagarle el préstamo al propio organismo. Según los cálculos que manejan en el ministerio de Economía, de aquel monto quedaría unos USD 780 millones en las reservas del Central, engrosando lo que ya ingresó por el dólar soja en las últimas dos semanas.

Aunque se trata de una decisión que ya estaba descontada tras el encuentro de Massa con la número uno del Fondo, Kristalina Georgieva en Washington, la noticia servirá para consolidar la mejora del momento financiero que atraviesa la Argentina. Si bien es cierto que los dólares financieros subieron en los últimos días y la brecha volvió al 100%, lo mismo ocurrió en el resto de los mercados emergentes. En Brasil, por ejemplo, el dólar trepó desde 5,05 reales a principio de mes a 5,25 hacia fines de la semana pasada.

No se salvó ninguna

Todas las monedas de la región, como también los activos financieros, sufrieron el dato de inflación de EEUU y la inminente nueva suba de tasas por parte de la Reserva Federal de ese país. Esto provocó que los inversores buscaran refugio en activos seguros, retirando flujos de los mercados considerados más riesgosos.

Con la gran liquidación de divisas luego de haber subido el tipo de cambio a $ 200, el nuevo desembolso del Fondo y las promesas de organismos multilaterales, el Gobierno está mejor parado para cumplir con la acumulación de reservas comprometida para el 2022. Massa procura así estirar todo lo posible los tiempos y llegar a fin de año sin sobresaltos, especialmente en relación al tipo de cambio.

El dato de inflación de agostoi en EEUU convenció a Wall Street que Jerome Powell, el titular de la Fed (en la pantalla) volverá a aumentar las tasas de interés,
REUTERS/Brendan McDermid/File Photo
El dato de inflación de agostoi en EEUU convenció a Wall Street que Jerome Powell, el titular de la Fed (en la pantalla) volverá a aumentar las tasas de interés, REUTERS/Brendan McDermid/File Photo

Pero más allá de la acumulación de reservas de las últimas semanas, aún quedan muchas incógnitas vinculadas al frente cambiario. Quizás la más acuciante es el futuro del denominado “dólar Qatar”, que en realidad abarca todos los gastos que los turistas argentinos realizan al viajar al exterior:desde la compra de pasajes hasta el uso de la tarjeta o alquiler de hoteles y autos. Sólo en julio, mes de vacaciones de invierno, el Central perdió USD 750 millones por este motivo. Y el número podría multiplicarse en diciembre -mes del Mundial- y también en enero, en plenas vacaciones de verano.

Conseguir el visto bueno del FMI a las metas trimestrales, como sucederá mañana, representa una buena noticia para llevar tranquilidad a los inversores, pero al mismo tiempo significa un ingreso de divisas para el Banco Centras. El aumento de reservas netas sería de USD 780 millones a principios de octubre

El ministro de Economía analiza con su equipo distintas opciones para encarecer este tipo de cambio y suavizar la sangría de reservas que se van por esta vía. Hasta ahora ninguna alternativa lo termina de convencer. El ministro de Turismo, Matías Lammens, propuso además que los extranjeros que llegan a la Argentina también puedan usar ese nuevo tipo de cambio, obviamente mucho más atractivo que el oficial. Eso permitiría más ingreso de divisas por el canal oficial. De esta forma, argumenta, podría achicarse fuertemente el saldo negativo de la balanza turística.

Desdoblamiento a cuenta gotas

Todo conduce a un creciente desdoblamiento cambiario, aunque por el momento se va implementando a cuenta gotas. Sería difícil sostener el actual esquema después del 30 de septiembre, cuando vence el tipo de cambio de $ 200 para el denominado “dólar soja”. El motivo por el cual aún no se implementa por ahora el desdoblamiento formal es básicamente el temor a que se vuelvan a disparar los tipos de cambio financieros ante la escasa oferta de dólares.

El ingreso de divisas a partir del "dólar soja" alivió a Economía y al BCRA, pero no despejó del todo las dudas sobre la endeblez cambiaria
EFE/Gustavo Ércole/Archivo
El ingreso de divisas a partir del "dólar soja" alivió a Economía y al BCRA, pero no despejó del todo las dudas sobre la endeblez cambiaria EFE/Gustavo Ércole/Archivo

Un salto adicional de la brecha cambiaria (hoy se acerca al 100%) tiraría por la borda los esfuerzos que viene haciendo Massa para estabilizar el mercado cambiario. Incluso el riesgo de subir las tasas efectivas hasta niveles de 107% anual, con el objetivo de aumentar la demanda de pesos y reduciendo la presión sobre los dólares financieros.

Massa y el resto del equipo económico siguen buscando alternativas para implementar un nuevo dólar turista y desalentar el uso de tarjeta en el exterior. El ministro de Turismo también propuso que se aplique un tipo de cambio más conveniente para los extranjeros que entran al país, lo que implicaría un virtual desdoblamiento

La suba tan fuerte de tasas de interés es más que nunca una manta corta. Por un lado busca mantener la brecha cambiaria controlada. Pero por otra parte sigue incrementando el peso de la deuda en pesos del Banco Central. Según estimó Alfonso Prat-Gay, sólo el último incremento de 5,5 puntos porcentuales de tasa agrega al Central un billón de pesos en concepto de intereses por las Leliq y otros pasivos.

Deuda acuciante

La acumulación de pasivos en pesos tanto por parte del Central como del Tesoro sigue siendo un tema acuciante, que los inversores miran con extrema preocupación. Pero por el momento el Gobierno se las ingenia para seguir tirando la pelota para adelante. En la primera licitación de letras del mes, por ejemplo, el Tesoro consiguió un financiamiento neto de $ 195.000 millones. De vuelta, el objetivo es llegar a fin de año sin mayores sobresaltos.

Los temores se concentran ahora en la situación financiera que deberá enfrentar la Argentina a mediados del año próximo, es decir en pleno proceso electoral. El resultado de las PASO en 2019, con una aplastante e inesperada victoria de Alberto Fernández, tiró por la borda todos los esfuerzos que venía haciendo Mauricio Macri para bajar el déficit fiscal, la inflación y estabilizar el frente cambiario. Es imposible descartar nuevas situaciones de stress financiero a medida que se acerque el calendario electoral.

Los pronósticos sobre la marcha de la economía son mediocres para el año próximo. Según el propio Gobierno el PBI crecería 2%, aunque los economistas creen que apenas será entre 0,5% y 1%. La inflación, además, se ubicaría bien por encima del 60% que aparece en el Presupuesto 2023. Este año se estima que terminará en 95%

Aumentar las tasas, sin embargo, no será suficiente para bajar la inflación. Las novedades de lo que se viene por delante no son buenas. La inflación mayorista de agosto llegó al 8,2%. Se trata de una fuerte presión sobre los costos de las empresas, que más temprano que tarde llegará a los consumidores. La primera semana de septiembre arrancó con fuertes aumentos y el piso del mes supera con holgura el 6 por ciento.

Y ahora, el Presupuesto

Un debate en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, primera estación del proyecto de Presupuesto 2023
(Nicolás Stulberg)
Un debate en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, primera estación del proyecto de Presupuesto 2023 (Nicolás Stulberg)

El proyecto de Presupuesto 2023 que Economía envió al Congreso plantea una reducción abrupta de la inflación, desde el 95% de este año al 60% el próximo. Se trata de un supuesto que difícilmente reciba el visto bueno de la oposición, ante la posibilidad de repetir un viejo artilugio: subestimar ingresos para así disponer de más recursos que serían utilizados sin control legislativo durante el año electoral.

Otras iniciativas parecen bastante más razonables y digeribles: una de ellas es un nuevo blanqueo para la compra de viviendas usadas, con el objetivo de darle más dinamismo al golpeado mercado inmobiliario. Además, se pone a discusión legislativa cuál es la mejor manera de lograr un recorte de gastos para llegar al déficit primario de 1,9%, en línea con la exigencia del Fondo para el año que viene.

Para el oficialismo todo será cuesta arriba en 2023 y así lo reconoce el Presupuesto enviado al Congreso, que plantea una mejora de 2% del PBI, que incluso luce exagerada. Según los analistas privados, con toda la furia el crecimiento podría ubicarse entre 0,5% y 1%, siempre y cuando no haya grandes sorpresas con el tipo de cambio.

El escenario de crecimiento casi nulo, alta inflación y salarios deprimidos es ideal para que la oposición obtenga una victoria contundente el año próximo. Sin embargo, el desorden interno dentro de Juntos por el Cambio y las peleas entre “halcones” y “palomas” genera dudas sobre qué características tendría el proceso de recambio político y sus consecuencias económicas después del 2023.

Guardar