El número de residencias solicitadas de argentinos para radicarse en Uruguay, que alcanzó en 2021 un récord de 12.489 solicitudes, se desaceleró en los primeros siete meses de este año, pero según datos y proyecciones de la cancillería uruguaya de los que da cuenta una extensa nota en el diario El Observador, llegaría a fin de año a poco menos de 7.500 solicitudes, muy por encima de la cantidad registrada en cualquier año previo a la pandemia de coronavirus.
El medio uruguayo precisa, en base a datos oficiales, que el número de radicaciones había ido descendiendo gradualmente a partir de 2015, cuando alcanzó las 4.237 solicitudes, hasta 2018, cuando se registraron 1.482. Al año siguiente, 2019, hubo un leve ascenso, a 2.043 pedidos de radicación, y los números explotaron en los primeros dos años de la pandemia de coronavirus: 6.816 en 2020 y los 12.489 ya mencionados en 2021. A su vez, este año la cancillería uruguaya proyecta que a los 4.892 solicitudes ya presentadas por argentinos con deseos de emigrar para radicarse allí, se sumarán otros 3.495 entre agosto y diciembre, lo que resultaría en un total de 8.387 solicitudes, mucho más que cualquier año previo a 2020.
El fenómeno migratorio, dice la nota, ha hecho que Punta del Este haya dejado de ser una “ciudad balnearia” para convertirse en “ciudad todo el año”.
Los números explotaron en los primeros dos años de la pandemia. Este año la cancillería uruguaya proyecta que a los 4.892 solicitudes ya presentadas por argentinos hasta julio se sumarán otros 3.495 hasta fin de año, lo que resultaría en un total muy superior al cualquier año previo a 2020
La congestión vehicular, dice Soledad Laguarda, directora general de urbanismo de la intendencia de Maldonado, refleja un “boom” de extranjeros, de los cuales los argentinos son el principal contingente.
Potencial innovador
El ritmo de pedidos de radicación de argentinos se redujo de un ritmo de 40 por día en 2021 a 23 en los primeros 7 meses del año. Los argentinos se radican mayormente en Montevideo, en los barrios privados de Canelones o en Punta del Este y cercanías. Y aunque los números “no mueven la aguja” de la economía, dinamizan algunos servicios “y, sobre todo, pueden que tengan un potencial en la innovación”, cita el artículo a Matías Brum, profesor adjunto del Instituto de Economía de la Universidad de la República, quien refiere los aportes del economista austríaco Joseph Schumpeter. “El solo hecho de que venga gente nueva, con nuevas maneras de hacer las cosas, puede ser un gran aporte”, dice Brum.
Mucho más que turismo
El gobierno de Luis Lacalle Pou no se queda quieto a la hora de atraer argentinos. A los fines turísticos no exigirá más certificado de vacunación contra Covid para ingresar al país y –más importante aún- desde el 1 de septiembre pasado y hasta el 30 de abril de 2003 los argentinos que viajen a Uruguay serán eximidos de pagar el IVA en diferentes servicios como el gastronómico, el alquiler de vehículos y el catering para fiestas. Además, se dará una devolución del 10,5% de lo gastado en alquileres de inmuebles con fines turísticos y habrá un descuento del 30% en combustibles para los automóviles y vehículos de patente extranjera.
De algún modo, Uruguay busca equilibrar el boom de turistas uruguayos hacia la Argentina, debido a lo barato que les resulta.
Sin embargo, el boom migratorio trasciende largamente el fenómeno turístico, al punto de haber cambiado algunos usos locales. Antes, dice Laguarda, la directora de urbanismo de Maldonado, era muy difícil encontrar un bar o café abierto en pleno invierno, pero ahora los hay abiertos todo el año.
Tal vez donde más se note el influjo de argentinos es en los centros de educación. En el “International College”, dice el artículo, el número de alumnos argentinos supera el de uruguayos. “Antes de la pandemia había unos 50 estudiantes argentinos y ahora son unos 220″ cita El Observador a Rolando Rozenblum, CEO de la institución, en la que los argentinos constituyen ya el 45% de la matrícula.
También desde el interior argentino
El influjo inicial fue mayormente de grandes centros urbanos, como Buenos Aires y Rosario. Un aspecto “interesante”, según Rozenblum, es que hay muchas consultas de personas del interior de la Argentina. Estos, dice, “llegan con una planificación más a mediano plazo”. Su motivación trasciende la efervescencia inicial o escapando del largo confinamiento de la etapa inicial de la pandemia. Ahora, en cambio, dice Rozenblum, “comparan pros y contras, cotejan precios e inscriben sus hijos para el año que viene”.
El fenómeno no debe medirse solo por el número de radicaciones sino por los perfiles de quienes arriban, pues se trata de empresarios y de población económicamente activa
Francesca Magno, gerenta de la división de Residencia e Inmigración del estudio de abogados y de asesoramiento tributario Andersen explicó al medio uruguayo que “la estabilidad jurídica, económica y política hace de Uruguay un diferencial desde hace años, pero ahora esto tiene un valor extra que aprecian no solo argentinos, sino también europeos, canadienses y personas provenientes de EEUU. Además, Magno estima que el “boom” continuará y señala que el fenómeno no debe medirse solo por el número de radicaciones sino por los perfiles de quienes arriban, pues se trata de empresarios y de población económicamente activa.
Otra fuente citada es Juan Carlos Sorobigarat, dueño de una inmobiliaria, quien agregó que quienes llegan a Uruguay ya no lo hacen solo por el verano o para descansar, sino motivados por la residencia fiscal y por el control que hizo el gobierno uruguayo de la pandemia.
Un ejemplo muy concreto del peso del aluvión argentino es que el próximo 7 de octubre se inaugurará la “Torre Trump”: el 80% de los departamentos ya está vendido y el 60% a ciudadanos argentinos. Algo similar, agrega el artículo, pasa en el complejo Le Parc, que ya planificó su quinta torre.
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