La Argentina ocupó en agosto el séptimo lugar en la tabla mundial de inflación, lejos de sus vecinos de América latina y con un índice que en un mes se asemeja al dato anual de la mayoría de los países más ricos del mundo.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que el índice de precios al consumidor (IPC) llegó en agosto al 7 por ciento y al 78,5 por ciento en los últimos 12 meses.
Más cerca de Venezuela
Así, la Argentina quedó séptima en el ranking global debajo del 285% registrado en el último año por Zimbabwe, 168% del Líbano, 153% de Venezuela, 139% de Siria, 125% de Sudán y el 80% de Turquía.
El dato del 153% de Venezuela corresponde a una medición independiente, del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), mientras que el Banco Central del país que gobierna Nicolás Maduro -cuyas estadísticas están bajo sospecha- informó que ese país registró una inflación del 8,2 % el mes pasado, del al 60,5 % desde enero y del 114% en el último año.
Entre los países más desarrollados, agrupados en el G7, la tabla interanual la encabeza Gran Bretaña con 10,1%, seguido por Italia con 8,4%, Estados Unidos 8,3%, Alemania 7,9%, Canadá 7,6% y Japón cierra el grupo con 2,6 por ciento.
Luego de la Argentina el mes pasado se ubicó Chile con 1,2%, 9,9% desde enero y 14,1% en el último año; un paso atrás quedó Colombia con el 1,02%, el 9,06% desde enero y el 10,8% en el último año. Un escalón atrás quedó Uruguay con 0,8% en agosto, 7,7% desde enero y 9,5% en los últimos 12 meses. Más atrás, México registró 0,7% en agosto y 8,7% en el último año; Perú registró 0,6% (6,3% desde enero y 8,8% en el último año), Paraguay 0,4% (7,2%% y 10,5%, respectivamente), Bolivia el 0,04% en agosto (1,5% y 1,6%); Ecuador tuvo 0,03% el mes pasado, 3% desde enero y 3,7% en 12 meses. La tabla la cerró Brasil con otro mes de deflación, del 0,3%, mientras que la inflación desde enero acumuló 4,3% y en los últimos 12 meses fue del 8,7 por ciento. Así, el promedio regional del mes pasado fue del 0,5%, frente al 7% registrado por la Argentina.
La estrategia oficial
Para combatir este fenómeno el ministro Sergio Massa se planteó cuatro pilares:
-Más disciplina fiscal, con nuevos recortes sobre el gasto público y con la presión fiscal en alto por el anticipo extraordinario de Ganancias y la presión de la Aduana sobre maniobras fraudulentas del comercio exterior. Para más adelante quedaría el acuerdo entre la AFIP y su par norteamericano (IRS) para lograr el intercambio automático de información fiscal, que permitiría dar una lucha más efectiva contra la evasión; no se pudo llevar el acuerdo técnico a un plano político, pero se logró que el FMI destacara el esfuerzo del Gobierno en este sentido. En Economía afirman que “falta el aval político”, pero indicaron que el Tesoro -que no se manifestó en forma pública sobre el tema- “dio su consentimiento para avanzar”. Fuentes del sector financiero manifestaron su escepticismo al respecto.
Por este motivo, Massa le reiteró a Georgieva que cumplirá con las metas de déficit fiscal del 2,5% del PBI para este año y del 1,9% para el próximo, como indica el acuerdo firmado en marzo pasado. Esta búsqueda de la “consolidación fiscal” se reflejará en el presupuesto 2023 que Massa presentará este jueves en el Congreso de la Nación.
-Mantener la acumulación de las reservas internacionales del Banco Central: el equipo económico entiende que, una vez lograda la liquidación de USD 5000 millones del agro comprometida para este mes, el Gobierno podrá despejar todavía más las expectativas de una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial y por lo tanto lograr una menor presión inflacionaria. Al respecto, los funcionarios entienden que se podrá mantener un saldo positivo para seguir acumulando reservas luego de que a fin de mes se termine el nuevo “dólar soja”.
-Sostener la estrategia de suba de las tasas de interés del Banco Central: posiblemente el organismo que conduce Miguel Pesce decida este jueves otro incremento de la tasa luego de que se conozca el IPC de agosto, para mantener los rendimientos en pesos en un terreno entre neutro y positivo, en sintonía con lo acordado con el FMI y destacado por Georgieva en su comunicado posterior a la reunión con Massa en Washington. De este modo, en términos efectivos, el rendimiento se ubicaría cerca del 100%. El equipo económico enfatiza que, como suele ocurrir, hay un período de rezago hasta que el endurecimiento de la política monetaria tiene efecto sobre la inflación y, a la vez, reconoce el trade off entre esta decisión y su efecto de enfriamiento en el nivel de actividad económica. De todos modos, cerca del ministro destacan que siempre es preferible estabilizar la macro y hacer un ajuste ordenado antes de que el mercado lo lleve adelante, con consecuencias mucho más negativas tanto para el nivel de precios como para el nivel de actividad, como se observó con a principios de julio.
-Aceleración del esquema de “crawling peg” en el mercado cambiario oficial, tal como quedó evidenciado este mes con la nueva estrategia del BCRA y Economía para llevar la tasa de devaluación lo más cerca posible al ritmo de la inflación. Al respecto, las autoridades saben que deben manejarse en un delicado equilibrio entre evitar una situación de atraso cambiario y, a la vez, no echar más combustible sobre el IPC con una depreciación demasiado acelerada.
Con varios ajustes de precios relativos pendientes o en marcha -ajuste de tarifas y devaluación del tipo de cambio oficial- el desafío de lograr resultados luce muy complejo.
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