El Banco Central extendió las restricciones para importar establecidas en la comunicación A 7532, sancionada el 26 de junio pasado. La medida había endurecido las condiciones necesarias para acceder al mercado de cambios con el fin de pagar importaciones, achicando cupos mensuales y poniendo el foco sobre las compras de empresas.
Según explicó la entidad en un comunicado, “el Directorio del Banco Central dispuso prorrogar hasta el 31 de diciembre próximo la distribución del cupo mensual vigente para importar y la obligatoriedad de financiar a 180 días las importaciones que se cursan a través de las SIMI B”.
Esas medidas, según la mencionada comunicación, habían sido sancionadas únicamente por un trimestre y en principio iban a regir hasta el 30 de septiembre. El fundamento de la extensión residía en que esos meses serían los más complejos en términos cambiarios ya que el BCRA debía afrontar fuertes pagos por la importación de energía. Pese a que ese gasto ya comenzó a reducirse, el Central extendió las restricciones por lo que resta del año.
“La decisión del Banco Central es evitar atacar este problema desde la reducción de la demanda o un salto devaluatorio. Por eso se incrementó el financiamiento de importaciones. Esto nos puede ayudar a superar esta dificultad que nos trae, especialmente en los meses de invierno, la importación de energía. Esperamos reducir el impacto de las importaciones en los próximos meses y acumular reservas. Cuando baje el consumo de importaciones de energía, vamos a volver atrás con esta medida”, señaló el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, al sancionar la medida.
El fundamento de la recortar importaciones hasta el 30 de septiembre residía en que esos meses serían los más complejos en términos cambiarios ya que el BCRA debía afrontar fuertes pagos por la importación de energía. Pese a que ese gasto ya comenzó a reducirse, el BCRA extendió las restricciones por lo que resta del año
En junio, el acceso a los dólares para la importación estuvo en el centro de la escena cuando la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner criticó la existencia de un “festival de importaciones”, al mismo tiempo que el BCRA se veía imposibilitado de acumular reservas, un objetivo esencial para controlar el tipo de cambio y, además, uno de los compromisos asumidos por la Argentina en el acuerdo con el FMI.
“No es que nos falten, la economía argentina produce dólares que se evaden de muchísimas formas: hay un festival de importaciones. Y creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente Banco Central, ministerio de la Producción -que administra el comercio exterior, autoriza las importaciones-, AFIP en la Aduana, porque fija los precios de referencia y controla que no haya sub y sobre facturación. Y el BCRA. Eso tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo”, señaló la Vicepresidenta en junio apuntando contra funcionarios de su Gobierno que, en su mayoría, hoy ya dejaron sus cargos.
La comunicación de fines de junio obligó a las empresas -sobre todo a las más grandes- a conseguir financiamiento de parte de bancos, entidades del exterior, casas matrices o de sus propios proveedores a la hora de hacer parte de sus pagos. Estableció, según el tipo de importación, plazos de financiamiento obligatorio de entre 180 y 360 días para gran parte de las importaciones, aunque con excepciones. Las pequeñas y medianas empresas tienen un trato más beneficioso, al igual que las compras de bienes de capital, como las maquinarias y otros equipos destinados a la producción.
El plazo de 180 días había sido dispuesto en junio para frenar el “festival de importaciones” que había criticado la Vicepresidenta
Las “SIMI B” a las que alude el escueto comunicado del BCRA se refieren a las autorizaciones de importación de bienes que están sujetos a Licencias no automáticas (LNA), medidas de regulación del comercio exterior. Se trata de las compras al exterior más difíciles de autorizar al tramitarlas ante el Gobierno. Pero, paradójicamente, hasta junio tener una SIMI B era sinónimo de paso libre por el mercado cambiario ya que el BCRA entendía que ya venían revisadas y autorizadas por ese ministerio.
Esas SIMI (sigla de Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones con la que se designa el trámite en el ámbito del comercio exterior) pueden acceder al mercado de cambios recién a los 180 días del despacho de la mercadería. Con ese extenso plazo, el BCRA se propuso atenuar el “festival de importaciones”
La necesidad de obtener financiamiento en ese plazo, (por ejemplo, que su proveedor espere ese tiempo para el pago, entre otras variantes) dificulta muchísimo las compras de este tipo de importados, los que más controles tienen, ya que no todas las empresas cuentan con quien les financie ese pago en moneda extranjera además de que suma un costo financiero a la operación. Al mismo tiempo, golpea cualquier tipo de adelanto “por las dudas” de importaciones.
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