La Secretaría de Comercio que comanda Matías Tombolini y la Unión Industrial Argentina (UIA) tuvieron este miércoles un primer cara a cara que tuvo como tema central la restricción a las importaciones de insumos y maquinarias, que entre los ejecutivos fabriles aparece como el tema más urgente en su relación con el Gobierno. El Poder Ejecutivo le pidió a los industriales que anticipen un plan de uso de dólares hasta fin de año y que perfilen su necesidad de divisas para 2023 antes de permitir una flexibilización en el flujo de divisas para ese sector.
En un almuerzo que tuvo lugar en la sede de la entidad fabril, que se extendió por espacio de dos horas y que desde ambos lados consideraron positivo, Tombolini acudió con su equipo de funcionarios encargados de la administración del comercio exterior pero también a los que tienen a su cargo elseguimiento de las cadenas de valor locales, que estudian el proceso de formación de precios desde la primera instancia en la producción hasta que llegan a las góndolas. No fue una presencia casual, ya que la cuestión de la dispersión de precios es uno de las cuestiones que Tombolini llevó al encuentro para discutir con los popes industriales.
El Gobierno le pidió a los industriales que anticipen un plan de uso de dólares hasta fin de año y que perfilen su necesidad de divisas para 2023
Los ejecutivos fabriles, por su parte, aseguran que están “apretados” porque trabajan con un horizonte de certeza de insumos importados muy corto, que en algún caso incluso llega a ser de una semana, según afirmaron dirigentes sectoriales a Infobae. “Importan con dólar a $140 pero tienen precios como si el dólar estuviera a $300″, mencionaron en tanto desde un despacho oficial, como una crítica al sector.
El último día de septiembre vencerá el plazo del último gran reajuste de las trabas al pago al contado de importaciones que estableció el Banco Central y se prevé que pueda extenderse hasta fin de año, aunque una posición de divisas más cómoda en las arcas de la autoridad monetaria -entre otras razones, por la aceleración de liquidación del complejo sojero y aportes de organismos internacionales para reforzar reservas- también podría implicar un relajamiento de ese set de controles y una canilla al menos un poco más generosa para abastecer a un sector demandante de dólares para importar.
El presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja señaló que “le acercamos al secretario de Comercio una visión integral de problemáticas del comercio exterior y los casos más críticos que recabamos. Nuestro objetivo es encontrar soluciones para que la industria cuente con insumos, repuestos y maquinarias. Y de esta manera no se corten los procesos productivos: la Argentina necesita que todas las industrias continúen produciendo, invirtiendo y exportando”.
Acompañaron a Tombolini el secretario de Política y Gestión Comercial Germán Cervantes, encargado del frente externo, por la subsecretaria de Políticas para el Mercado Interno Anastasia Daicich y la subsecretaria de Acciones para la Defensa de las y los Consumidores Lucila Bueti.
“El encuentro fue positivo y dio tranquilidad en cuanto al suministro y llegada de suministros industriales, que es donde se va a poner el foco” (Cabrales)
A lo largo de las dos horas de almuerzo, todos los sectores industriales presentaron ante los funcionarios sus perspectivas, sus problemáticas y urgencias, que en la mayoría de los casos está ligado al ritmo importador. Según pudo reconstruir Infobae, Tombolini mencionó que la administración de las divisas será “austera” hasta fin de año pero que esperan en 2023 poder flexibilizar algunas de las restricciones.
“Hablamos sobre los planes de producción, quedó la idea de seguir trabajando. ellos saben las necesidades del Gobierno sobre los dólares”, mencionaron cerca del secretario de Comercio. Habrá, en lo sucesivo, mesas de trabajo sector por sector. Algunos industriales eran incluso optimistas: “Seguramente vamos a llegar a un acuerdo”, se esperanzaba un ejecutivo.
El encuentro entre Tombolini y el comité ejecutivo de la UIA “fue positivo y dio tranquilidad en cuanto al suministro y llegada de suministros industriales, que es donde se va a poner el foco”, dijo a este medio el dirigente industrial Martín Cabrales. Cerca del secretario de Comercio afirmaron que la reunión fue de presentación y que tuvo un tono más protocolar que de definiciones, ya que se trataba del primer contacto entre ese organismo y la UIA.
Tombolini destacó que fue “una reunión productiva, donde el sector pidió enérgicamente que la Argentina destine los dólares que produce por la vía de sus exportaciones a la producción y no a la ventaja de unos pocos vivos, que va en detrimento muchas veces de las compañías que generan trabajo en nuestro país”.
En la UIA detectaron que sus últimos números de actividad devuelven un escenario de “desaceleración suave”. Algunos datos oficiales ya muestran esa tendencia. La industria manufacturera reflejó, en ese sentido, en sus números de julio el impacto de la crisis cambiaria tras la salida de Martín Guzmán y el fuerte salto de los dólares paralelos, que llegaron a orillar los $350. Se sumó, además, el efecto del último reajuste de controles a las importaciones que restringió el pago al contado de compras de insumos al exterior.
“Nuestro objetivo es encontrar soluciones para que la industria cuente con insumos, repuestos y maquinarias. Y de esta manera no se corten los procesos productivos” (Funes de Rioja)
De acuerdo a los datos que dio a conocer este miércoles el Indec, la actividad fabril tuvo una contracción mensual de 1,2% en comparación con junio, más allá de que en términos interanuales tuvo aún una mejora de 5,1 por ciento. Para el caso de la construcción, el número fue positivo, de 2,2% intermensual.
Otro dato relevante que mide en su sondeo mensual el Indec tiene que ver con lo que llama la “tendencia-ciclo”, que permite observar de forma menos coyuntural cuál es el envión o el freno que muestra el sector manufacturero. En ese plano, en julio ese indicador fue negativo por primera vez en un año y medio (-0,4%), lo que podría preanunciar una nueva etapa en la actividad fabril para los próximos meses.
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